Toda persona que se dedica a reseñar discos, libros o algún otro objeto artístico, va a estar expuesta a los debates y cuestionamientos de parte de sus lectores o espectadores. Les pasa a youtubers muy reconocidos dedicados a la difusión de música metal cuando reseñan un álbum con un puntaje bajo, como a Manuel Amusia, Federico Solari, Selena González de Mundo Female Fronted... El tipo de comentarios de los fanboys enfurecidos, siempre son iguales: "¿Quién sos vos para cuestionar a X artista, si nunca grabaste un disco en tu vida?", "Todo lo ves mal, sos un amargado, un atrevido por meterte con X banda, que son una leyenda", "Andá a escuchar a Piñón Fijo, cómo vas a criticar a Tuomas Holopainen, Nightwish grabó un discazo, no sabés nada de música"....
Y sino, son insultos y descalificaciones personales como los que recibió Amusia en su canal cuando se metió con las vacas sagradas del heavy metal o Ángela Arcade, la booktuber colombiana, cuando reseñó de manera honesta las novelas juveniles "Maravilloso Desastre" de Jamie McGuire y "After" de Anna Todd. La llenaron de insultos y tuvo que borrar las reseñas. ¿Les parece bonito eso? A mí no.

Mara Vázquez, del canal The Marulina
La censura y el escarmiento de parte de los fanboys, los fanáticos dogmáticos de un artista, también la sufrió Mara Vázquez, una coach vocal y youtuber argentina muy reconocida (su canal se llama The Marulina), cuando reseñó una performance vocal de una famosísima cantante latinoamericana (se atrevió a decir que la señora hizo playback, que no estaba cantando en directo). Los fanáticos, la destrozaron, la atacaron tanto que la pobre Mara les juró a sus espectadores que nunca más iba a reseñar nada de ésta mujer. Le dijeron de todo: que era una arrogante, una engreída, una envidiosa, que no era nadie para criticar a su ídola, la llenaron de descalificaciones personales porque no se bancan una sola crítica, aunque sea constructiva, hacia su cantante favorita.
Yo le escribí a Mara en su momento y le di mi apoyo, le dije que su trabajo valía mucho (su canal es muy bueno) y que como la profesional que es, tiene derecho a decir lo que piensa de la dichosa cantante, por más que sea una superestrella de la música pop latinoamericana y mundial. Mara en ningún momento dijo que la artista era mala o criticó su música, solamente aclaró que estaba haciendo playback y los fanboys de la señora, casi la linchan por eso.
Cuando
reseñar un disco de manera honesta es una mala idea...
Cersei
Lannister vs los fanboys de Epica
En menor medida que a éstos
reseñistas que publican en canales grandes y populares de YouTube, yo también
tuve lectores descontentos e indignados por la crudeza y honestidad de mis
reseñas, sobre todo, cuando publicaba en El Portal del Metal,
una web con interacción inmediata, con usuarios registrados que ingresaban
todos los días al lugar y comentaban casi todas las reseñas que se publicaban. Una
de las discusiones más ásperas que tuve fue con Magic Rock, un
usuario español que se enojó muchísimo conmigo por mi reseña del disco "Omega" de
los holandeses Epica. Al álbum, lo califiqué con un 7, rescaté su lado
positivo, pero también marqué sus debilidades, que las tenía. Conozco muy bien
la discografía de ésta banda como para dar una opinión personal y subjetiva,
por supuesto, no hay verdades absolutas en esto.
¿Saben cómo reaccionó el amigo Magic? Fue muy maleducado y grosero conmigo, ahora no recuerdo sus palabras exactas, pero lo que hizo fue buscar trifulca, pelea. No era la primera vez. Mi respuesta ante sus cuestionamientos fue la siguiente: "Epica no va a dejar de llenar teatros ni vender discos por lo que yo escriba acá. Si no te gusta cómo reseño, no me leas. Yo tengo derecho a dar mi opinión". Para eso, me había ganado el carnet de reseñista. Yo no publicaba en una revista de música importante, sino en un nicho virtual para los metaleros de Hispanoamérica, un nicho muy querido y valorado por mí, porque allí los que escribíamos teníamos total libertad para poner un disco en el cielo o hundirlo en el infierno.

Esto va para los fanboys o los lectores escandalizados e indignados ante mi manera de reseñar (que son algunos en particular, aclaro): los que se horrorizan ante mis reseñas, se nota que nunca leyeron una reseña negativa de Stalker, El Marqués, Marcapasos, BurnRain, Jackie, Metal Priest... mis colegas de El Portal. En aquella web, algunos se metían conmigo porque era joven y mujer, pero no lo hacían con gente como Stalker, que era un veterano curtido que los "molía a palos" a los trolls o a los fanboys cuando lo atacaban por una puntuación o crítica negativa que le hacía a alguna banda.
Por eso extraño tanto El Portal. Porque los que reseñábamos allí éramos honestos, sinceros, no cobrábamos un euro o un peso por escribir reseñas, pero eso nos daba libertad intelectual. Lo hacíamos por amor a la música, no por dinero. No éramos ningunos aduladores o "chupamedias" de las bandas. Cuando un grupo hacía las cosas bien, recibía elogios de nuestra parte. Si el disco era malo, lo expresábamos con argumentos. Yo aprendí a reseñar leyéndolos a ellos, a los veteranos o a los más jóvenes, y esa manera de analizar discos o libros, la trasladé aquí.
Lo que quiero decir con todo esto, es que al lector que se indigne, se enoje, se escandalice, por lo que yo escribo cuando reseño discos o libros, le aconsejo que no entre más a mi blog, que deje de leerme. Por más enfados, pataletas y rabietas que tengan algunos fanboys de los artistas que reseño, yo no voy a cambiar mi forma de analizar música o literatura porque a algunos no les guste cómo lo hago.

No voy a volver a justificar, por enésima vez, porqué le doy una calificación baja a un disco o a un libro. No voy a intentar evitar que algunos lectores se ofendan porque dije que "X" escritor que vende muchos libros me parece malo, que lo que hace no es digno de llamarse "Literatura", no me voy a poner a dar una clase de Teoría Literaria para explicarles a los que no estudiaron Letras o Filología lo que es la literalidad, el lenguaje literario, los procedimientos, el extrañamiento y el efecto estético. No voy a enseñarles formalismo ruso a los que no lo estudiaron, porque no abrí éste blog para eso. Al que le guste cómo escribo de Literatura, bienvenido sea.
Al que se ofenda, se enfurezca, quiera ponerme en una hoguera por ser honesta respecto a los libros que leo y no ser una aduladora y una falsa, una hipócrita, lo invito con elegancia a retirarse, ya sabe donde queda la puerta de salida de mi blog, estimado lector o lectora.
Si esperan que afirme que todos los discos que escucho son hermosos, bonitos, maravillosos, obras maestras, que lo único que importa es el trabajo duro del músico y no el resultado, están leyendo reseñas en el lugar equivocado.
El privilegio que tengo de que no me paguen por mis reseñas, es que puedo decir lo que pienso de verdad, aquí tengo absoluta libertad de expresión a la hora de reseñar un disco o un libro.
Prefiero la honestidad profesional, intelectual, antes que
venderme al sistema y adular de manera irracional o desmedida a ciertos artistas para conseguir beneficios. No juzgo a los que lo hacen, a veces es gente que tiene que vivir de esto y ganarse la vida, no le queda otra, porque tienen un alquiler que pagar o familia que mantener. O que prefiere cerrar los ojos ante la verdad y obtener beneficios económicos o personales a costa de adular a ciertos músicos famosos (invitaciones al backstage, cenas con los artistas, acreditaciones gratuitas para los conciertos, entrevistas exclusivas, etc.).
Mentir es más redituable que ser honesto y sincero a la hora de reseñar música.
Yo no escribo por el reconocimiento o la cantidad de lectores. Estoy muy agradecida de corazón con las 700 o 1000 personas que me leen por mes, que se tomen su tiempo para leer lo que yo escribo aquí, es algo que valoro de verdad. Lo dije muchas veces: yo no escribo por vanidad, ni para cosechar admiradores (por algo uso seudónimo) sino porque me gusta y me despeja de otras obligaciones laborales.
Éste es un mensaje para los
lectores que están disconformes con mis reseñas: éste es MI blog,
entonces, yo tengo derecho a escribir lo que se me dé la gana de los
artistas que reseño, siempre que lo haga con educación y respeto. Si se me
antoja expresar que determinados escritores son malos y destrozar sus libros,
lo voy a hacer. ¿Saben por qué? Porque son autores consagrados a los que lo que
opine una chica argentina desconocida en la web, no va a perjudicarlos en nada
en su carrera literaria. ¿Qué les hace a Stephenie Meyer, a E.L.James o a
Elísabet Benavent una reseña negativa mía? Nada, absolutamente nada. No van a
dejar de vender libros y ganar mucho dinero porque yo diga que sus novelas no
me gustan.
Publicar y vender libros no es hacer caridad, es un negocio que deja muchísimo dinero, en algunos casos. Meyer y James se hicieron multimillonarias gracias a sus novelas. Los músicos y los escritores no nos están regalando nada, nos cobran por sus discos y sus libros. Si yo voy a desembolsar mi dinero (que me cuesta mucho ganarlo) en uno de éstos objetos culturales, tengo derecho a dar mi opinión, porque pagué por ellos. ¿No le gustan mis argumentos, no está conforme con mi postura? Le aconsejo algo, estimado lector fanboy: deje de leerme.
¿Por qué
metal sinfónico... si no le gusta a nadie?

Haggard, banda alemana de metal
sinfónico
En El
Portal, algunos heavies me cuestionaron que me dedicara a reseñar metal
sinfónico, una música a la que consideraban artificial, pomposa, "de
mujeres", indigna de ser escuchada por
heavies machotes como ellos, que encima, tenía un público minoritario en la
web. En otros lugares, alguna vez me acusaron de ser una engreída o
perfeccionista por ser admiradora de la pianista Tori Amos. Yo creo
que cada cual es libre de escuchar la música que se le dé la gana y
de valorar lo que considere importante respecto al género que le guste.
El gusto por la música, es muy personal y subjetivo. Yo no le recomendaría a nadie venir a cuestionarme el tipo de música que escucho, que me gusta y sobre todo, la manera en la que reseño. No hay reseñistas mejores que otros, cada cual tiene su estilo. Éste es el mío. Al blog, traje discos de diversas calificaciones: 6,7,8,9,10. Hay discos con un puntaje muy elevado y críticas positivas, yo no soy una hater. Eso sí, mentiría si dijera que todos los álbumes que traigo son perfectos, porque no necesariamente, deben serlo. Pero si yo voy a hacer una crítica de un disco, tengo que tener un criterio de comparación.

Ya comenté que cuando empecé a
reseñar en El Portal, recibí muchas críticas. Había un usuario que
siempre me apoyaba como reseñista y me animaba a seguir adelante. Un veterano
de Latinoamérica que me dijo, por privado que esa era mi manera de
reseñar, que nunca iba a dejar a todos los lectores conformes. Para
él, cada persona era única e iba a percibir un disco de una manera diferente,
consideraba que nadie podía venir a enseñarme cómo tenía que evaluar un
álbum. Que no debía agasajar a las bandas para dejar a los lectores
contentos y felices. A él le gustaban mis reseñas porque decía que
estaban muy bien contextualizadas, que no era nada fácil poner en palabras
los sentimientos que te genera escuchar un disco y que yo, a mi manera, lo
lograba. Por supuesto que le agradezco sus elogios, pero la verdad es que a mí
me faltaba mucho para mejorar como reseñista, porque era principiante y hacía
lo mejor que podía.
Lo que más me sorprendió años después fue enterarme de que éste usuario, era un periodista profesional que publica reseñas de música en medios gráficos internacionales hace más de 20 o 30 años. Y que entrevistó varias veces a Tarja Turunen, mi ídola. No me lo dijo él, me enteré por otras personas. No voy a revelar su identidad, porque respeto su privacidad. Él era un veterano curtido que escucha metal hace más de 35 años y cuya casa estaba repleta de discos en formato físico. Sabe mucho más que yo de música y de periodismo. No siempre estábamos de acuerdo, a veces teníamos diferencias, pero le estoy eternamente agradecida por sus consejos y su ayuda en momentos difíciles.

En fin, el motivo por el cual escribí esto, es porque más de una vez me sucedió que algún lector, admirador de ciertos artistas, se enojó conmigo por mis reseñas. A ésta altura de mi vida, no voy a cambiar mi manera de escribir. Por ejemplo, para mí, la literatura va más allá de "contar historias". Sí, narrar una historia está muy bien, pero me parece importante analizar de qué manera lo hacen los escritores (que es lo que hacían los formalistas rusos). No me pidan que califique como Literatura a libros como "Cincuenta Sombras de Grey" de E.L.James o las novelas de Elísabet Benavent, porque no lo voy a hacer. En mi vida como lectora, leí a los clásicos, a los autores que me permitieron conocer un panorama de lo que sí tiene calidad literaria (y de reconocer lo que no la tiene). Tuve la suerte de tener excelentes docentes, todos académicos que trabajan en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, ubicada en la famosa calle Puán, del barrio porteño de Caballito. Ellos me otorgaron una educación literaria muy sólida, por lo cual les voy a estar agradecida toda la vida. No me pidan que reseñe como alguien que no estudió ésta carrera, porque no lo puedo hacer. Nadie se libra de la educación que recibió, aunque se resista.
Yo no tengo nada contra los bestsellers, hay escritores de éste tipo que me encantan, como Stephen King o J.K.Rowling. Pero dejemos de ser buenistas e inocentes: hay libros buenos y libros malos. Hay escritores excelentes, buenos y otros que son mediocres. Dejemos de querer quedar bien con Dios y con el Diablo. Cuando hablé de la novela de Benavent y me referí a su escasez de lenguaje literario, a lo vulgar que es para escribir escenas eróticas, no pretendía que escribiera como Marcel Proust, Góngora o Borges. Me refería a la desautomatización del lenguaje, algo que la señora no logra en sus novelas. ¿Qué es esto? Voy a citar la IA, porque hoy estoy un poco perezosa y no tengo ganas de agarrar mis libros de teoría literaria:
"La desautomatización es
un concepto del formalismo ruso, particularmente de Víktor Shklovski, que describe
el acto de volver lo familiar en algo nuevo y perceptivo. Consiste en
romper las convenciones del lenguaje y la percepción para que el lector o el
individuo vea el mundo y las palabras como si fuera la primera vez, lo
cual es el objetivo principal del arte y la literatura para hacer que el
lenguaje sea más artístico y menos automático."
Cuando hablaba de lenguaje
literario, pensaba en Bajtín, un lingüista y un crítico extraordinario.
Cito:
"Para Bajtín, el lenguaje
literario es una forma especial de enunciado, un acto comunicativo concreto y
dialógico que siempre está dirigido a un interlocutor y se inserta en un
contexto social e histórico. Se caracteriza por su heterogeneidad y su
carácter responsivo, ya que responde a discursos previos y, a su vez,
genera respuestas en los futuros enunciados, configurando un diálogo perpetuo
entre el texto, el lector y otras obras literarias."

Fernanda Melchor escribió una novela extraordinaria, "Temporada de Huracanes", en la cual el lenguaje de los personajes es crudo, a veces explícito, pero se ajusta a la clase social de los personajes (sociolecto), que viven inmersos en un lugar marginal, peligroso, repleto de violencia. La autora mexicana recrea con maestría la jerga de sus personajes, que no siempre es poética y bonita, pero que le otorga una fuerza narrativa a su novela, que la convierte en Literatura en estado puro. Con mis críticas a Benavent, quise decir que hay formas y formas de escribir erotismo. Tal vez, a otra persona le encantan sus novelas y no le molesta el vocabulario de su autora, yo no puedo decir lo mismo. Ésta mujer, jamás va a ser una escritora tan buena como Melchor.
La calidad de una novela no se mide por el lenguaje poético o literario del autor, sino en cómo lo usa, en qué contexto y circunstancia. Un delincuente, un adicto a las drogas, como lo son algunos personajes de "Temporada de Huracanes" no va a hablar igual que una señora burguesa de la Inglaterra victoriana. Aún así, recuerden algo: que un libro esté escrito con palabras bonitas y elegantes no garantiza que sea bueno. Eso solo no alcanza para que tenga calidad literaria.

Lo último que voy a mencionar al respecto, es que aunque yo no hubiera estudiado Letras, Filología o como se llame, tengo todo el derecho del mundo a dar una opinión sincera, honesta, escrita con argumentos, sobre los discos que escucho y los libros que leo. Al que se sienta ofendido por mis palabras o perciba herida su susceptibilidad, le aconsejo que deje de leer mis reseñas y de entrar a mi blog. Si pretende que cambie, va muerto, como decimos en Argentina. Al que no le guste cómo reseño o se horrorice porque no califique con un diez todos los discos que traigo acá o que no llene de cumplidos y alabanzas a todos los escritores que leo, está leyendo reseñas en el lugar equivocado.
Al que no esté contento con mis reseñas, al que se enoje y se escandalice por mi honestidad, amablemente y con mucha dulzura, le muestro, otra vez, donde queda la puerta de salida.
Muchas gracias por su tiempo,
saluda atentamente,
la Cersei Lannister de las reseñas
sinfónicas, villana orgullosa de sus reseñas y de su capacidad de
pensamiento crítico, especialista en enfurecer a los fanboys de
los artistas. Yo no soy una oveja, sino una loba (como me describieron una
vez) cuando me atacan, muerdo y araño fuerte.
Nota al pie:
¿Qué es un fanboy?
(Magic Rock
era un fanboy de Epica, que no les quepa la menor duda)
Un "fanboy" es un hombre
que siente una admiración obsesiva e irracional por algo o alguien, ya sea una
marca tecnológica, un videojuego, un cómic o una celebridad, y suele
defenderlo incondicionalmente sin aceptar críticas, a menudo
interactuando de manera apasionada con otros seguidores en comunidades
específicas. El término también se puede extender al ámbito femenino con
"fangirl".
Características principales de un
fanboy:
Lealtad incondicional: Defiende
su objeto de afecto hasta más allá de la razón y la lógica, sin admitir que
pueda ser defectuoso.
Obsesión: Su fanatismo por un tema
o producto es intenso y a menudo se considera una devoción casi
religiosa.
Pertenencia a una subcultura:
Interactúa activamente en comunidades con otros "fanboys" o
"fangirls" que comparten sus mismos intereses y defendiendo
su "verdad absoluta" sobre el tema.
Inflexibilidad: No acepta críticas
sobre la marca o el producto que le gusta, considerándolos superiores a la
competencia en todo momento.
Ejemplos comunes de
"fanboys":
Cultura pop: Seguidores fanáticos
de sagas de libros, videojuegos o películas que los defienden contra cualquier
crítica.
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