Charlotte Wessels es una de mis vocalistas favoritas del metal sinfónico. Ex cantante de Delain, hace unos años -en el 2021- debido a diferencias creativas con el teclista Martijin Westerholt, decidió abandonar el grupo que la hizo famosa y emprender una carrera solista. Modesta, en mi opinión, ya que apenas da conciertos en su Holanda natal. Es evidente, que debe tener otro empleo, porque ya no puede vivir de manera exclusiva de la música. Sin embargo, ella no solamente se dedicó a ser vocalista profesional -tomó clases de canto y flauta en su adolescencia- sino que también estudió Historia del Arte en la universidad.
Hace un tiempo reseñé en éste blog "Tales from the Six Feet Under" , su primer disco solista, en el que incursionó en el pop y la electrónica. No me gustó ni me convenció porque las composiciones me parecieron débiles, la producción, ineficiente y creo que lo que falló en ése álbum fue que la holandesa no pidió ayuda a productores y músicos reconocidos. Hacer buen pop, no es fácil. Charlotte no tuvo la prudencia de pedirle ayuda a profesionales que sepan del asunto, como sí hicieron Sharon den Adel ("My Indigo"), Floor Jansen ("Paragon") y Tarja Turunen ("Outlanders"), todas vocalistas de metal sinfónico que sabían que ellas solas, no iban a tener buenos resultados en sus proyectos solistas sin las colaboraciones de expertos en ése género musical.
“Tales from the Six Feet Under”, cuyas canciones fueron escritas y grabadas en el estudio del sótano de la casa de la antaño pelirroja, me decepcionó muchísimo. Su voz, apenas se escuchaba, opacada por los espantosos efectos electrónicos que le agregó a la mezcla de las pistas. Esta vez, la señora Wessels sí buscó ayuda para componer la música de sus canciones y contrató a todos los ex músicos de Delain, quienes se ocuparon de grabar las pistas de guitarra, batería, bajo, teclados y hasta el cello, a cargo de su amiga Elianne Anemaat, a quien vimos en el DVD Live at Paradiso, que reseñé hace mucho tiempo atrás.
Delain, a pesar de no ser una banda tan grande como Nightwish y Epica, es una de mis preferidas del metal sinfónico y la voz de Charlotte, es uno de sus motivos principales. Emotiva, versátil, dulce, repleta de sentimiento y carisma, siempre sentí debilidad por las dotes vocales de esta mujer. Tal vez, no sea la cantante más virtuosa, no es capaz de hacer acrobacias vocales como Tarja, pero canta con el corazón. Y era una letrista maravillosa. Pero lamentablemente, la música que está componiendo en su carrera solista, no termina de convencerme. No me gusta. Tenía un poquito de esperanza con el álbum que lanzó en septiembre de éste 2024, le di una chance a “The Obsession”, pero fue en vano. Si bien algunas canciones me gustaron, me parecieron buenas, el disco en general no termina de cerrar, no tiene la calidad que uno esperaría en un álbum de éste tipo. Es poco memorable.
Voy a mencionar a las que considero las mejores canciones del álbum, las que creo que sí valen la pena. Por un lado, “Chasing Sunsets”, a nivel instrumental es rock alternativo que bebe directo de Nirvana, por la alternancia lento/rápido en las estrofas. Charlotte canta con una voz dulce y tierna, suave, esto no es metal sinfónico, es evidente que se aburrió del mismo y quiere explorar otros sonidos. Timo Somers hace un excelente trabajo en las guitarras y lo mismo los demás músicos, la producción, ésta vez, es impecable. La holandesa aprendió de los errores de sus primeros discos, los “Tales of the Six Feet Under” y me parece genial. No volvió a cometerlos y eso habla de la gran profesional que es. No en vano estuvo más de 15 años al frente de Delain, grabando discos y girando por toda Europa y Estados Unidos con su antigua banda.
“Dopamine” cuenta con la colaboración de la pelirroja Simone Simons (Epica), quien de milagro, canta unos coros en lírico. Es un medio tiempo de pop rock en el que Charlotte se explaya en distintos registros, luciéndose en sus característicos falsetes, técnica que domina como nadie. Aun así, sigo pensando que su mejor versión como vocalista, era la metalera. Es un tema correcto, pero no maravilloso ni destacable. Aunque me gustó la colaboración de Simone, creo que le podrían haber sacado más provecho, porque para ponerla a cantar coros solamente… ¿Para qué la invitaron? Un dueto es un dueto y por más antipática que me caiga la señora Simons, deberían haberla dejado explayarse un poco más, hubiera mejorado muchísimo ésta canción.
Por otro lado, “The Exorcism” es otro track que bebe derechito de Nirvana y los primeros Radiohead -de los cuales la cantante es fanática-, es introspectivo, reflexivo, suena un poco más pesado y hasta escuchamos un par de guturales, que los hace ella misma. Una canción diferente, interesante. Continúa la balada “Soulstice”, apenas tres minutos de indie pop, correcto, pero no contundente. “Serpentine”, es similar, otra balada que no me convence ni me cautiva, el tono de voz de la pelirroja es monótono, aburre, no entretiene, no emociona. Una lástima. Prefería a ésta mujer cantando en Delain, aquí, se restringe a nivel vocal y no entiendo por qué, cuando sus colegas, Floor Jansen, Tarja Turunen y Sharon den Adel, también grabaron discos de éste estilo, pero sacándole el máximo provecho a su rango vocal.
“The Crying Room” es una canción extraña, pop rock con un buen trabajo en la guitarra de parte de Timo pero aún así le falta power, energía… se queda a medio camino. “Praise”, adolece del mismo defecto que la anterior. Es un tema dulzón, tranquilo, radioamigable como los Hole del “Celebrity Skin”, pero sin la rabia bien canalizada que le imprimía Courtney Love a sus interpretaciones. Le falta fuerza, le falta garra, poder, suena descafeinada. Creo que para cantar éste estilo de música, se necesita ser una vocalista que demuestre un timbre más agresivo y poderoso, como Lizzy Hale de Halestorm, Avril Lavigne en sus primeros discos, o Shirley Manson de Garbage, si nos vamos a una fusión de pop rock y electrónica. Demasiados años cantando metal sinfónico, un género que, como cantante, te limita bastante, en éste sentido. Floor Jansen, lo hizo genial en su disco “Northward” -que me gustó muchísimo y por eso lo reseñé en su momento- pero no todas tienen el talento, la formación y la versatilidad de la holandesa.
En “All You Are”, la parte instrumental es muy hermosa, pero la voz de ella, no le hace justicia. “Vigor and Valor”, que de vigorosa y valiente no tiene nada, el título nomás, no me gusta porque los efectos electrónicos en las voces, arruinan la canción. Sobrevuela el espantoso “Apocalypse and Chill” de su antigua banda.
Por último, los últimos temas que sí me gustaron de “The Obsession” son “Ode to the West Wind”, donde colabora la amiga de Charlotte, Alissa White-Gluz (Arch Enemy) con sus habituales guturales, pero aun así, al igual que a Simone, le dejan poco espacio para que se luzca, lo cual, es una lástima. La canción es buena, tiene un poco más de fuerza, de garra, un trabajo más que eficiente y notable de parte de Timo Somers y los demás músicos.
En el breve instrumental “Breathe”, podemos escuchar las cuerdas de la chelista Elianne Anemaat, que siempre suman, seguido de una versión nueva de “Soft Revolution”, al que ya conocíamos porque formaba parte de su álbum “Tales from the Six Feet Under”. Es una canción indie pop que podría haberla escrito Lana del Rey, pero a los dos minutos, se le agrega una base más rockera, que le otorga mayor contundencia, en la que podemos disfrutar de unos buenos solos de guitarra que hacen más amena la escucha. Mejor que la original, sin duda.
¿Qué es lo que opino sobre “The Obsession”, en general? Que es muy superior a sus predecesores, porque ésta vez, la señora Wessels buscó la ayuda de un buen productor, de músicos con más experiencia y formación que ella, los aportes de las vocalistas invitadas, pero aun así, no termina de convencerme éste disco.
A nivel musical, sí noto un progreso enorme, eso se lo reconozco, la banda suena muy bien, la parte instrumental es más que correcta, pero ella no explota ni desarrolla todo su potencial como cantante, lo cual, es una pena. Se puede cantar pop pero elevar el tono de voz y abarcar diferentes registros, como lo hizo Floor Jansen en su carrera solista, o Sia, Lady Gaga, Pink, por ejemplo. Comprendo que ésta música no va a ser igual a la de Delain y me parece bien, pero “The Obsession”, si bien no es del todo malo, porque tiene sus buenos momentos (como “Ode to the West Wind”, “Chasing Sunsets” y “All you are”) no llega a ser memorable. Algo parecido le sucedió a Simone Simons con su disco solista “Vermillion”, que recibió críticas desfavorables -y que no pienso reseñar, porque con la tirria y la antipatía que le tengo, sé que me voy a exceder en la reseña y no quiero pecar de maldad-.
Es curioso, pero no todas las cantantes de metal sinfónico logran grabar un disco de música pop o indie pop, electrónica y salir airosas. Otro caso que no mencioné, además de los de Tarja, Floor y Sharon den Adel, es el de Liv Kristine. Su álbum “Libertine”, es maravilloso, es una delicia para los oídos. En el caso de Charlotte Wessels, a pesar de que le ponga la mejor onda y haga su mejor esfuerzo, creo que no tiene el suficiente potencial como compositora para ser solista. Porque a estas canciones, le falta técnica, fuerza, contundencia, frescura… Algo que las distinga de otros artistas, un sello propio.
Su caso es similar, salvando las distancias, al de Michael Kiske. Es un vocalista magnífico, pero como compositor, no sirve. No tiene talento para eso. Lo mismo ocurre con la pelirroja holandesa. Por mucho que se esfuerce, por mucho que lo intente, brilla más cuando las canciones, se las escriben otros. Y me gustaría aclarar algo, que ésta mujer, es una de mis vocalistas preferidas y siempre me cayó genial, como artista y como persona. Dulce, cálida, humilde, se nota que es buena gente, a leguas. Pero lo que yo estoy analizando y evaluando, reseñando, es su música, no a ella, a su persona.
Los que me leen, saben muy bien, porque lo escribí en la primera entrada del blog, allá por el 2022, que yo, reseño con pensamiento crítico, no como una fangirl. No tengo una venda en los oídos ni en los ojos. Y por más que me caiga súper bien Charlotte Wessels, lo que viene haciendo como artista solista, los discos que grabó, no me convencieron ni me gustaron. Lo mejor música que grabó ésta cantante, para mí, fue con Delain. Si alguno de mis lectores, escuchó “The Obsession” y le gustó, pues, me alegra por él. Yo no pude con éste disco y con la carrera en solitario de ésta señora, me doy por vencida.
Puntuación: 7/10.
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