Homenaje a Dubravka Ugrešić

 


Cuando se muere un escritor que uno admira y que leyó con auténtica devoción, te acomete un dolor intenso. Eso fue lo que me sucedió en marzo de este año cuando me enteré del fallecimiento de la autora croata Dubravka Ugrešić (1949-2023), quien murió en Ámsterdam, Holanda, a los 73 años. Uno de sus editores comentó que llevaba tres años luchando contra una grave enfermedad. En vida, ella no lo hizo público y soportó el dolor con auténtico estoicismo eslavo, partió de este mundo acompañada por sus amigos y su familia, que eran su hermano y su sobrina. 

Dubravka nunca se casó ni tuvo hijos. Dedicó su vida entera a su carrera académica y literaria, primero en su país natal, la antigua Yugoslavia y luego en Ámsterdam, Países Bajos. Profesora de Lengua y Literatura Rusa, Doctora en Literaturas Comparadas por la Universidad de Zagreb, fue escritora, ensayista y traductora. Era especialista en literatura rusa, vivió un tiempo en Moscú cuando realizaba una investigación para sus estudios de posgrado sobre la vanguardia de aquel país. Fue docente de Teoría Literaria en la Universidad de Zagreb por más de veinte años. También enseñó en universidades alemanas y norteamericanas, como profesora invitada. El éxito en su país natal le llegó con su colección de cuentos "Steffie Speck in the Jaws of Life" (1981) , y con la novela Fording the Stream of Consciousness (1988) con el que ganó el premio NIN y otros certámenes en su país. Fue la primera mujer yugoslava en conseguirlo. También se realizó una adaptación al cine de "Steffie Speck" en 1988. Según un colega, entrevistado por Isabel Núñez en el libro Si un árbol cae (Alba, 2008), Dubravka era una verdadera estrella de la literatura, hasta que llegaron las Segundas Guerras Yugoslavas (1991-1995) y comenzaron los problemas para ella.


En 1992, tras oponerse al régimen nacionalista del presidente croata Franjo Tudjman y tomar una postura antibelicista, Dubravka Ugrešić fue perseguida y hostigada en la prensa croata junto a otras cuatro intelectuales (entre ellas, la socióloga y periodista Slavenka Drakulić)  llamada "bruja", "traidora" y "enemiga de Croacia" ; perdió su puesto de trabajo en la Facultad de Teoría Literaria de la Universidad de Zagreb, sus libros fueron prohibidos, "cancelados", quemados y se convirtió en una "traidora a la patria", tras negarse a identificarse étnicamente como croata cuando tuvo que pedir su nuevo documento de identidad.

Periodistas afines al gobierno y a las políticas de Tudjman difamaron en el semanario Globus a Ugrešić y a sus colegas intelectuales, llamándolas  "brujas de Río" y alentando el vandalismo y la violencia contra ellas, por haber denunciado en una reunión del Club PEN Internacional en Río de Janeiro las violaciones masivas de mujeres bosnias en las guerras yugoslavas. Además, estas intelectuales habían pedido que la próxima reunión no se celebrara en Dubrovnik, en señal de protesta por la persecución del nuevo régimen a periodistas e intelectuales opositores. Para colmo, estas mujeres eran académicas feministas, estaban a favor del aborto y eran laicas, todo lo contrario del ultranacionalismo y catolicismo que predicaba el gobierno croata de aquel entonces.

Ugrešić nació en 1949 en Kutina, Croacia. Hija de una inmigrante búlgara y un padre serbio que fue partisano en la Segunda Guerra Mundial, se posicionó públicamente en contra de los conflictos bélicos que enfrentaban a ciudadanos de diversas etnias y religiones -que habían vivido tranquilos durante la etapa comunista yugoslava- antes de que el país saltara en pedazos a partir de 1991. Esto le costó el exilio, ser persona non grata en Croacia y que sus libros no fueran publicados allí, además de ser "limpiados" de bibliotecas, universidades e instituciones educativas. 

Si bien volvía algunas veces al año a visitar a su madre en Zagreb, nunca más volvió a residir en Croacia, sino que se instaló a mediados de los noventa en Ámsterdam, Holanda, donde vivió hasta su muerte. Allí ambientó su magnífica novela "El Ministerio del Dolor" (Anagrama, 2006) , de tintes autobiográficos, en la que narra la historia de una profesora de literatura croata que les enseña lengua y literatura yugoslava a un grupo de jóvenes exiliados de la ex Yugoslavia en la Universidad de Ámsterdam. Una novela extraordinaria, en la que la narradora, Tanja Lucić, recupera las voces de sus estudiantes que provenían de diferentes países y eran distintas etnias. En un mismo aula se juntaban croatas, bosnios musulmanes, serbios... los que se fueron de sus lugares de origen huyendo de la guerra, los bombardeos y la locura nacionalista. De las cuatro novelas que leí de Ugrešić, (las pocas que están traducidas al español), ésta es mi favorita. 



A pesar del reconocimiento de la crítica literaria y de haber ganado varios premios prestigiosos por sus libros de ensayos y novelas (hasta fue candidata al Nobel y finalista del Man International Book Award), nunca llegó a ser una bestseller y a vivir exclusivamente de la literatura, sino que compaginaba la docencia y el periodismo literario con la escritura. Se consideraba una escritora de "clase económica" y la verdad es que tampoco estaba dispuesta a adoptar un estilo literario más accesible y popular para conquistar un mercado de lectores más amplio. Vivió y escribió bajo sus propias reglas y era muy crítica con la industria editorial, a la que acusaba de haber destruido la verdadera literatura.

Era una académica de pura cepa, para leer ciertas novelas suyas es necesario ser un lector experto y entrenado, no es una literatura comercial y masiva, sino que está claramente influenciada por los trabajos de los formalistas rusos y la vanguardia rusa, mezclaba géneros literarios con una maestría formidable, como en el caso de Zorro, Babá Yagá puso un Huevo y El Museo de la Rendición Incondicional, todas ellas editadas por el sello español Impedimenta.  En estas novelas, encontramos una mixtura entre autobiografía, ficción y ensayo. Quizás la más rupturista sea El Museo..., en el que Dubravka narra las peripecias de su exilio berlinés y rememora su infancia en la Yugoslavia comunista, en la ciudad de Kutina, la relación con sus colegas académicas en Zagreb y algunos viajes que realizó por su trabajo. Memorable el episodio con el gigoló portugués en Lisboa... Es una novela experimental, curiosa, repleta de simbolismo e imágenes fragmentadas, en la que la ciudad de Berlín es una de las principales protagonistas. 

Lamentablemente, sus primeras obras no fueron traducidas al español, solamente están en inglés, como la mayoría de sus libros de ensayos. Se la estudió mucho en Estados Unidos, especialmente por sus análisis del postcomunismo en su país natal y por sus críticas demoledoras al nacionalismo. Hace poco, Editorial Impedimenta tradujo por primera vez al español Ficcionario Americano, uno de sus libros de ensayos sobre su estadía en USA durante los años 90, cuando fue invitada por la UCLA a impartir un curso.  

La periodista, ensayista y escritora croata Slavenka Drakulić autora de la magnífica y cruda novela Como si yo no estuviera (en la que narra las violaciones masivas de mujeres en campos de concentración del ejército serbio en Bosnia-Herzegovina durante la Guerra de los Balcanes) fue una de las intelectuales que se pronunció respecto del fallecimiento de su colega: 


"Murió Dubravka Ugrešić. Era de mi generación. Hace mucho, mucho tiempo le leí a mi hija su libro infantil "Mali plamen", luego nos reímos juntas en Štefica Cvek en Ralje života (y vimos una excelente película de Rajko Grlić basada en su novela). Luego vino la guerra y nuestra facilidad para cambiar para siempre. Compartimos la suerte de "brujas" perseguidas, cada una partió a su propia emigración exterior o interior, al igual que nuestros demás compañeros.

Ser escritor, expresar la propia opinión en voz alta, ni siquiera hoy es una suerte. No éramos amigas, pero nos conocimos en eventos literarios. Continué leyendo sus libros, esperando siempre con interés a la nueva "Baba Jaga". El mundo reconoció sus valores literarios e intelectuales porque fue verdaderamente grande e importante. Ella fue especialmente importante para esta pequeña literatura en esta pequeña lengua en este pequeño país donde nació por casualidad, como todos nosotros. El mundo la amaba y el público croata, siempre y cuando. Sin embargo, tuvo una audiencia numerosa y leal. Quizás sólo su partida nos hará tomar conciencia del vacío que dejó." 


Si a Dubravka le hubieran otorgado el Premio Nobel, toda su obra estaría siendo traducida al español. Pocos autores supieron retratar el exilio y la desintegración de Yugoslavia como Ugrešić. Ignorada y despreciada en los círculos literarios oficiales de su país natal, estudiada y admirada en otros países europeos y del mundo, leyéndola uno conoce las voces de los que decidieron irse porque sentían que "su patria ya no era su patria". Y sobre todo, el precio que se paga por haber mantenido una ética y moral personal en tiempos convulsionados, por  levantar la voz contra los poderosos y no venderse al establishment como otros intelectuales de su tierra que se subieron al carro del ultranacionalismo y alentaron los discursos bélicos de los Tudjman y los Milosevic de turno. A cambio de beneficios económicos, por supuesto. Una mujer valiente e íntegra que "tomó su escoba y decidió volar" antes que quedarse en un lugar donde la querían obligar a olvidar y renegar de su pasado yugoslavo y a borrar la cultura de un país multiétnico con ciudades que eran cosmopolitas, como Sarajevo. En el año 2002, recibió un premio por preservar la dignidad de la literatura durante las guerras balcánicas de 1991-1995 por el PEN* Center de Sarajevo, Bosnia-Herzegovina. 



Leí todas las novelas traducidas al español de esta autora, que no son muchas, tampoco tuvo una producción muy prolífica: cinco novelas, una colección de cuentos cortos y varios libros de ensayos, un género en el que se destacó notablemente y por el que obtuvo premios internacionales. Su inteligencia, agudeza y sentido del humor se destilaban en sus escritos, solo pude leer "No hay nadie en casa", (traducido y editado por Anagrama), pero me quedé con ganas de leer otros títulos suyos, como "Gracias por no leer", (La fábrica) "La edad de la piel" y "Ficcionario Americano", los últimos dos, publicados por la editorial independiente Impedimenta. Dubravka era una observadora fantástica de la cultura popular y del devenir de la industria editorial y cultural, en sus textos mezcla anécdotas de la vida cotidiana con referencias al cine, a la literatura, a la inmigración, a la situación de su antigua patria... Dicen que para comprender lo que pasó en los Balcanes en los '90 hay que leer al Nobel Ivo Andrić (imprescindibles El puente sobre el Drina y Crónica de Travnik) y también me atrevo a recomendar la obra de Dubravka Ugrešić, una de las escritoras más brillantes de aquella convulsionada tierra. 

De Zorro (Impedimenta, 2019), puedo decir que es un homenaje conmovedor a su amigo Bojan, una mezcla de autobiografía con ficción y reflexión sobre el estado actual de la literatura, sobre la historia del escritor ruso Boris Pilniak, un libro desconcertante y atrevido, experimental. Un libro al que le podés sacar mayor ventaja si tenés formación académica en literatura o sos escritor, como le pasó a Camila Sosa Villada cuando lo leyó y recomendó. 

Respecto a "Babá Yaga puso un huevo" (Impedimenta, 2020), se divide en tres partes, la primera es una narración autobiográfica sobre la vejez y el cuidado de su madre en sus últimos meses, la segunda, una novela corta de ficción repleta de humor e ironía, y la tercera, un breve ensayo sobre la historia mitológica de Babá Yaga, una bruja del folclore popular ruso. Sin duda, es la más humorística, afilada y divertida de sus últimas obras. No tiene la melancolía y la tristeza de sus obras del exilio, como El Ministerio del Dolor y El Museo de la Rendición Incondicional.

Lo que hace grande a esta escritora no son las temáticas que abordaba, sino su estilo literario, el bagaje cultural que tenía, su atrevimiento a experimentar y mezclar los géneros literarios; la maestría y elegancia con la que narraba sus ficciones. Una autora que realmente merecía el Premio Nobel y es una pena que no se lo dieran en vida, porque ahora ya es demasiado tarde. Los estadounidenses fueron más avispados y le otorgaron el Neustadt International Prize for Literature por su obra completa en el 2016. 

En lo personal, fue duro realizar una ponencia sobre una de sus obras en una Jornada de Literatura Contemporánea en mi actual casa de estudios y tres meses después, enterarme de su muerte. Cuando leíste, investigaste, le dedicaste horas y trabajo arduo a dar a conocer su obra (aunque sea a un nivel local, en tu pequeña comunidad educativa) y de repente la causante de tu entusiasmo se muere, es horrible. Me hubiera encantado conocerla en persona y que me autografiara un libro, lástima que ninguna editorial la trajo a la Argentina a presentar un libro o a un evento literario. Aunque sea, me quedo con el consuelo de que supo de mi existencia por un breve intercambio por correo electrónico, en el que le agradecí por haber escrito esos libros maravillosos y le pregunté si podían traducir Steffie Speck al español. Yo no sabía que estaba luchando contra una enfermedad y que le quedaba poco tiempo de vida en este mundo. No lo sabía nadie, ni siquiera sus editores, que lo dieron a conocer luego de su fallecimiento. 

Dubravka  no sabía de sus lectores argentinos, tenía algunos lectores en Chile, India y otros países que no eran europeos o norteamericanos, pero al menos me alegra haberle comunicado que en este país del fin del mundo algunas personas disfrutamos con su literatura. Entre ellos, el fallecido periodista, editor y crítico cultural Juan Forn, quien reseñó su novela Zorro en Página/12 y la escritora Mariana Enríquez, quien reseñó Babá Yaga puso un huevo en el mismo medio. 

Dubravka Ugrešić escribió pocas novelas de ficción, pero una más brillante que la otra, por eso casi todas fueron premiadas o llegaron a ser finalistas de certámenes literarios internacionales. Eso sí, me temo que la recomiendo a lectores que estén interesados en la historia y la cultura de Europa del Este y que ya tengan experiencia en leer ficción clásica y vanguardista, porque sus referencias constantes a la alta cultura y la mixtura que realiza de los géneros literarios pueden hacer su lectura un poco más compleja. Su estilo literario es simple y eficaz, pero en el fondo, siento que es una autora que van a disfrutar más los estudiantes de Letras, Filología, los escritores o críticos culturales que las personas que sólo buscan entretenimiento y dispersión (lo cual es válido, por supuesto). Puede que tal vez me equivoque, no lo sé. 




La ventaja de los escritores, es que aunque desaparezcan físicamente, su obra va a perdurar y a sobrevivirlos, si tienen la suerte de tener lectores fieles. Creo que esa es la tarea de los que nos dedicamos a esto, ya sea como docentes, periodistas, libreros, editores... difundir la cultura y preservar lo que consideremos que vale la pena.

Ojalá que la obra de Dubravka Ugrešić siga siendo estudiada y leída porque sus principales temáticas no pierden vigencia, especialmente en el mundo caótico en el que vivimos. El exilio, los apátridas, el nacionalismo enfermizo que sigue causando guerras, muertes y desgracias... sigue ocurriendo hoy en día con la invasión rusa en Ucrania, en pleno corazón de Europa Oriental. Ella supo abordar el lado más oscuro y complejo del ser humano en sus obras, sobre todo, en El Ministerio del Dolor, que me parece una auténtica obra maestra. Si hay una autora que me ha fascinado y apasionado descubrir, es ella. 

De los Balcanes no aprendí solamente que sufrieron varias guerras, sino que tienen una tradición literaria y cultural de una calidad enorme a la que vale la pena conocer y acercarse. Por suerte, algunas editoriales españolas están publicando a estos escritores, como Acantilado, Anagrama, Impedimenta...  es una pena que acceder a algunos títulos sea tan difícil en Argentina, por los elevados costos de importación. 



La edad de la piel, su último libro de ensayos publicado.




Para cerrar esta nota y no extenderme más de la cuenta, cito un fragmento de mi novela preferida suya, en el que habla uno de sus mejores personajes, Igor, un joven croata exiliado en Ámsterdam:


"-¿Ha caído en la cuenta de que estos alumnos suyos, a los que ha obligado a recordar precisamente lo que anhelaban era olvidarlo todo, y de que han simulado el recuerdo sólo para agradarle a usted? (...) Sus alumnos, a diferencia de usted, han logrado amar este país. Esta llana, húmeda e insulsa Holanda es la tierra del olvido, una tierra sin dolor...."


(Ugrešić ,2006. Pág. 141)


 


*El PEN Club Internacional es una asociación mundial de escritores fundada en Londres en 1921​ para promover la amistad y cooperación intelectual entre poetas, ensayistas y novelistas de todo el mundo.​

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