"No es lo suficientemente formalista...." Porque yo también, me equivoco
Un comentario breve acerca de mi reseña de "La isla de la Mujer Dormida" de Pérez-Reverte
Hoy voy a escribir de algo que me sucedió hace poco. Una anécdota personal que ayuda a explicar, otra vez, porqué cuando reseño un libro o un disco, lo hago de determinada manera. A lo largo de mis años como reseñista, mis escritos muchas veces provocaron la indignación y ofensa de algunos lectores, que sintieron su susceptibilidad herida por mis descarnadas y honestas opiniones. A veces, la gente espera que uno escriba una reseña favorable sobre su músico o escritor preferido y cuando no lo hace, se enoja y se decepciona. No se dan cuenta que un texto de este tipo es una opinión subjetiva y personal, que no es la verdad absoluta. No siempre vamos a poder coincidir en los gustos con los demás, porque cada persona, ya sea lector u oyente, es un mundo. La anécdota que prometí contar, la voy a dejar para el final de éste artículo. Primero, tengo ganas de comentar algunas cosas sobre una reseña muy extensa que publiqué hace poco.
La isla de la Mujer Dormida: una reflexión sobre mi reseña
El último libro que reseñé aquí fue la nueva novela de Pérez-Reverte, "La isla de la Mujer Dormida" (Alfaguara, 2024). No volveré a reseñar otro en mucho tiempo, porque por cuestiones personales, hasta el año próximo, no podré hacerlo, debido a obligaciones laborales y familiares. Desde septiembre u octubre, tampoco pude leer mucha ficción, así que no tengo demasiado que decir al respecto. La cuestión es que, esa reseña, me llevó un trabajo arduo y muchísimo tiempo. Casi tres semanas. Terminé con los ojos rojos, secos, cansados, de tanto darle a la tecla. No sólo fue eso, sino que buscar las citas pertinentes de la novela, transcribirlas, encontrar imágenes que acompañaran el texto... fue difícil. Corregirla entera y asegurarme de que no hubiera errores gramaticales y de ortografía -a veces se me escapa alguno, errar es humano-, también. Blogger no es como Word, en ése sentido.
El apartado de la escena que no me gustó, lo reescribí tres o cuatro veces, hasta que publiqué la versión final. Tratando de ser lo más respetuosa y profesional posible, lo menos hiriente y cruel, sin faltar a la verdad de lo que opinaba al respecto. Intentando ser sincera, honesta, con mi análisis del libro. Para mí, nunca es fácil reseñar a Pérez-Reverte. Porque adoro a ése hombre, a ése escritor, con todo mi corazón. Fueron sus libros, los que me acompañaron en momentos muy duros, difíciles, de mi vida. Perfectos analgésicos de tinta y papel que no quitaban ni eliminaban las causas del dolor, pero que ayudaban a soportarlo, a tolerarlo mejor. Les juro, estimados lectores, que “La isla de la Mujer Dormida”, fue la crítica más difícil que escribí en toda mi vida.
Yo tengo una ventaja, a la hora de reseñar: lo hago gratis. Nadie me paga por escribir acá y reseñar artistas. No trabajo para una revista ni tengo un jefe de redacción que me tire de las orejas por publicar una crítica negativa de un músico o escritor famoso. Eso, me da menos difusión, menos lectores, pero sí me otorga mayor libertad de expresión.
Y no hay nada que yo valore más en el mundo que eso, ser libre de expresar lo que opino acerca de un objeto artístico, algo que, debido al uso de las redes sociales, cada día corre más peligro en la actualidad. ¿Por qué? Por culpa de algunos fans tóxicos del artista en cuestión que llegan hasta insultar y desacreditar al youtuber o reseñista que se atreve a decir que el último disco de cierta banda, no les convenció y no les gustó. Un ejemplo reciente es la polémica que generó “Yesterwynde”, el último disco de los finlandeses Nightwish. Los admiradores más acérrimos de Tuomas Holopainen no aceptaban que alguien comentara que la última obra de su venerado teclista, no estaba a la altura del legado del grupo. Yo amo a ésta banda finesa con todo mi corazón, hace 12 años ya, pero cuando reseñé el disco, no lo hice como una fanática dogmática, sino como una admiradora con pensamiento crítico. Porque sino lo tuviera, no valdría nada como reseñista musical. No tendría que publicar ni una sola reseña. No serían dignas de ser leídas.
Parte 1. Destrozando a Epica: la reseñista que no le tenía miedo a los fanboys enfurecidos. Y que también... se equivocaba.
Cuando publicaba en El Portal del Metal, algunos reseñistas éramos demoledores con determinados discos y el administrador de la web, jamás nos censuró por ello. Al contrario, nos alentaba a eso, a que fuéramos incisivos, críticos, honestos, con nuestras opiniones. “¿Quieren ser un poco picantes con los textos? Adelante, háganlo”, nos decía, en privado. Ese tipo de críticas, eran las que más generaban debate entre los usuarios y lectores, a veces, estaban de acuerdo con la calificación del reseñista y en otras ocasiones, no. Es más, hasta se quejaban cuando el texto publicado no estaba a la altura de lo que esperaban.
Yo tuve que reescribir mi reseña del “Decipher” de After Forever, porque un usuario me dijo que “lo que yo escribí, no era lo que él esperaba leer en El Portal”. “Escribiste que “Decipher” es una obra maestra pero no nos explicaste porqué”, me espetó. Y varios usuarios coincidieron con él. Mi texto, no era lo suficientemente bueno. Por supuesto que me dolió mucho en su momento, pero al final, me di cuenta de que él tenía razón.
Éste chico, quería que diera lo mejor de mí, y yo, por torpeza, por querer publicar rápido, por no tomarme el tiempo necesario para elaborar bien los textos, no logré escribir una crítica que lograra conformar a los lectores. Uno de los errores que más cometía cuando recién empezaba a reseñar era publicar dos o tres veces por semana -con tal de estar en la portada de la web, junto a mis colegas-. Eran críticas escritas a toda velocidad, de manera casi técnica, reiterativa, superficial… No eran buenas. Yo no estudié periodismo, entonces, contaba con una evidente desventaja ante mis colegas que sí lo hicieron, como mi colega venezolano Kaleidoscope.
Por supuesto que esto me lo criticaban, la calidad despareja de mis reseñas, a menudo no directamente, y yo, terca como era, me enojaba mucho…. Pero ellos, los lectores, tenían razón. Tardé en reconocerlo y admitirlo, porque tenía mi orgullo herido, yo no era tan buena reseñista como pensaba… El administrador de la web, cuando evaluó la primera crítica que le envié, me dijo que yo “tenía condiciones”. Por eso pasé el “examen” a la primera (hubo colegas que los rechazaron dos o tres veces antes de darles el carnet) pero me faltaba experiencia, práctica y por eso me equivocaba con frecuencia. Y algunos de mis lectores, no tenían piedad conmigo. Que fuera joven y que fuera mujer, daba igual.
Era una más de ellos, de los reseñistas y a veces, no estaba a la altura de lo que esperaban. Algo predecible, por supuesto, cuando no me formaron para eso, sino para escribir papers y monografías repletos de citas de otros críticos literarios y académicos cada dos párrafos. En la carrera de Literatura/Filología, tu opinión subjetiva importa muy poco. Lo que vale es el renombre del crítico literario en el cual te apoyás para sostener tu hipótesis o tesis. Por lo tanto, lo que yo estudié en la facultad no me ayudaba, en ése sentido, a ser una mejor reseñista musical. Aunque me molestó mucho en su momento, ahora pienso que mis lectores y algunos colegas hicieron bien en marcarme éstos errores, porque que me halagaran todo lo que escribía, no me hubiera ayudado a mejorar la redacción de mis reseñas.
En aquella web, había un compañero, un reseñista, un chico joven que siempre puntuaba alto todos los discos y todas las novedades -y nunca contestaba los comentarios, por cuestiones personales- y en nuestro fuero interno, los demás colegas nos reíamos un poco de él, porque... no siempre se puede quedar bien con Dios y con el diablo. Él no quería que ningún fan se le enojara por criticar lo nuevo de Iron Maiden y de Accept, por ejemplo, no deseaba enfurecer a la horda de veteranos que le comentaban en la web... Porque los metaleros, cuando se ponen en plan dogmático e híper fanáticos de una banda, son de temer. Pueden llegar a ponerse muy agresivos cuando alguien dice algo que no les gusta de su grupo favorito.
Nunca me voy a olvidar la manera en la que me saltaron al cuello por mi reseña de "Omega" de los holandeses Epica. ¿Cómo yo iba a atreverme a escribir que Mark Jansen no innova, que sí, que el disco estaba bien, pero era "más de lo mismo" y que la señora Simone Simons, en lugar de tanto maquillaje y campañas para L'Oreal Holanda, debería ponerse a practicar canto de nuevo, porque al lado de sus colegas, deja bastante que desear como vocalista en directo? Tuve que batirme a duelo por esa reseña. Y créanme una cosa: no me arrepiento. Porque el disco lleve el nombre de “Epica” no voy a calificarlo con un 10 porque sí. A unos titanes del metal sinfónico como a los neerlandeses, les voy a exigir más que a las bandas menores. Le di un aceptable 7 a “Omega”, lo que provocó la indignación de los seguidores más acérrimos del grupo, que me la expresaron en los comentarios.
Una vez, por privado, la única colega y amiga mujer que tenía allí me dijo que "tenía ovarios" -perdonen la expresión, pero estoy citando- para escribir cómo lo hacía. No lo aprendí sola ni por ósmosis, por supuesto. Eso me lo enseñaron los "maestros" de esa página web, reseñistas veteranos que llevaban más de 20 o 30 años escuchando rock y heavy metal. O si no, de algunos que eran más jóvenes, pero que tenían un olfato infalible para reseñar discos de manera crítica y constructiva. Sus nicknames son El Marqués, Stalker213, Garfunkel, Hawkmoon, Marcapasos, BurnRain... Los metaleros que frecuentaban ésa página, los conocen de sobra.
Por eso me gustaba tanto leer El Portal, porque era el único lugar de Internet donde encontraba reseñas de mis bandas preferidas escritas con honestidad, con agudeza, con perspicacia, sin limitaciones, sin censura. Debido a ese motivo yo quería publicar ahí y gracias al apoyo de mi hermana y del administrador de la página, cumplí el sueño de reseñar allí. Y no se crean que siempre fue grato y bonito, a veces viví momentos lindos y otros feos, dolorosos, hostiles. Pero estoy muy agradecida de haber tenido esa experiencia, porque hoy en día, no podría escribir cómo lo hago y tampoco hubiera conocido a los amigos de diferentes partes del mundo que también publicaban y comentaban allí, en un lugar donde nos reuníamos a conversar sobre nuestra pasión en común: la música heavy metal.
Parte 2. Porqué no me gusta leer escenas eróticas donde las mujeres les pegan a los hombres
Pero volvamos a la novela nueva de Pérez-Reverte. Todo el que me lee sabe que es un autor que quiero y sigo con devoción. Es un escritor al que leo hace varios años, del que conozco bien la mayoría de su bibliografía como la palma de mi mano y que, en privado, hasta lo llamo "Arturito", con picardía y le digo a mi hermana, cuando hablamos de él, con humor: "me voy a leer al amor de mi vida". Es más, a veces, lamento que éste señor tenga 73 años y no 35 o 50, pero bueno, la vida es así de cruel. 😅
Por ese motivo, porque admiro tanto su obra y sé de lo que este autor español es capaz, fui tan dura con él en la reseña de su novela nueva. Porque a un veterano como Reverte, no lo voy a evaluar como a un escritor novato, como a un autor joven. Le voy a pedir la excelencia, le voy a pedir lo mejor.
"La isla de la Mujer Dormida" es una novela muy buena, hermosa, preciosa, la parte de la aventura está escrita de una manera magnífica, al autor se le notan los años y la experiencia que lleva en su oficio. Sin duda la recomiendo, pero no considero, como dicen algunos periodistas famosos, que sea perfecta y una obra maestra. Ojo, cada lector es un mundo y si algunos llegaron a esa opinión, me parece bien. Y les digo algo, estimados lectores: no me arrepiento de una sola palabra que haya escrito en aquella reseña. Lo hice de la manera más profesional posible, porque yo no quiero ser una mentirosa, una hipócrita, una aduladora. Para mí, sería más cómodo, más conveniente, tirarle flores a la novela completa. Pero estaría faltando a mi "ética profesional" y no puedo hacerlo. Como lectora, no le haría ningún bien al autor adulando todo lo que hace sin tener pensamiento crítico.
No se crean que fue bonito y placentero "pegarle así" a uno de mis escritores preferidos. Lo único que no me gustó de la novela, fueron las escenas eróticas. No quedé conforme con ellas. En realidad, con una sola. ¿Saben por qué? Porque yo tenía muchas expectativas con ellas, conociendo de lo que Pérez-Reverte es capaz como escritor. Habiendo leído y disfrutado tanto con las que escribió en La Reina del Sur, La carta esférica, El italiano, El tango de la Guardia Vieja... me esperaba una escena así. Una escena en la que los protagonistas demostraran ternura, pasión, erotismo, pero no que se den golpes en la cara. A eso, yo no lo encuentro placentero ni estimulante.
Ojalá que en la próxima novela que escriba, Reverte no cometa los mismos errores que en La isla de la Mujer Dormida. Si tiene que escribir una escena de sexo, que lo haga con más detalle, con más detenimiento, no a las apuradas. Si hay una historia de amor en la novela, que le otorgue el lugar que le corresponde, aunque sumen un par de páginas. Y si la protagonista es una mujer que sufrió mucho en la vida, luego de que su amante se dedicó a complacerla, que no le dé bofetadas ni lo golpee en la cara, porque eso, no es coherente ni verosímil con lo que nos cuenta sobre ella en el resto del libro. Voy a agregar una cita de un lector de la aplicación Goodreads, que también reseñó ésta novela. El señor se llama José Alfredo y esto es lo que escribió al respecto:
“Reverte no defrauda. Este es un tema recurrente en el autor cartagenero: las operaciones encubiertas en el entorno de la Guerra Civil ('El italiano'. la serie 'Falcó'...). En este caso, los nacionales montan una operación en Grecia para sabotear los barcos que, desde Rusia, navegan por el mediterráneo transportando material bélico para el ejército rojo.
Como novedad, inserta en la ecuación la relación de y con una pareja que vive un amor marchito y con una relación muy extrema y perturbadora desde el punto de vista sexual.
Si tengo algún pero que ponerle, se me ha hecho corto. He echado de menos que se hubiera profundizado más en la relación que mantiene el barón Katelios con Lena, su esposa, y también, quizás, saber más de la vida anterior de Jordán. En este aspecto el libro nos cuenta sólo lo necesario para el desarrollo de la trama que se limita a contar los acontecimientos de los meses que duró la operación bélica. En este caso, al menos yo, si me hubiera gustado que se profundizara un poco más en los sentimientos, aunque sabemos que Reverte es un tipo duro y le va más la acción. Así y todo, uno más recomendable.
Me gustaría que, aunque tuviéramos que esperar un par de años, Reverte profundizara un poquito más en sus historias, parece que el principal objetivo es que cada mes de Octubre haya un nuevo libro en el mercado y en esto nos arriesgamos a parecer, con todo el respeto siendo cosas muy diferentes, a Arguiñano que, de cara a Navidad, reedita sus mismas recetas cambiando portada y título.”
Ya lo ven. No soy la única lectora malvada y aguafiestas que hizo esta observación. A veces, creo que sería más útil para los escritores profesionales no solamente leer lo que dicen los periodistas de los periódicos famosos, sino que también lo que opinan sus lectores. Porque éstos últimos, no siempre los van a adular para quedar bien y a tirarles flores. Van a ser honestos, tengan razón o no. A mí, como a José Alfredo, también se me ha hecho corta la parte de la relación amorosa de Lena y Miguel Jordán y sobre todo, las escenas de sexo. Por eso, le di cuatro estrellas a la novela y no cinco, que es el diez.
Pero volvamos a la única escena erótica de “La isla de la Mujer Dormida”. Empieza muy bien, porque la primera parte, es hermosa. Contundente, apasionada, emocionante. Me recuerda un poco a la de Andrés Faulques y Olvido Ferrara de “El pintor de batallas”. En ése sentido, Reverte lo ha hecho muy bien. Pero el problema, es lo que viene después. Las bofetadas, los cachetazos al amante de parte de la protagonista femenina, que, en lugar de mejorar la escena erótica, terminan por arruinarla. Porque yo, al menos, como lectora, no disfruto leyendo algo como esto. Yo, esperaba otra cosa. Y sí, no puedo evitar sentirme decepcionada y hasta sentir bronca, porque ésa, no debería haber sido Lena Katelios. Que ella se comporte así es un error grave que no puedo dejar de lado ni cuando leo la novela ni al momento de reseñarla.
¿Qué debería haber hecho, haber mentido, para dejar a todos los lectores, los fans de Reverte, contentos? No, no me nace. Lo siento mucho si algún lector susceptible se enojó conmigo por esto. Pero no voy a cambiar mi postura para complacer a nadie. La reseña, la escribí con todo respeto hacia el autor y a su obra. Pero les estaría faltando el respeto de verdad a mis lectores y a mí misma, si hubiera mentido para quedar bien con todo el mundo.
Ya sea por su temática o por los personajes, La isla de la Mujer Dormida era una novela que yo esperaba con ansias. Es un libro muy importante para mí, a nivel personal. Pero lamentablemente, el autor no supo ponerse en la piel de Lena en la única escena erótica del libro. Que un personaje actúe de manera idéntica a cómo lo hacen otros, no siempre funciona. Que la baronesa Katelios se comporte como Mecha Inzunza y Eva Neretva, no es funcional a la historia. No es verosímil. Cuando leí ésa parte, no podía creer que a un escritor veterano como Reverte esto se le escapara de las manos.
Yo había escrito acerca de esto en mi artículo "El vendedor de libros", publicado en éste blog. Era una de las cosas que más temía de ésta novela nueva:
"a la protagonista de la novela nueva me la imagino parecida a Mecha Inzunza, pero más dulce, más tierna. Sin golpes, arañazos o violencia en las escenas de sexo".
Tengo la arrogancia de citarme a mí misma, eso fue lo que escribí. ¿Y saben qué fue lo que hizo Pérez-Reverte en “La isla de la Mujer Dormida”? Cometió el error que yo rogaba que evitara: que Lena, el principal personaje femenino, golpee a su amante, el marino Miguel Jordán, en la única escena erótica de la novela. Yo puedo querer mucho a éste escritor, pero como lectora, no tengo una venda en los ojos. Éste tipo de personaje, la baronesa Katelios, requería de otro tipo de escenas eróticas. Aplicar la misma fórmula que con Eva Neretva o Mecha Inzunza, en mi opinión, no dio resultado. Y lamentablemente, con todo el dolor de mi alma, nunca me va a gustar esa escena, la de la casa de Syros. Porque a mí, no me agrada leer cosas de este tipo, aunque sea en una obra de ficción. No me gustaban ni siquiera en El tango de la Guardia Vieja, aunque comprendía porqué la protagonista, Mecha Inzunza, se comportaba así. Pero meter a Lena Katelios en el mismo saco que a la aristócrata española, es un error grave, muy grave. Puede que sean parecidas en cuanto a lo apasionadas e intensas en la intimidad, pero no son iguales.
Será que yo, en cuanto al sexo, soy una mujer con gustos más "normales", más convencionales. No me "prenden" ni me estimulan ni los golpes, ni la violencia. No me erotiza para nada dejarle la cara marcada de un cachetazo al hombre que deseo y que me gusta, al contrario, soy de las que los acarician como si fueran algo sagrado. Tal vez, hay lectores a los que la escena entre Lena y Miguel Jordán, les gustó o no les desagradó. No fue mi caso. Y creo que mis afinidades en cuanto a leer éste tipo de erotismo, son muy personales y que nadie debería ofenderse por eso ni tomárselo a mal. Sería lo único que me faltaba. Que algún fan del autor se enoje conmigo por no alabar una escena en la que la protagonista, se excita con la violencia física. No estoy juzgando moralmente, eh. Cada cual, sabrá lo que le gusta en cuanto a las prácticas sexuales. Pero a una mujer como yo, jamás le va a causar gratificación leer una escena erótica así en una novela.
Para mí, pegarle bofetadas a un amante, no es demostrar pasión. La pasión se demuestra de otra manera. ¿Saben por qué me enojé tanto leyendo esa escena? Porque, a diferencia de Mecha Inzunza -que no me cae tan simpática, las "señoras bien" a mí, nunca van a caerme simpáticas, porque tengo algo que se llama conciencia de clase, como dirían Marx y Lukács 😁-, a Lena Katelios, como a Teresa Mendoza, le tengo un cariño especial. Por eso esperaba que, en las escenas eróticas, Lena fuera feliz junto a su adorado marino Jordán. Yo quería leer algo similar a las partes eróticas de "El italiano".
Reitero, Pérez-Reverte se esmeró muchísimo en la construcción de éste personaje femenino, hizo lo mejor que pudo, seguro que tuvo la mejor intención y se lo valoro, pero no logró capturar su esencia en cuanto a su comportamiento en el sexo. Sí lo consiguió en el resto del libro, con auténtica maestría. Pero en ésta faceta tan personal e íntima de Lena, no pudo. Y por mucho que lo intente, la escena de la casa de Syros, no me gusta ni me convence. No me provoca placer estético cuando la leo. Al contrario, me enoja, me da bronca y pena, porque yo esperaba otra cosa.
Claro que sé que es muy cruel escribir esto sobre uno de mis escritores preferidos. Es como decirle a un amante con el cual tuviste sexo, que no lo hizo bien, que no es tan bueno en la cama como él cree, que no quedaste satisfecha y contenta, que no estás conforme con su desempeño en estos territorios tan carnales e íntimos. Es un golpe duro y soy consciente de esto. Pero mentir, reitero, no me nace.
Sé que Pérez-Reverte lo hizo lo mejor que pudo, pero en ésta ocasión, en este aspecto de la novela, no fue suficiente. Porque errar es humano, y hasta un autor consagrado como él, puede equivocarse. Sobre todo, por escribir esa escena, la de la casa de Syros, cómo a él se le ocurrió y como le gustaba y no pensar, en cómo era de verdad su protagonista femenina. En lo que ella, Lena, hubiera preferido en un momento tan íntimo y erótico.
Arturo escribió esa parte como lo haría un hombre y no una mujer, sobre todo, una mujer lastimada, herida. Ni Eva Neretva ni Mecha Inzunza tenían las cicatrices y el dolor inmenso que la baronesa Katelios llevaba impresos en el cuerpo y en el corazón. ¿De verdad, les parece verosímil que un personaje como Lena, le va a pegar a un amante bueno que se dedicó a complacerla, con la vida horrorosa que tuvo? ¿Tan malvada, tan reseñista gruñona soy por hacer ésta humilde observación? ¿De verdad creen que, con la soledad, la tristeza que ésta mujer padecía, iba a tener fuerzas y ganas para pegarle en la cara a Miguel Jordán? ¿Les parece que un personaje como Lena Katelios va a disfrutar una cosa como esa, considerando que es una mujer casi muerta? Tendría que estar agradecida de la vida de encontrar a un amante generoso, tierno y eficiente como Jordán.
¿Significa esto que "La isla de la Mujer Dormida" es una mala novela? No, para nada. Es una novela muy buena. Excepto, por una escena. El que me lee, debe tener algo en cuenta: yo no soy una lectora común y corriente. A mí me entrenaron para analizar la literatura de determinada manera y por mucho que me resista y que lo intente, yo nunca voy a poder librarme de la educación que recibí. A veces me sale la filóloga o profesora de Literatura rabiosa que llevo en las venas y no puedo morderme la lengua respecto a lo que no me gusta de un libro o una novela.
Por este motivo, a los escritores profesionales, les desagradan los críticos literarios, sobre todo, cuando les hacen una reseña negativa de sus novelas o directamente, la ignoran. Porque a ningún escritor reconocido o no, le gusta que le marquen los errores. No debe ser nada fácil ni lindo recibir críticas cuando la mayoría de la prensa habla maravillas de tu obra y nadie, casi ningún periodista, se anima a hacerla (aunque lo piense), a escribir una reseña negativa, o tal vez no, pero sí a expresar que algo del libro no les convenció, ya sea porque le tiene miedo a la respuesta del autor o porque tal vez, recibirá una buena bronca de su jefe de redacción o editor, del medio en el cual trabaja. Es más cómodo, más fácil, políticamente correcto y hasta cobarde, ser un adulador, lo que en Argentina llamamos "un chupamedias" y quedar bien con todo el mundo.
¿Saben porque yo publicaba en El Portal del Metal y no en otras webs de música? Para que no me pasara lo que les ocurrió a algunos de mis compañeros. A dos o tres, les ofrecieron trabajar para otros medios, revistas conocidas. Pero la condición era esta: no podían escribir una sola reseña negativa sobre la banda en cuestión. De los discos, se hablaba bien o no se publicaban las críticas. Porque una reseña negativa, no le cae simpática a los dueños de las discográficas, a los mánagers, a los músicos de las bandas. Y a la revista, lo que más le importa, es ganar dinero y tener buenos contactos en la industria musical. No la honestidad profesional.
"No es lo suficientemente formalista".... porque yo también, me equivoco y recibo críticas.
Hace unos meses, comenté que iba a exponer un trabajo académico, una ponencia de la novela de Pérez-Reverte, "El pintor de batallas" (Alfaguara, 2006) en la universidad donde estudié. El evento, el pequeño Congreso sobre Literatura, se hará dentro de poco. Escribí diez páginas sobre éste libro, que recibió varias correcciones de los docentes a cargo de la mesa en la cual voy a participar. La primera observación que recibí, fue acortar los ejes. Me dan 10 minutos o 15 como máximo, no podía extenderme más de la cuenta. De acuerdo, comenté. Recorto la ponencia y guardo el resto del borrador, como me sugirió uno de mis antiguos profesores, para publicarlo en alguna revista literaria, algún día.
Luego, envié el segundo borrador del trabajo, para que me lo corrigieran. Me llevó mucho tiempo y dedicación escribirlo, fue duro porque me había desacostumbrado a escribir papers, ponencias académicas, a respetar las normas APA, a analizar un texto como ellos, mis antiguos docentes, requieren y exigen. ¿Adivinen a quién le marcaron como diez errores y comentarios en rojo, en su anhelada ponencia sobre "El pintor de batallas"? A su querida reseñista, que por más título universitario que tenga y años que se haya quemado las pestañas estudiando en la facultad, puede equivocarse y meter la pata, pero meterla mal.
Les voy a comentar, algunos de los errores graves que cometí y que menos mal que me los marcaron, antes del evento: "Regular el uso de citas", "Las citas no van en cursiva, llevan letra tamaño 10, 1cm de sangría a la derecha y a la izquierda", "no tiene que ser un análisis temático, sino formalista: centrate en la analepsis y en la intertextualidad", "no tenés que resumir la novela", "esa conclusión es digna de la reseña de un blog", "esta cita no viene a cuento, estás repitiendo lo anterior", "tal autor retoma a Genette, no define el concepto".
Letras, Filología, Literatura, no es una carrera para gente que se ofenda rápido por recibir críticas constructivas. Cuando te equivocás, literalmente, te "pegan fuerte", no te dejan pasar un sólo error. Es el perfeccionismo y la frialdad de la Academia. Todavía me acuerdo de la profesora que me descontó dos puntos en una monografía sobre el Quijote porque cité mal el libro, por no respetar el título de la novela según las normas APA. Y era una tontería, sobre la fecha de edición, pero no me lo perdonaron.
¿Se piensan que a mí no me dolió que me dijeran que mi análisis no era "lo suficientemente formalista"? Con eso mi docente, me dijo que "lo hice mal" y me sugirió a que reorganice el texto y escriba un texto de acuerdo a lo que me están pidiendo para participar en el evento. Y yo, le hice caso y corregí todos los errores, lo mejor que pude. Porque la universidad -o mejor dicho, los profesores que tuve allí- a mí me enseñó eso: a tener humildad. A saber que podés equivocarte y que está bien que te lo marquen para no volver a tropezar de vuelta con la misma piedra.
"¿Sabés que pasa, hija? Vos sentís pasión por Reverte. Y tenés que escribir el trabajo de manera fría, como son ellos. Como te lo piden. Vos te dejás llevar por el corazón y los sentimientos. Hacelo como te lo dicen los académicos.", me aconsejó mi madre. Y tiene razón.
"Si querés estudiar un mágister, un posgrado, vas a tener que reforzar tus conocimientos de teoría literaria. Si no, te va a costar mucho escribir una tesis", añadió. Más sabe el diablo por viejo que por diablo, decía el Viejo Vizcacha en el Martín Fierro de José Hernández. Y es que mi madre, todavía puede recitar cualquier estrofa de éste poema épico argentino casi de memoria.
Palabras finales: voy a imitar a Niña Pastori
Tal vez, yo no soy lo suficientemente buena para ser una académica. Pero mis docentes, me inculcaron algo de lo que, por desgracia, ya no puedo librarme: la frialdad y a veces, la crueldad, con la que analizo los textos literarios, se las debo a ellos. No sé si es algo bueno o algo malo, pero la formación que recibí, explica por qué reseñé La isla de la Mujer Dormida cómo lo hice y el motivo por el cual ni siquiera pude tener un poquito de piedad, con uno de los escritores -y personas- que más adoro en la vida. Escribir ese apartado, no fue algo que me causara alegría y placer, al contrario. Pero no me quedó otra.
Lo siento mucho, Arturo, te juro que no fue personal ni con la intención de lastimar o hacer daño. Solamente estaba haciendo mi trabajo de la manera más honesta y profesional posible. Adoro la novela de Lena Katelios y Miguel Jordán, pero, por favor, no más bofetadas en las escenas de sexo. No, al menos, de parte de una mujer derrotada que se está muriendo por dentro, porque yo, no disfruto para nada leyendo eso. No es una cuestión moralista ni puritana. Solamente que no encaja con un personaje como la baronesa Katelios. Lo que más pena me da, es que yo me quedé esperando leer una escena erótica como la de El italiano o la de La Reina del Sur. Tal vez no en una novela, pero sí en un cuento o nouvelle. Como el de "La primera vez", al que cortó justo en la mejor parte. Y parece que me voy a quedar con las ganas. 😔
Por último, que haya sido dura con la reseña de "La isla de la Mujer Dormida" -sólo en un apartado, porque el resto de la crítica, fue muy positiva, no se queden solamente con mi lado gruñón- no significa que no voy a seguir leyendo a Pérez-Reverte, hasta el día que me muera, voy a seguir amando la literatura de éste señor. Da igual que metiera un poco la pata en la última novela, yo también me equivoco. Y mucho. Ya ven, no analizo "El pintor de batallas" de una manera "lo suficientemente formalista".
Y si pudiera, seguiría el ejemplo de la cantante española Niña Pastori, me llevaría a Arturo Pérez-Reverte a cenar conmigo, para hablar de literatura por horas con él. Eso sí, no me da el target, el salario, para Casa Lucio, pero bueno. En Argentina, no cobramos el salario precisamente en euros. Sería la envidia de todas las demás comensales al tener como compañero de mesa a un hombre tan inteligente, talentoso y elegante. Total, que toda la vida es sueño y los sueños, son.
Ya sea con la música o con la literatura, es bueno no fanatizarse e idolatrar a equis artista. Y evidentemente vos no tenés ese problema… Podés amar a Nightwish, podés amar a Reverte; pero no tenés una incondicionalidad acrítica. Y eso es bueno. Muy bueno. Porque denota carácter y criterio propio. Algo que se trasluce a otros ámbitos de la vida, como el de la política y la religión, donde el “fanatismo” tiene consecuencias serias; y no sólo a nivel personal, sino colectivo. Y, hoy en día, percibo que la gente está muy fanatizada y carente de profundidad. Se “tatúan” algo y lo defienden sin miramientos; porque se definen a través de aquello de lo que son fanáticos...
ResponderEliminarEn fin, ¡que tengas mucha suerte con tu exposición!
¡SALUDOS!
Hola Diego, muchas gracias por tus palabras. Comparto con vos, aunque hay gente que sí se fanatiza e idolatra a los artistas y que cuando lee una reseña en la que se les critica algo, se enojan muchísimo. Me pasó a mí, a veces me sigue pasando y también a muchos reseñistas musicales, se ve mucho en YouTube, eso, en los comentarios de los videos de canales como el de Selena González, Amusia, El Cuartel del Metal, entre otros.
ResponderEliminarAsí es. Amo a Nightwish y amo a Pérez-Reverte, pero no soy una fanática, sino una admiradora. No quiero ser una mentirosa ni una aduladora. Hubiera sido más fácil alabar la novela completa de Reverte, pero no pude. Bueno, es cierto que siempre tuve carácter y criterio propio, lo que me llevó a pagar un precio alto, también. Porque muchas veces, los que "escalan" en determinados ámbitos, son los aduladores, los "chupamedias", como decimos acá en Argentina. A algunos, no les resulta simpático que yo escriba como lo hago acá, que le cuestione o critique algo a Nightwish, a Reverte o al que sea... Me da igual. De música y literatura, tengo autoridad para hablar del tema. De otros ámbitos, no.
Comparto, el fanatismo por la política y la religión son muy peligrosos, al punto de que llegaron a ocasionar guerras, masacres, tragedias... El problema es que la gente lee muy poco y por eso es manipulable. O mira poco cine, tiene pocas referencias culturales. No hace falta ser historiador o académico, pero hay una cita de Marx, que la toma de Hegel que a mí me gusta mucho: “La historia se repite, primero como tragedia, después como farsa”. La usó Clara Usón en su novela "La hija del Este" y es una verdad grande como una casa. La historia se repite. Cuando presenté la ponencia de "El pintor de batallas", dije: "Vengo a hablar de la guerra y de los Balcanes. Otra vez. Es un tema que sigue vigente, sobre todo, por la guerra de Ucrania".
Así es, estoy de acuerdo. La gente se deja llevar por los sentimientos, por los dogmas, se fanatizan con los ídolos y no profundizan, porque es más fácil dejarse llevar por al corriente que tener pensamiento crítico, leer, informarse o adquirir cultura. Mejor dicho, imposible. Es una actitud muy de la adolescencia, ¿no? Definirse a través de algo de lo que son fanáticos...
Muchas gracias por la suerte y la buena onda. Demoré en contestar, justamente por eso. No sólo expuse yo, sino que me quedé toda la tarde en la universidad para oír las ponencias de mis compañeros, algunas, estuvieron magníficas. Extrañaba tanto eso. Terminar la facultad fue como quedarme huérfana. Más ganas me dio de estudiar un magíster, un posgrado. Ahora no puedo hacerlo, tampoco el año que viene. Pero ojalá, que algún día, pueda…
Respecto a la exposición, mis compañeras me dijeron que lo hice muy bien y mi profesor, (que me corrigió todos los errores antes del evento) me comentó que la ponencia, la última versión que le mandé, había quedado correcta y adecuada a lo que ellos me pedían. Sentí un poco de nervios, pero no tanto como la primera vez que defendí un trabajo en una Jornada así. A mis compañeras les gustó mucho cómo analicé la relación entre la novela y las pinturas, las fotografías mencionadas. Fue un momento muy especial e importante para mí, haber podido hablar de una novela que amo tanto y de un escritor al que admiro y valoro como Arturo.
ResponderEliminarPor eso te digo, si bien le critiqué algunas cosas de su novela nueva, mirá si lo amo a Reverte que expuse sobre él, arriesgándome a que me rechazaran el trabajo, porque a menudo no cae simpático en la Academia por lo políticamente incorrecto y polémico que se muestra a veces como personaje público. Y sobre todo, por ser un bestseller, algo que históricamente, en el ambiente universitario de Literatura/Letras/Filología, se critica mucho y se desprecia. Lo popular y masivo, no se valora. No gusta. No deja de ser una carrera muy conservadora y elitista.
Para mí, fue un honor y un orgullo haber hablado sobre la novela más personal, cruda y autobiográfica de Reverte en la universidad. Y fue un análisis formalista, bien académico, pero le puse todo el corazón y la pasión que siento por su literatura. Los que fueron, no se aburrieron con mi exposición. Salió bien y estoy mucho más aliviada y tranquila, porque la verdad, es que estaba oxidada, desacostumbrada y tenía mis resquemores... Pero ya no soy una estudiante, sino una profesora que ejerce su profesión y por eso tengo mucho más seguridad que antes... Y me recibieron muy bien mis ex compañeras del Comité... Contentas de verme volver. Eso no tiene precio.
Muchas gracias por tu comentario. ¡Saludos!
Pues me alegro de que tu ponencia haya salido bien y se hayan cumplido tus expectativas y las de tu auditorio… ¡Bravísimo!
Eliminar“De música y literatura, tengo autoridad para hablar del tema”. ¡Epa! Frase fuerte, esa. ¡Jaja!
En efecto, vivo en carne propia lo que comentás de los fans enojados. Ya que tengo un canal de YouTube donde publico reseñas; y nunca falta quien se indigna por mis comentarios/opiniones, jeje. Te dejo el link: https://www.youtube.com/@power_fortress/videos
Por cierto, había tomado nota de lo que me dijiste hace tiempo (eso de que participaste en el podcast El Sauna del Hype) y recién el finde pasado lo busqué… Y escuché los de Nightwish y Kamelot. Así que, teniendo en cuenta eso, ¡quién sabe! En el futuro podríamos colaborar, jeje.
¡SALUDOS!