Porqué me apodaron la "Cersei Lannister" de las reseñas sinfónicas (y literarias)

 


Un comentario breve acerca de porqué reseño discos y libros cómo lo hago 


Escribí éste artículo porque pronto publicaré la reseña del nuevo disco de Nightwish y a más de un fan acérrimo de la banda no va a gustarle nada mi opinión al respecto. Así que antes de que tal vez, aparezca una ola de fanboys indignados y enfurecidos (cómo les está pasando a otros reseñistas en YouTube) abramos el paraguas

Cersei Lannister es la villana de la serie de libros Juego de Tronos, de George R.R. Martin. Yo no soy admiradora de los mismos, no los leí, ni miré la serie de TV, pero mi amigo Nacho, sí. Más conocido como Marcapasos, en el ambiente metalero de las reseñas de power metal sinfónico, es un veterano (por la experiencia, no por la edad, que es más  joven que yo) que se escribió más de 350 críticas de discos en la que fue la web dedicada al heavy metal en habla hispana más leída del mundo, en su momento. 

Español, de las bellas Islas Canarias, con mi colega Marcapasos no solamente compartimos nuestro amor por el metal sinfónico, sino que también la profesión. Los dos estudiamos filología -allí se le llama en su tierra y en la mía, Letras o Literatura- y hablamos el mismo lenguaje, a pesar de la distancia, del océano inmenso que nos separa. Él, con cariño, fue el que me apodó “Cersei” -hasta rubia tiene que ser, como yo 😂-  por la “maldad” que a veces destilo en mis reseñas de discos, cuando alguno no me gusta o no me convence. Más que maldad, diría que soy incisiva e implacable cuando evalúo un álbum musical, un libro o una película, pero ya hablaré de esto más adelante. 


Mi experiencia en la web El Portal del Metal. Cómo me formé reseñando discos en un lugar repleto de hombres. 


Él, Marcapasos, y otro colega más fueron los que me inspiraron a escribir mis primeras reseñas, a publicarlas en una web española, yo era la única reseñista mujer en un mundo de hombres, y creánme que al principio, fue duro. A lo largo de mi “carrera” como reseñista musical no remunerada, y de los dos años que permanecí allí, me tocó convivir con colegas y usuarios (el 99% hombres) de diferentes edades y países. Había metaleros veteranos que llevaban escuchando ésta música hacia 35 años, músicos profesionales reseñando -como el antiguo bajista de Dantalion, una reconocida banda de Black Metal gallega o también el guitarrista de la banda oriunda de Barcelona, Edenkaiser-. Había, hasta periodistas profesionales -cuyos nombres no voy a dar, para preservar su privacidad- que publican en revistas famosas y especializadas de música rock y metal en América Latina -desde hace más de 20 años- que me leían y comentaban. Que me alentaban y apoyaran a que siguiera escribiendo, aunque recibiera montones de críticas. 

En El Portal del Metal, no todo fue fácil y bonito. Había gente a la que le gustaban mis reseñas y otros, que las destrozaban. Por el simple hecho de ser mujer, porque reseñaba “bandas de chicas”, me han tratado de hasta quinceañera que no tenía la más remota idea de lo que escribía, me acusaron de ser una “feminista fanática”… 

La cantidad de agravios que he recibido allí fueron incontables, pero me sirvieron, porque de las críticas constructivas que recibí en su momento, aprendí mucho. Hubo colegas y usuarios que afirmaron que mis primeras reseñas eran flojas, malas, repetitivas, que parecían “dignas de un panfleto promocionario de las discográficas”.  O si no, que siempre traía las cuatro o cinco mismas bandas y que me encasillaba en el metal sinfónico, que era cerrada. O que no entendían, cómo me habían dado el carnet de reseñista si ni siquiera sabía evaluar un disco, que siempre puntuaba demasiado alto, que no tenía criterio para reseñarlos. Que a Doro Pesch le ponía un 9 o 10 porque era una fangirl y que a otros grupos, no sabía como puntuarlos. 

Imagínense a una mujer reseñando una música que siempre fue más “masculina” en una web repleta de hombres. Era territorio hostil. Territorio comanche en estado puro. Yo no soy una oveja, soy una loba -así me describieron una vez, con certeza- y por eso me quedé allí. Aunque algunos expresaran públicamente que me querían afuera de esa web. 

Algunos usuarios, heavies machotes admiradores del metal extremo, hasta se burlaban de mí, llamándome “princesita del Disney metal”. Al metal sinfónico, lo despreciaban y llamaban Disney metal, porque en él, cantan mujeres. Y las mujeres, para algunos heavies retrógradas y machistas, solamente están para alabarles el cuerpo y lo buenas que están, no para apreciar su talento como cantantes o instrumentistas. O como reseñistas. 

¿Qué hice al recibir todas ésas críticas lapidarias de algunos usuarios? ¿Largarme a llorar, deprimirme, salir corriendo de la web? No, a mí toda ésta experiencia me sirvió, para curtirme, hacer una autocrítica, ver en qué me equivocaba y tratar de mejorar como reseñista. Porque que siempre nos tiren flores y nos alaben nuestro trabajo, no es bueno.

Yo no soy periodista profesional, entonces le pedí ayuda a mi amigo venezolano Kaleidoscope, quien me dio un par de tips, consejos de escritura muy útiles, que me ayudaron muchísimo. Creo que con el tiempo -me llevó más de dos años- aprendí a escribir mejor de lo que lo hacía al principio. La escritura es práctica, es experiencia. A pesar de que en su momento me dolió, a todos nos cuestan las críticas, aunque sean constructivas, me sirvió, porque mis lectores, notaban cosas que yo ignoraba cuando me sentaba a darle a la tecla. Era una novata, era normal que me equivocara, no tenía experiencia. 


Entonces, empecé a publicar más espaciado, a no saturar, a tomarme mi tiempo con cada reseña que escribía, a abordar los textos de una manera retórica y no genérica y a soltarme, a no ser tan rígida, a demostrar un poco mis sentimientos y emociones respecto a la música de la cual opinaba. Cuando mis lectores españoles me cuestionaron, diciendo que yo era fría, poco demostrativa, que no tenía alma o pasión, me sentí mal. 

Di una simple explicación: yo no soy española, muchachos, la expresividad, la alegría, la efusividad, no son mi fuerte. En la extraña mezcla genética que llevo en las venas, en lugar de la parte mediterránea de mi familia materna, predominó la frialdad y la parte analítica de la paterna, la alemana. De esto no me di cuenta yo, sino que me lo dijo uno de mis lectores: está en tu ADN. No podés evitarlo, esa es tu manera, tu estilo de reseñar. Él citó a Wolf Hoffmann, el célebre guitarrista de Accept, que dijo en una entrevista: “a los alemanes nos cuesta demostrar nuestras emociones, por eso yo, lo demuestro a través del sonido de mi guitarra”. 

Éste hombre -que es periodista profesional y me lleva más de 15 años- lleva 35 años escuchando heavy metal, es un curtido veterano y sabía muy bien de lo que estaba hablando. Me ayudó a aceptar que ésa era mi manera de escribir y que bueno, nunca iba a poder conformar a todos los que me leían y que aquellas críticas, no eran hacia mi persona sino a cómo yo redactaba aquellas reseñas. Y que eran las reglas del juego. Cuando uno escribe en un lugar público, se encuentra expuesto a las críticas y que afrontarlas, leerlas o aceptarlas, son parte de nuestro trabajo. Son los gajes del oficio. 


El "modo Cersei" en cuánto a los libros


Hace poco reseñé un libro de viajes de Mariana Enríquez, una autora que me encanta. Y la comparé con otros libros similares que leí, que no me gustaron nada. Fui cruel, fui incisiva, irónica y sarcástica -y eso que me contuve, porque llevaba escrito dos párrafos más que borré para no excederme ni ofender a nadie-. Y créanme una cosa: no me arrepiento, lo haría de nuevo si pudiera. Sólo hice mi trabajo, no es personal.


Ya he mencionado que soy profesora universitaria en Literatura. No lo digo para alardear ni presumir, sino para explicar porqué cuando reseño un libro, lo hago de determinada manera. A mí mis profesores no solamente me formaron como docente, sino también como crítica literaria. El que estudió Letras, o Filología, sabe muy bien que la formación que recibimos es muy distinta a la que recibe un periodista o al que estudia carreras como Arte o Arquitectura. Tuve la suerte, gracias a la universidad pública argentina, de tener excelentes profesores, docentes de la Universidad de Buenos Aires, una de las más prestigiosas a nivel latinoamericano y mundial. 


Mis docentes -con sus magísteres y doctorados, algunos cursados en Europa y Estados Unidos- fueron alumnos de críticos literarios y escritores reconocidos como Beatriz Sarlo, Josefina Ludmer, David Viñas y Ricardo Piglia. La mayoría de ellos, aún dan clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la más importante de la Argentina, el país en el que me tocó nacer. Gramática, Sintaxis, Literatura Española, Alemana, Francesa, Lingüística, Semántica, entre otras, son algunas de las materias que todavía imparten allí.

Al haber tenido semejantes profesores, aprendí a leer crítica literaria desde jovencita, desde los 21 años, cuando comencé la carrera, a desarmar y analizar un texto literario de arriba abajo, a buscar y a reconocer lo que me parecía que tenía calidad y a reconocer, lo que no. Ellos, mis docentes, me lo enseñaron. A no tener piedad, a ser implacable con lo que leía y analizaba y muchas veces, disfrutaba o no disfrutaba. A muchos escritores profesionales, los críticos literarios les desagradan, no les gustan. Envidiosos, los llaman. O esnobs. A pesar de que a veces no resulten simpáticos, tienen que existir. Son necesarios para ayudarnos a interpretar textos difíciles, para mostrarnos una manera de leer, a rastrear de manera minuciosa lo que nos ofrece un cuento, una novela, un poema o un ensayo, a explicarnos porqué un escritor terminó siendo canónico y otro, se quedó en el olvido. 


Ricardo Piglia, profesor, ensayista, crítico literario y escritor argentino. 

A leer entre líneas, a eso te enseñan cuando estudias Letras o Filología. Por más que a veces lo intente, yo no puedo librarme de la educación que recibí. Y eso, se filtra en mi manera de escribir críticas de libros. Y créanme que nunca es personal contra los autores de los mismos, ni con la intención de agraviar u ofender. Pero no siempre voy a poder tirarle flores a los libros que leo. Sería una reseñista hipócrita, una mentirosa, una falsa, si lo hiciera. 


“Así como los músicos tienen derecho a vendernos su disco, los consumidores tenemos nuestro derecho a expresar nuestra opinión al respecto”

Federico Solari, reseñista de la web El Cuartel del Metal. 


Lo dijo Rosa Montero en su ensayo “La loca de la casa”: “los escritores sufrimos un poco de vanidad. No nos gusta recibir críticas. Somos muy susceptibles en ese sentido”. Tiene razón. Pero hay algo que todos los escritores profesionales o los que alguna vez publicaron un libro, deberían tener en cuenta: si le estás pidiendo al lector que pague por tu trabajo, éste tiene derecho a opinar sobre el mismo. 

El que no lo entiende y llega a la conclusión de que todo lector que te haga una crítica negativa, es malo, le pesa  o le desagrada tu manera de escribir o percibir el mundo, porque es un pesado, un aguafiestas o un mala onda, es porque no comprendió que, como autor publicado, va a estar expuesto a eso y que se tiene que bancar las críticas, cuando están hechas de manera constructiva y debería tenerlas en cuenta, para ver en qué se equivocó y tratar de revertirlo en su trabajo siguiente. O tal vez no, tal vez considera que su libro es una obra maestra y que no debería cambiarle nada, si es así, está bien, pero no puede pretender que todos los lectores piensen igual que él.  

El otro día leí algo que me sorprendió: un Tweet de Pérez-Reverte, que está promocionando su nueva novela, “La isla de la mujer dormida” (Alfaguara, 2024), donde escribe que hizo lo mejor que pudo y que los lectores le dirán si el trabajo de año y medio valió la pena”, con una humildad admirable. Estamos hablando de un escritor profesional consagrado que lleva publicando libros desde hace 35 años pero que comprendió muy bien las reglas del juego. Arturo, lo tiene bien claro. Desde el momento en el que tu libro se publica, ya no pasa a ser sólo tuyo, sino de tus lectores. A algunos la novela les va a encantar y a otros, no les va a gustar nada. Y están en todo su derecho de que así sea. 

Al que le parezca que soy demasiado malvada y cruel reseñando libros, le aconsejo que se dé un paseo por la plataforma Goodreads, donde opinan los lectores -no los periodistas culturales de los periódicos famosos- y que lea no solamente las reseñas que le dan cinco estrellas a un escritor, sino las que le dan dos o tres. Busquen los libros de viajes como el de Mariana Enríquez y los otros de los autores a los que he aludido, sin mencionar, en mi reseña. Lean lo que los simples lectores, opinaron sobre ellos. 

Nadie se salva de una crítica negativa, ni siquiera autores consagrados como Pérez-Reverte, a quien varios usuarios de aquella plataforma le han destrozado novelas como La carta esférica, El Club Dumas, El Tango de la Guardia Vieja o la trilogía de Falcó o la reciente, “El problema final”. Hay de todo, reseñas de cinco estrellas (el 10) y otras de tres, de dos o de una. Y no hace falta ser filólogo o crítico literario para tener derecho a dar una simple opinión subjetiva y personal sobre un libro, porque el lector, el consumidor final, tiene todo el derecho del mundo a expresar lo que piensa al respecto.

Y si los autores deciden enojarse u ofenderse, pues, deberían abstenerse de publicar sus libros si pretenden que todo el mundo los alabe y les tire flores, porque no siempre, va a suceder. Reverte se lo dijo a Jordi Wild, en su última entrevista, en octubre del 2023: que me hagan una crítica o reseña negativa me sirve para mantenerme alerta, para no quedarme en la zona de confort”. No es una cita textual, pero fue algo así. 

Soy gran admiradora de la cantante estadounidense Taylor Swift, otra a la que le cuesta recibir críticas constructivas. En su documental Miss Americana, rememora el incómodo momento que vivió en la entrega de premios de los MTV Video Music Awards, cuando el rapero Kanye West le espetó delante de todo el mundo, que el premio al mejor video del año se lo merecía Beyoncé, no ella. 

No estoy defendiendo la actitud de West, que me pareció desubicada y de mal gusto, pero lo que me interesa es lo que dijo Taylor después. “Me dolió, porque siempre estuve acostumbrada a recibir aplausos”, dijo la cantante. Y claro, eso no está bueno, porque te lleva a creerte que sos la mejor artista pop del mundo y a perder la perspectiva de que no siempre tu música ni tu concepto artístico le va a convencer a los demás músicos. 

Cuando un periodista afilado que buscaba un titular jugoso, le preguntó a Damon Albarn de Blur, qué opinaba de la música de ésta mujer, él contestó: “Ella no escribe su propia música. Me gusta más Billie Eilish”. A lo cual, Taylor, rabiosa y ofendida, le espetó por Twitter que antes lo admiraba pero que ahora ya no, porque ella escribe todas sus canciones. ´

Sí, las letras, pero hace varios discos que Jack Antonoff es el autor de la música de la mayoría de sus temas. A eso se refería Albarn, a la diferencia entre una intérprete y a una compositora que sabe de teoría musical, como Tori Amos o PJ Harvey. El veterano músico británico, para apagar el incendio y no enfurecer más a Taylor, le pidió disculpas y le dijo que ella tenía razón en todo. Pero yo, como no soy británica ni diplomática como Damon Albarn, no lo haré. Porque soy una profesional de la Literatura y solamente hago mi trabajo. Le pese a quien le pese.


Taylor Swift, una cantante poco tolerante a las críticas. Eso es lo que provoca la adulación permanente en un artista. 


Mariana Enríquez, es una gran escritora, más allá de la clase social de dónde proviene. El éxito mundial, los premios literarios que recibió, lo demuestran. No hace falta que me ponga a hacer un alegato de porqué la prefiero antes que a otros escritores. Es una cuentista y novelista de raza, y por eso la sigo leyendo. 

Tal vez, a otros lectores les convencen libros que yo he leído y que a mí no me gustaron. Todo es personal y es subjetivo. Pero lo último que voy a decir al respecto, sin afán de alardear, es que cuando yo reseño sobre literatura, sé muy bien de lo que estoy escribiendo. Porque identificar lo que sí tiene calidad literaria y lo que, en mi opinión, no la tiene, es algo que me enseñaron no solamente décadas de lectora, sino mis cultísimos y porteñísimos profesores, pertenecientes a la élite, cultural e intelectual argentina -no económica-. Es parte de mi trabajo. Nunca es personal contra los autores a los que crítico, no estoy demonizando a la persona, solamente expreso por qué no me gustaron determinadas obras literarias. El que no lo comprende, pues, lo lamento mucho. 

Ojalá hubiera más escritores en el mundo como Pérez-Reverte. Que no en vano tiene años en éste oficio y en ésta profesión y sabe muy bien, porque conoce las reglas del juego, que no siempre te van a tirar flores. Él sabe que no le van a dar el Nobel de Literatura ni lo van a nominar como a su amigo Marías, que no van a enseñar sus libros en las universidades ni en las carreras de Filología, que nunca va a ser canónico, prestigioso, pero es el precio que paga por escribir el género que a él le gusta: la aventura. Y me parece bien que lo entienda, que lo acepte, que lo comprenda. “Yo soy un artesano de la literatura, no un artista”, afirmó. 

Será que yo también he tenido una vida poco convencional y por eso aprendí, de la manera más cruel, que el mundo se rige por extrañas reglas. Y que no siempre van a ser elogiosas, bonitas, simpáticas, agradables con nosotros. Que el mundo es un lugar hostil -si lo habré aprendido cuando reseñaba en la web española y en la vida- y que hay que aprender a sobrevivir en los diversos territorios comanches de la vida. 

La autocomplacencia y el ego, el ofendernos porque alguien nos dice algo que no nos gusta, como Taylor Swift con Damon Albarn (¿Cómo va a preferir antes a Billie Eilish que a mí, que gané montones de Grammys y discos de platino?, pensaba ella, dolida ante el músico que no la colmó de aplausos.) y ponernos en plan de víctimas agraviadas por los malvados críticos literarios o musicales, no nos lleva a ningún lado. Porque el escritor o músico profesional, está ganando dinero con las ventas de su libro o disco. El que consume, tiene derecho a opinar, repito las palabras de Federico Solari, a las cuáles me adhiero.

Por último, hay algo que no mencioné pero que sería bueno aclarar: si hubo alguien que me influenció a la hora de escribir, fue el propio Pérez-Reverte, el articulista. Esa manera un poco gamberra, atrevida, belicosa y políticamente incorrecta, la aprendí -salvando las distancias, por supuesto, yo no soy una escritora reconocida y famosa- de él. Así que nada, Arturo, estoy contando los días para leer “La isla de la mujer dormida”, con la que, por mucho que te quiera y adore, tampoco voy a tener piedad alguna cuando la reseñe.  

Pero él comprende, sabiamente, que no es personal. Nunca lo dije aquí, pero hay libros suyos que sí me gustaron y otros, que no tanto. Es lo más normal del mundo, inclusive con la bibliografía de uno de mis autores preferidos.

Porque todos los escritores profesionales, aunque les pese, cuando publican un libro, deberían tener la humildad suficiente (y no convertirse en unos narcisistas ególatras como Tuomas Holopainen, que se cree el nuevo Hans Zimmer del metal sinfónico, esperen a leer mi reseña del "Yesterwynde", ahí van a poder ver el modo Cersei potenciado) para reconocer que no a todo el mundo va a gustarle. Que no siempre, como le pasó a Taylor Swift, vas a recibir aplausos de tu público. Y que el reseñista musical o crítico literario, no te detesta ni te odia, sino que solamente, hace su trabajo de la manera más profesional posible. Porque para eso estudió literatura en la universidad durante años y con ese objetivo, lo formaron. 


Comentarios

  1. Hola, ¿cómo estás?

    A menudo leo tus publicaciones… Siempre es gratificante encontrarse —en este mundillo metalero— a gente profunda y analítica que sepa escribir/comunicar (más allá de que después uno coincida o no en la opinión sobre un disco o tema en general).

    En cuanto a lo que comentás, y sin menospreciar tus vivencias como mujer, dejame decirte que siendo hombre (y también amante del metal sinfónico) ese carácter despectivo puede ser incluso peor. Porque en un ambiente masculino como es el del metal, mofarse de una mujer como una «princesita del Disney metal» hasta te diría que es un intento por llamar su atención y a su vez mostrarse más masculinos ante ella. En cambio, cuando se trata de un hombre quien le da cabida a bandas encabezadas por vocalistas femeninas, hay un desprecio más tácito y profundo. Y esto es porque de la feminidad se espera algo distinto que de la masculinidad. Y que una mujer guste de propuestas más melódicas no es algo que verdaderamente moleste al metalero (ni siquiera al más cabeza de termo). Pero aquellos que sólo consideran dignas las vertientes más extremas, porque -desde su visión- lo otro es blandito/careta, van más allá: no sólo van a despotricar contra el pop o cualquier estilo fuera del metal, sino que también van a hacerlo contra todo aquello que no sea extremo u oscuro; es decir, el power, el symphonic, etc. Y con el power metal como mi subgénero predilecto, siempre percibí burlas y desprecio por muchos de los autoencasillados thrashers, blackers, etc. En efecto, esto es algo que jamás ha movido mi brújula; pero sí lo he notado y me ha llamado la atención como fenómeno social.

    Con respecto a las reseñas, desafortunadamente abunda la gente insegura que busca validar su opinión con la de terceros. Sin embargo, cuando hallan lo contrario, estallan de furia y salen con los pobres argumentos "autocensuradores" de siempre («¡Quién sos vos para criticar!»). No obstante, son ellos —también— los primeros en defenestrar aquello que no les gusta y, desde ya, en aplaudir a quien reseña cuando coinciden con lo que éste manifiesta.

    En fin, usted siga adelante. Que si bien puede ser enriquecedor escuchar opiniones ajenas (y, por qué no, rectificar) jamás hay que modificar la visión de uno por el mero hecho de complacer a otros.

    ¡SALUDOS!

    PD: Por otra parte, a estas alturas, de Nightwish ya tengo cero expectativas. Ni para echarme una siesta me han servido sus últimos trabajos.

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  2. Hola Diego, muchas gracias por tu comentario. Estoy muy bien, un gusto leer tus palabras, de corazón. Me llevó años aprender a reseñar de esa manera, fue un trabajo duro y por eso agradezco lo que me comentás y que lo valores.
    Lo de "princesita del Disney metal" puede que fuera una manera de llamar mi atención, no lo sé. El que me apodó así, Stalker se llamaba, era un hombre de lo más extraño y a veces caricaturesco.

    Lo que me decís del desprecio que sufren los hombres a los que les gusta el power metal y el sinfónico, es cierto y lo he visto muchas veces. Los tratan de "blanditos", de "gays" -como si eso fuera algo malo- de "poco metaleros", sobre todo, los heavies más ortodoxos, fanáticos del extremo. Y es una actitud sectaria y de cabeza de termo. Porque que te gusten subgéneros más melódicos que los tradicionales, va en contra de la masculinidad hegemónica, de la pose de "machotes true" que varios metaleros tienen.
    Cuando reseñaba en El Portal, no todos eran así, había veteranos respetuosos a los que les gustaba el sinfónico y valoraban mi trabajo allí, eran pocos, pero siempre estaré agradecida con ellos. Pero llevar reseñas de ése género no era fácil, porque se valoraba más el metal extremo o el heavy clásico ochentero. Casi me crucifican cuando reseñé a PJ Harvey -basura, le dijeron- porque no era metal. Por eso me siento más cómoda aquí, donde puedo reseñar desde Megadeth hasta Madonna y Depeche Mode. Aquí soy libre.

    Jajajajaja es verdad lo que decís de las reseñas. Cuando la reseña es positiva, los fans se ponen felices y contentos, pero cuando es negativa, se enfurecen y no toleran que uno les haga una crítica a su banda o escritor favorito. Se lo toman de manera personal, porque viven la música o la literatura con fanatismo, como si fuera un dogma. Cuando el arte y su apreciación, en todos sus derivados, son subjetivas y muy, pero muy personales. Si un artista pretende que le paguemos por su disco o por su libro, tiene que saber que la persona que lo consume, va a dar su opinión, porque no se lo están regalando, se lo están cobrando.

    Exacto. Cuando algo no les gusta a los fans, lo critican sin píedad, sin miramientos, pero es muy fácil, inclusive para los que escriben los libros y componen los discos, mirar la paja en el ojo ajeno, como decimos en mi país, destrozar lo que no les agrada, pero cuando opinan sobre ellos, no les gusta nada. La gente ha perdido la capacidad de debatir y discernir. Y es una lástima.
    Podemos no estar de acuerdo con la opinión de otro fan, pero respetando que tiene derecho a expresarla. A reseñistas como Federico Solari o Selena González de Mundo Female Fronted , los fanboys de Nightwish ya les están saltando al cuello porque dijeron de manera pública que "Yesterwynde" no les gustó. Solamente aplauden cuando las reseñas son positivas, porque no soportan que nadie les critique a su ídolo, Tuomas Holopainen. "Viudos de Tarja", dicen algunos. Si los trabajos con Anette también eran buenos, no es culpa de las cantantes, sino del teclista.

    Muchas gracias por el apoyo y por el ánimo para que siga adelante. Seguro que es muy enriquecedor leer distintos puntos de vista, por eso cuando busco un libro en la plataforma Goodreads, de un autor que me gusta, no sólo leo algunas reseñas positivas, sino que también las negativas. Cada lector es un mundo y va a tener una perspectiva distinta sobre lo que lee. Lo mismo con la música. Algunos van a amar "Yesterwynde", y se los respeto, está todo bien, tienen derecho de que les guste. Yo no he podido con él, y también, deberían respetarlo sin llamarme hater o mandarme a escuchar a un payaso, como nos pasó a mí y a Selena en su canal de YouTube.

    Yo tampoco tenía muchas expectativas con lo nuevo de Nightwish. Desde el "Endless Forms Most Beautiful" que no pegan una. Sus últimos tres discos, son malísimos. Y lo digo con todo el dolor del mundo, porque amo a ésta banda pero no tengo una venda en los ojos y sé que Tuomas Holopainen, puede escribir mejores canciones que las que nos quiere vender ahora.

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    1. ¡Ah, qué bueno que llegó mi mensaje! Me había quedado con la sensación de que no… Acostumbro navegar deslogueado y, luego de loguearme para poder mandarte el comentario, Blogger no sé por qué no me dejaba comentar. Tuve que probar en tres navegadores distintos hasta que por fin me dejó… Y para colmo, después de enviar el mensaje, yo no lo veía publicado. Incertidumbre total, jaja. Así que gracias por tu pronta respuesta.

      Y dejando de lado mis peripecias informáticas (que no le interesan a nadie, jaja), paso a comentarte algunas cosillas sobre lo que me contás…

      En primer lugar, con lo de PJ Harvey como te que te la buscaste, eh. Jaja ¿Qué necesidad había si era un PORTAL de METAL? Jeje, ahí ya no se trata de ser true o no; sino de no desvirtuar un espacio y abocarse a una temática puntual. Y aunque, particularmente a mí, lo poco que he escuchado de PJ Harvey me parece infumable; debo decir que mientras escribo estas líneas estoy escuchando a los Gipsy Kings. XD (y desde ya, no se me ocurriría reseñarlos en el Portal del Metal, jaja).

      Por otra parte, yo marcaría una gran diferencia entre el fan (oyente/lector/espectador) y el autor de la obra. Porque el fan ofendido ante opiniones ajenas diferentes de la suya, es ni más ni menos que un salame. Pero lo del autor, como que puedo entenderlo un poco. Porque si pone todo su empeño e ilusión en una obra y después alguien es lapidario con ella, me parece entendible que le duela o que se lo tome personal. De cualquier manera, sí. Se la tiene que bancar. Así es la vida…

      Ah, mirá; ¿colaboraste con Sele González? No lo vi. Sigo su canal desde hace mucho (incluso antes de que lo renombrara como Mundo Female Fronted), pero nunca vi que haya colaborado con nadie. ¿Me podrías indicar el video que mencionás? Me diste curiosidad ahora…

      Volviendo a Nightwish, a mí también me duele mucho. Porque Nightwish supo ser una de mis bandas favoritas. De hecho, si hoy tengo responder a la trillada pregunta de qué discos me gustaría tener si quedo varado en una isla desierta, sin duda incluiría uno de Nightwish en el paquete (el Oceanborn o el Wishmaster; tendría que pensarlo mucho y definirlo). Pensá que yo ya seguía a Nightwish incluso unos años antes de que despidieran a Tarja. Por lo que esa noticia fue un bajón terrible para mí. Además, siempre voy a lamentar el no haber podido verlos en vivo con ella. Vale aclarar que tampoco los vi con Floor o Anette; pero ahí porque ya no me interesó, la verdad... En cambio, a Tarja como solista sí la fui a ver y en tres oportunidades (OBRAS 2008, LUNA PARK 2011 y MALVINAS 2015); y todas las veces quedé muy satisfecho con el show. Pero no hay caso, che; Nightwish desbarrancó mal. El último disco que me gusta de ellos es el Dark Passion Play. Y desafortunadamente ni con Floor Jansen pudieron repuntar. Lo cual en un principio me había dado algo de esperanza (ya que era seguidor de After Forever desde antes que Epica siquiera exista).

      En fin, voy a ver si en estos días logro vencer al desgano y aunque sea le pego una escuchada al bendito Yesterwynde. Así comparto mis impresiones cuando publiques la reseña, jeje.

      ¡SALUDOS!

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    2. Sí, el mensaje por suerte, llegó. Blogger lamentablemente funciona muy mal y a veces los comentarios tardan hasta días en aparecerse y publicarse. ¡Tremendo lo que me contás que para comentar tuviste que usar tres navegadores distintos! Y mi Internet, tampoco anda bien, eso tampoco ayuda, hace días que se corta a cada rato y más de una vez tengo que suspender la escritura de las reseñas por ese motivo.

      Jajajaja soy una provocadora nata y lo de PJ Harvey no sólo lo hice a propósito, sino que fue una pequeña venganza contra algunos sectarios true de aquella web. En El Portal del Metal, estaba permitido reseñar a grupos como Toto, Bryan Adams, Cher, Nirvana, Journey -que no son metal- siempre y cuando, los veteranos, los fans de lo "cañero ochentero" lo hicieran. Los más jóvenes, no lo teníamos permitido. Cada solicitud de reseña que yo pedía, me la tenía que aprobar el administrador de la web, el que la creó. Él decidía si la reseña se publicaba o no. Él me la aprobó, la del "To Bring You My Love" y por eso la publiqué. Si estaban reseñados Nirvana, Soundgarden, Oasis, los Rolling Stones, los Beatles, Pink Floyd, ¿Porqué no iba a reseñar a Polly Jean?

      Es cierto que al autor o al músico puede dolerle y tomárselo a mal. Pero son las reglas del juego. Las aceptás o no. A mí también -sin ser una autora o música reconocida, claro- me dolía cuando en El Portal eran lapidarios conmigo, pero yo sabía, que publicando allí, me arriesgaba a eso. Y te digo una cosa, algunas críticas, eran con mala leche, pero en otras, mis colegas y algunos lectores, tenían razón. Tal vez en su momento me molestó, pero años después me di cuenta de que hicieron bien. Me habrían hecho un daño enorme si nunca me hubieran cuestionado ni criticado nada, porque habría creído que era la mejor reseñista del mundo, cuando me faltaba mucho, muchísimo para serlo.

      No, nunca colaboré con Sele González (si me lo pidiera, me encantaría) pero sigo su canal hace año y suelo comentar sus videos. Cuando comentábamos con ella el single "Perfume of the Timeless" ella me respondió y un usuario, nos respondió y criticó a las dos porque no nos gustó la canción. Donde sí colaboré un par de veces fue en el podcast El Sauna del Hype, en Spotify e Ivoxx. Me invitaron a hablar de Nightwish, Within Temptation, Kamelot, Leaves' Eyes y Diabulus in Musica.

      Es que Nightwish fue la banda más grande del sinfónico y verla decaer, duele muchísimo. ¡Qué discazos Wishmaster y Oceanborn! Claro, los conocías desde hace muchos años, no como yo, que los conocí por el 2012, cuando ya la habían echado. Nunca vi a Nightwish en directo, a Tarja sí, una sola vez, en el Teatro Broadway, 2022. Un recital espectacular. ¡Qué suerte que pudiste verla 3 veces! Ella es mejor en directo que hasta en los discos de estudio. Cuando me regalaron la entrada,, me dieron a elegir: Nightwish con Floor Jansen o Tarja. No lo dudé dos veces. Tarja, por supuesto. A mí me gustó mucho el Imaginaerum, el Dark Passion me pareció bueno también. Lo de Floor es una lástima, semejante vocalista, tan, pero tan limitada y desperdiciada. Me da bronca lo que le hace Tuomas. Bienvenidas serán tus impresiones cuando publique la reseña del Yesterwynde, calculo que la semana que viene, la publicaré. Todavía no terminé de escribirla. Espero que no te duermas oyendo el disco, como me pasó a mí. Muchas gracias por tus palabras.

      ¡Saludos para vos también!



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