La despedida de Juan Martín Del Potro... ¡Muchas gracias, Novak Djokovic! Aunque sea, pude verla por TV :)


Se supone que tendría que estar preparándome para el evento universitario en el que voy a participar mañana. Debería estar estudiando mi ponencia sobre Pérez-Reverte, pero conozco su novela "El pintor de batallas" como la palma de mi mano y espero poder hacerlo bien, estar a la altura de las circunstancias. Hace dos años que no participo en una Jornada o Congreso -mejor dicho, pequeño Congreso, pero bueno- de éste tipo, la última vez, fue en diciembre de 2022 y estoy un poquito nerviosa. 

Terminé mi carrera de grado el 28 de diciembre del 2023, el día que rendí el último final, de la materia Semántica y Pragmática del texto, (una de esas de linguística bien, pero bien difíciles) en medio del calor húmedo de Buenos Aires y de los mosquitos que invadían el campus de la universidad. Ése día me gradué; mis padres y mi hermana, me bañaron en espuma cuando salí del aula. Ocho años de sangre, sudor y lágrimas. De recursar tres veces gramática y dos cada nivel de portugués que tuve que estudiar. No siempre fue fácil. Por lo tanto, hace un año que no piso una universidad -aunque estaría mintiendo, porque tuve mi Acto de Colación hace apenas un mes, en el cual mi profesora de Literatura Española me entregó mi diploma. No usé un vestido al final, pero no importa 😅. Sí que lloré y mucho, lo admito- que no curso ya.

Mañana, martes 3, cuando esté en la mesa, voy a tener adelante a gran parte de mis antiguos profesores y también, académicos de otras universidades. Me pasé el sábado terminando el documento Canva de 38 diapositivas, con imágenes y fragmentos del libro, que voy a utilizar para la exposición. Este evento, es algo muy importante para mí, llevo más de dos meses preparándome, porque amo la disciplina que estudié, adoro a Reverte y sobre todo, a "El pintor de batallas". No me va a alcanzar la vida para agradecerle al autor español todo lo que hizo por una de sus humildes lectoras. Sin embargo, hoy tengo algo más importante que hacer. No estoy aquí para hablar de mí, ni de literatura. 

Mis lectores se acordarán de lo devastada, destrozada que estaba por no haber podido conseguir una entrada para la despedida del tenista argentino Juan Martín Del Potro, quien ayer jugó su último partido ante el serbio Novak Djokovic, quien es considerado por los expertos en tenis como el más grande de todos los tiempos en éste deporte. Nole es el mayor ganador de Grand Slam de la historia, el que más títulos cosechó y el que batió todos los records. Como ya expliqué antes, yo sé poco y nada de deportes, ni siquiera entiendo bien lo que es un slice, soy muy ignorante en éstas cuestiones, pero me quedé maravillada no sólo de ver cómo juega Djokovic en la cancha de tenis, sino de su calidad humana.

La cuestión es que yo estaba resignada y reitero, devastada (lloré como una Magdalena al no conseguir la entrada, con todo el dolor de mi corazón) por perderme éste partido, porque nunca me imaginé que lo iban a emitir por televisión. Pensaba que me lo iba a perder. Tengo entendido que las anteriores exhibiciones de Del Potro con otros tenistas (Federer, David Ferrer, etc) no las transmitieron por TV. Entonces, aunque no conseguí boletos para "El último desafío", porque no tengo cuenta en el banco Santander y con la preventa, se agotaron casi todas muy rápido, pude verlo por el canal Telefe, por la televisión. Quedo agradecida por siempre porque aunque no pude estar físicamente allí, mi cabeza y mi corazón estuvieron en ésa cancha de Parque Roca, como siempre que veía jugar a Juan Martín en el extranjero: ya sea en Delray Beach, el Miami Open, Estocolmo, el US Open, Wimbledon, la Copa Davis, los Juegos Olímpicos... 

Mentiría si dijera que he visto todos los partidos de la carrera de éste tenista, porque no siempre podía -ya sea por obligaciones con la universidad o porque no tenía una televisión para mi solita. Por suerte, los más importantes están disponibles en YouTube- pero las veces que podía mirarlo jugar, me quedaba casi hipnotizada y embelesada por su extraordinario talento. Por la elegancia y la clase que demostraba adentro de la cancha. Juan Martín nunca se ve tan lindo, tan hermoso, como cuando está vestido de tenista. Esas vinchas le quedan hermosas. Lo he visto en fotografías de camisa y traje, pero como espectadora de éste deporte, caí rendida no sólo ante su talento, sino ante su indiscutible belleza física y el porte que tiene. 1,98mts. ¡Qué hombre, por el amor de Dios... !💓


Pero dejando de lado mi costado fangirl y poniéndome más seria, siempre me maravilló cómo se movía adentro de la cancha. Cómo movía los brazos, el cuerpo entero, la precisión con la que le pegaba a la pelota, los reflejos, la potencia de esa derecha increíble y poderosa de la que ayer hablaban los periodistas de la ESPN, la resistencia que tenía para estar hasta cinco horas jugando partidos, repito, yo poco y nada sé sobre tenis, pero la manera en la que él juega, no es algo usual, no es algo que uno ve todos los días. Estamos hablando de un deportista que ganó el US Open con apenas 20 años, contra un Federer que era imbatible en ésa época, que obtuvo dos medallas olímpicas en singles, que sacó -junto a sus compañeros, por supuesto- a la Argentina campeón del mundo por primera vez en la historia en la Copa Davis (el Campeonato Mundial de Tenis) en Zagreb, Croacia, 2016, jugando de visitante. Estamos hablando del que es, junto a Guillermo Vilas, el tenista masculino más grande de la historia del tenis argentino y también, del que fue uno de los mejores del mundo, llegó a ser número 3 en el ranking mundial de la ATP. Juan Martín Del Potro ha hecho cosas grandes. Muy grandes. ¿Y saben qué es lo que más me gusta de él? Que nunca lo vi alardear, presumir ni creérsela por todos sus logros como deportista de élite. No habla de tenis a menos que le pregunten. No sólo es famoso en Argentina, sino que también en el mundo entero, como dijeron ayer sus colegas argentinos, lo vieron llenar los estadios más grandes del mundo cuando competía y ser aclamado por su público en Norteamérica, en Europa, en Asia... 

El día que ganó el US Open, a los 20 años. 

La medalla olímpica de plata en las Olimpíadas de Río de Janeiro. 2016


Yo no soy periodista deportiva, así que no pretendo hacer un análisis exhaustivo de lo que vi ayer, que de eso, se encarguen los que saben. Lo que sí voy a comentar es cómo me sentí como espectadora. De la felicidad que sentí al verlo a Del Potro en una cancha de nuevo, tras dos años de no poder jugar, de sufrir esa lesión horrible en la rodilla que terminó con su carrera, de todo el dolor y el sufrimiento que tuvo que soportar en su trayectoria profesional. Porque no fue solamente la rodilla, antes, fueron las muñecas, que se operó varias veces antes de regresar en el 2016, cuando consiguió los logros más importantes de toda su carrera: la segunda medalla olímpica en Río de Janeiro 2016 (se la ganó a Djokovic y Nadal, nada más y nada menos) y la Copa Davis (tuvo que vencer a Andy Murray y a Marin Cilic en partidos de cinco horas, a cinco sets). Será por eso que yo admiro tanto a éste hombre, porque no se rindió nunca a pesar de todas las dificultades que sufrió en la vida y en su carrera.


Todos los que vimos el partido temíamos por la rodilla, porque Del Potro aguantara bien y no sufriera como en el último partido con Delbonis, en el que lo vi tan mal. Por suerte, ayer fue distinto. Los periodistas dijeron que jugó muy bien, considerando que hace dos años que no pisaba una cancha de tenis, que sacó espectacular y que disfrutó. Hay que ser muy valiente para jugar contra una leyenda viviente como lo es Djokovic, que está en su mejor momento profesional y que tuvo la generosidad y la buena onda de venir a la Argentina y acompañar a su amigo en éste momento tan importante para él. Fue un compañero perfecto, tanto a nivel tenístico (me encantó verlo jugar, realmente es un deportista magnífico) como personal. Fue súper amable y carismático con el público, le dejó el protagonismo a Juan Martín, no vino a opacar a nadie -a pesar de ser una súper estrella del tenis que, por el hecho de serlo, siempre va a llamar la atención-, no jugó "a matar" como cuando competían en los torneos de la ATP, sino que entendió muy bien la situación, que era una despedida -que De Potro ya no puede correr como antes- , un partido entre dos amigos que se conocen desde niños, como dijo él, en un español muy bueno. 

Debo admitir que yo siempre sentí predilección por Roger Federer, como tenista, pero Novak Djokovic se ha ganado un lugarcito en mi corazón de espectadora, por toda la calidad humana que demostró ayer. No cualquiera tiene una actitud como esa, sobre todo, cuando estás allá en lo alto, en lo más arriba del éxito profesional. Cuando sos el más grande de la historia en tu disciplina. 

Los argentinos y los fans de Del Potro siempre le vamos a estar agradecidos a Nole por haberlo acompañado en ése momento tan emotivo e importante para él. Amé ver esos abrazos del final, luego de que Juan Martín, después de ganar el partido en dos sets, colgó la vincha en la red de la cancha, despidiéndose para siempre del deporte que ama y  que jugaba desde los siete u ocho años. El serbio estaba al borde de las lágrimas cuando lo enfocó la cámara. Fue un momento muy conmovedor, muy emotivo. Yo todavía sigo emocionada por haber tenido la suerte de haberlo visto, aunque sea por televisión.



Pero no solamente fue la presencia de Djokovic lo que hizo esa noche especial, sino también la de las tenistas Gabriela Sabatini y Gisela Dulko, que jugaron un mini partido de dobles mixtos junto a ellos dos, algo que me encantó. Nunca lo dije por acá, pero adoro ver mujeres en las canchas de tenis. Ambas estaban hermosas, súper elegantes y derrocharon talento. Qué hermoso gesto el de Sabatini, jugar con él ese partido de despedida y también acompañarlo tras una de sus operaciones. Esto habla de que no sólo es una leyenda del tenis argentino sino también una gran persona. 



Tengo que admitir que no me esperaba la presencia de Abel Pintos, me gusta mucho la letra de esa canción, "Motivos", la que interpretó antes del partido y fue muy tierno que le regalara una guitarra autografiada a Juan Martín. Fue algo precioso que nunca había visto antes en un partido de tenis. 

Una de las cosas que más amé fue el video que emitieron con todos los saludos y mensajes de deportistas famosos como Manu Ginóbili, Lionel Scaloni -el DT de la selección nacional de fútbol-, Martín Palermo y otros colegas tenistas como Carlos Alcaraz, Roger Federer (un divino, Roger, más tierno) y Rafael Nadal. También hubo más, pero menciono éstos últimos dos porque que te saluden dos de los más grandes de la historia como lo fueron ellos, habla mucho del tenista que Del Potro fue. Ya lo dije antes, pero ganarse el respeto y la admiración de semejantes deportistas es una prueba de que ha sido un tenista extraordinario. Tal vez, como dijo él, no llegó a ser número uno, pero... ¿Qué más da? Les ganó a todos los del Big Four: a Federer, Murray, Nadal, Djokovic... Como le dijo Rafa, con sabiduría: "A pesar de las lesiones, llegaste más lejos de lo que hubieras pensado cuando eras un niño."

Más allá de todo, lo que más alegría me dio es ver a Juan Martín feliz, como dijo él: "Lloro pero no me voy triste, me voy feliz". Y eso, a mí, como a todos sus admiradores, me deja tranquila. La verdad es que estaba preocupada por éste partido, porque por más partido amistoso que sea, Djokovic no es un rival fácil, menudo compañero eligió para su despedida... Al mejor del mundo. Pero estuvo a la altura de las circunstancias, aún con esa rodilla que le duele y dio lo mejor de sí mismo. Hace dos años que no jugaba un partido en un estadio repleto de gente y contra un tenista profesional del calibre de Djokovic, que sigue activo. Lo hizo muy bien, con esfuerzo, con sacrificio y entereza. No lo vi sufrir como en el 2022. 

Como les pasó a los periodistas, amé cada saque del argentino y no pude evitar sonreír cuando Nole dijo algo que escuchó todo el estadio: "Saque. Derecha. Siempre ganas", en un español bastante bueno, con un acento extranjero entrañable. Imposible pararla, a esa derecha. La fuerza y la potencia con la que le pegaba a la pelota, sigue igual. El talento está intacto, eso es algo, que a pesar de las lesiones, Del Potro nunca va a perder. Eso era lo que decían ayer los periodistas de la ESPN que cubrieron el evento. Y que el saque, era una de las cosas más difíciles que tenían que aprender todos los tenistas que comenzaban a jugar éste deporte, algo que yo, no sabía. 


Intercambio de camisetas.

Me hubiera encantado estar allí para ver un saque de Juan Martín en vivo y en directo. A mí, me ha quedado esa espinita clavada adentro. Ese sueño casi imposible. De poder verlo jugar en persona, un rato, aunque no haya 15.000 personas, aunque hayan 10 o 20 nomás. Aunque no haya cámaras de televisión, aunque no sea contra un gigante como Djokovic. Ver a Gabriela Sabatini jugando en la cancha - también vi el doble de ambos en el US Open de éste año, fue hermoso-  fue inspirador, es la prueba de que por más que estés retirado, podés volver a jugar de nuevo, en algún evento como éste. Que aunque no compitas más, de vez en cuando se puede descolgar la raqueta para darles una alegría a los fans, a la gente que siempre los quiso y los apoyó. 

Desde el partido en el Argentina Open de febrero del 2022, poco y nada sabíamos de Del Potro. Éste año, volvió a aparecer en el Miami Open, en la ciudad estadounidense donde vive y está radicado en la actualidad. Hace poco abrió allí una Academia de Tenis, donde está formando jóvenes tenistas, lo cual, como docente que soy, me pone muy contenta. No hay profesión de servicio tan noble como ésta, enseñarle a las próximas generaciones lo que sabés, compartir tu experiencia y conocimientos con ellos. Porque ellos, son el futuro. No es el único tenista que lo hizo, tengo entendido que Rafael Nadal también tiene su propia Academia en España. Aunque Juan Martín se haya retirado como tenista profesional, va a seguir estando relacionado con ése mundo el resto de su vida, desde otro lugar, de otra manera, pero nunca va a abandonar el deporte que tanto ama y que tantas satisfacciones y alegrías le dio -y nos dio a nosotros, los que lo veíamos jugar-. 

Lo que le deseo de corazón es que pueda solucionar el dolor que le causa la rodilla, porque no es justo que un hombre de 36 años sufra todo lo que él está pasando. Él siempre fue muy reservado y de guardarse lo que sentía, por eso me sorprendió cuando hace un mes dio una entrevista de una hora con el diario La Nación, en la que contó los problemas de salud físicos, la ansiedad y la depresión que está pasando, que no es "tan fuerte como creía, que tiene sus cosas buenas y malas" y que le resulta difícil el cambio, el retiro. Ésta semana, me enteré por la televisión que contó en un video en Instagram que hasta tiene dolores cuando duerme, que vive una pesadilla sin final debido a ésto. Debo admitir que saber todo eso me rompió el corazón, me dio mucha pena y tristeza. Yo sabía que el retiro le iba a costar, pero nunca me imaginé que estaba viviendo aquel calvario a causa de las lesiones. Creo que como harían todos los fans, si pudiera, lo abrazaría y apapacharía para intentar reconfortarlo un poco. 

El otro día escuchaba a un médico en la televisión, hablando de su caso y diciendo que la prioridad era su calidad de vida, que deberían ponerle una prótesis de titanio en la rodilla como a Andy Murray, para que pueda caminar sin dolor y subir una escalera. El tema es...  ¿Cuánto duran ésas prótesis? ¿Cada cuánto deben cambiarse? ¿Es una operación complicada, peligrosa? Algunos médicos le dicen que aguante hasta los 50 y que recién ahí se ponga una prótesis... 

Yo convivo con una madre con problemas de huesos y sé el dolor que padece cuando llueve, hay humedad o hace demasiado esfuerzo físico. Desde los 37 o 38 años que ella padece de artrosis de cadera, ya ni tiene casi cartílago en uno de los huesos, hay días en los que casi no puede caminar -directamente renguea de una pierna, desde hace como dos décadas- y debería hacerse dos operaciones, ponerse dos prótesis para poder tener una vida mejor. Tiene 65 años y mi tía abuela, le dice que se opere, pero ella, tiene miedo. No se anima. Ya no puede subir una escalera, un colectivo, no puede agacharse. Y sé como le afecta a nivel de autoestima, a nivel emocional. Por una cuestión de humanidad, yo no quisiera que a Del Potro le pase algo así. Que sufra toda la vida de los huesos, porque es horrible. Quiero verlo viviendo una vida plena y feliz. Ojalá que pueda encontrar un camino, de la mano de los médicos, para estar mejor y vivir una vida sin dolor físico.



Por último, quería mencionar las palabras finales de Novak Djokovic en el partido de ayer. Dijo que su amigo era una persona maravillosa y que no había nadie que no lo amara. Que lo conocía desde los once años -que ya medía dos metros para aquel entonces- y que ahora lo tenía más cerca de su corazón, porque antes, tenía que competir contra él en los estadios más grandes del mundo y que él quería ganarle... Pero que la victoria más grande que consiguió no fueron los trofeos de los torneos, sino que ser una persona maravilllosa. Y creo, que voy a coincidir con el tenista serbio. Porque yo también te amo, Juan Martín. Siempre te voy a amar. Con todas tus cosas buenas y también con las malas, como dijiste, que te hacen más humano. 

Fui muy feliz viéndote en una cancha de tenis, por última vez. Y más feliz, me pone saber que también lo fuiste, que tuviste la despedida que realmente te merecías junto a tu amigo, un amigo de fierro que estuvo sensacional, súper atento con el público y que demostró ser un gran hombre, más allá de los títulos y los récords que ganó. 



Zagreb 2016. Argentina campeón del mundo por primera vez en la historia. Sin Juan Martín, jamás lo habríamos logrado. Por supuesto que los demás chicos del equipo, también estuvieron geniales y lo dieron todo. 

Del Potro es una de esas personas, que aunque no conozca personalmente, me da una sensación de felicidad cuando lo veo. Es difícil de explicarlo. Tiene una calidez, un carisma, una mirada, una humildad muy especiales. Y ayer, estaba más emocionado, más sensible que de costumbre, antes no se mostraba tanto así, durante su carrera. Me hubiera encantado hacer como Djokovic y poder abrazarlo después de que colgó la vincha en la red. 

Aunque no pude estar allí en cuerpo, si estuve con el corazón, porque me quedé todas las horas que duró el evento sentada mirando la pantalla del televisor. Agradecida de todo lo que nos dio a los argentinos, de que nos haya representado en el mundo con tanto talento, humildad y profesionalismo.


Gracias por todo, Juan Martín. Y gracias a Nole también, por acompañar cómo lo hizo. También a Roger, a Rafa, Manu, a Gabriela, a todos los deportistas que te enviaron mensajes y que estuvieron allí para hacerte el aguante. Porque sos un grande del tenis mundial y siempre lo vas a ser. Te amamos.💖


Tu admiradora, tu fan, que nunca va a olvidarse de vos. Y que se quedó con las ganas de ver uno de tus saques en vivo y en directo. 



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