"El pintor de batallas" de Pérez-Reverte en la universidad
Hoy les voy a compartir a mis lectores, una pequeña "noticia" que me da una gran alegría. ¿Adivinen quién va a exponer sobre "El pintor de batallas" (Alfaguara, 2006) de Arturo Pérez-Reverte en la universidad donde estudió y se graduó? La chica -que no es "tan chica" ya, pero bueno- que les trae reseñas de metal sinfónico todos los meses. Éste año, recibí una noticia inesperada: a principios de diciembre se van a volver a realizar Jornadas de Literatura (que es una especie de pequeño Congreso de Lengua y Literatura) donde van a exponer en diferentes mesas no solamente la mayoría de mis profesores -y algunos estudiantes- sino también invitados de otras universidades de Argentina.
La primera y única vez que expuse allí una ponencia, un texto académico de 6 o 7 páginas, fue en el año 2022, cuando presenté un trabajo sobre la novela "El Ministerio del Dolor" (Anagrama, 2006) de Dubravka Ugrešić. Y esta vez, volveré a hablar de un tema que me apasiona: la guerra de los Balcanes en la literatura contemporánea.
Todos los que me leen saben que soy una gran admiradora de Pérez-Reverte, no hace falta que me extienda demasiado al respecto. Podría haber elegido varios de sus títulos, pero hay un tema: los que organizan éste evento me exigen -nos exigen a todos los que queremos participar- un marco teórico, me exigen que la ponencia contenga autores, y no cualquier autor, sino que hayan sido escritas por profesores universitarios de Literatura, o sea, críticos literarios, académicos. Yo no puedo ir y hablar de "El pintor de batallas" tal como escribo acá. No me dejan ir y leerles una reseña a mis profesores y ex compañeros o estudiantes. Tengo que hacerlo de acuerdo a las reglas de la Academia. Esas son las reglas, me guste o no me guste y las tengo que aceptar. Sino, no puedo participar.
El año pasado, como estoy acostumbrada a leer crítica literaria desde jovencita, se me dio por buscar qué había escrito de mi novela preferida de Reverte en Internet. Encontré tres o cuatro papers, trabajos académicos que fueron publicados en revistas especializadas de literatura y los imprimí. Los leí, los analicé, los estudié como estoy acostumbrada a hacer y los guardé.
Y cuando una de mis ex compañeras, compartió el flyer de las Jornadas, no lo dudé un minuto. Decidí presentarme, porque mi última experiencia allí fue muy bonita, muy gratificante y me hizo crecer un montón, como estudiante universitaria. Y empecé a pensar... ¿Dé quién voy a ir a hablar? Tiene que ser un autor que me apasione y me guste, que conozca bien su obra. Pensé en Mariana Enríquez, pero una colega mía ya escribió sobre ella en la revista de Literatura de la facultad. Y no hay muchos papers, trabajos académicos sobre Enríquez, porque es una autora relativamente joven. Y de repente, se me prendió la lamparita: "El pintor de batallas". La novela de Pérez-Reverte que más fascinó a los críticos literarios y de la que sí hay material que me pueda permitir escribir una ponencia para hablar de ella en la universidad.
Así que estoy eternamente agradecida a los profesores Alexis Grohmann (Universidad de Edinburgo), Marie Thérèse Garcia (Universidad de Toulon) y Michele Dávila (Salem State University) , porque gracias a sus trabajos y a la generosidad que tuvieron de subirlos a Internet -de manera gratuita, para que cualquier otro profesional de la literatura pueda utilizarlos y citarlos- ya estoy escribiendo mi propia ponencia para hablar de la novela más cruda, dolorosa y hermosa que escribió el autor español.
Me arriesgué a enviar el resumen de la ponencia, sabiendo que tal vez, me la rechazarían. Ya saben que en las universidades y en la carreras de Letras o Filología, a los autores bestsellers -por más miembro de la RAE que sea- los miran con ojeriza. Pero, hay dos opciones: o mis docentes confían en mí o les ha gustado la temática de la novela. Y además, tengo el respaldo de todos los profesores que escribieron y publicaron sobre ella. Esto es una prueba, de que los críticos literarios, sí tienen que existir. Por más que a algunos, les resulten antipáticos porque a veces, dicen verdades -u opiniones, nadie tiene la verdad absoluta, por supuesto- que son incómodas y dolorosas de leer.
Las lecturas e interpretaciones que realizaron los profesores Grohmann, Dávila y Garcia de ésta novela son magníficas. Hablan el mismo lenguaje que el mío, por eso me da tanto placer leerlos. Pero sumados a su lectura, me queda un desafío más grande: elaborar la mía, mi lectura propia, para que mi voz no quede enterrada entre las de ellos. Y eso, en la escritura académica, es muy, pero muy difícil. Así que haré mi mejor esfuerzo y trataré de no sentir nervios, cuando tenga a la mitad de mis profesores -con sus magísteres y doctorados, eso sí que es un poco intimidante, créanme- y a los de otras universidades, además de otros alumnos, adelante mío, escuchándome hablar de literatura, como me pasó hace dos años.
No saben la felicidad que tengo de poder, con éste pequeño gesto, agradecerle a uno de mis escritores favoritos lo mucho que hizo por una de sus lectoras -sin saberlo, porque tiene millones de personas que lo leen- con su descarnado y honesto libro. Una forma de decir "gracias" a Pérez-Reverte por haber escrito una novela que me ayudó tanto en momentos difíciles -y en extremo dolorosos- a comprender mejor la vida y al ser humano, es hablar de ella en la universidad. Llevarla a la Academia, que muchas veces, es elitista y conservadora, sobre todo, con los autores vivos, con los que no son del canon.
Voy a ir a hablar de un autor que por ser un superventas, muchas veces fue despreciado por otros académicos (por Francisco Rico, por ejemplo), ya sea por vender muchos libros o por ser periodista y no venir del mundo de las Letras (a diferencia de Javier Marías, que sí estudió Literatura y dio clases en Madrid y en Oxford, por eso a Marías, algunos lo "respetaban más"). Llevar a Pérez-Reverte a la universidad donde estudié es una pequeña revancha personal contra algunos docentes que afirmaban que la única literatura que valía, es la que se escribió hace 200 o 300 años.
Porque yo amo la literatura, no porque me haga sentir más importante, más culta o mejor que las demás personas que no son lectores, sino porque me ayuda a comprender y asumir el mundo en el que vivo, es consuelo, es refugio, es analgésico de las cosas no tan agradables por las que a veces, transitamos en la vida. La literatura, es arte. Y el arte, en mi manera de ver el mundo, está por encima de todo: de las cosas materiales, de lo superficial, del estatus, del dinero que uno tenga o no tenga... No estoy afirmando que todo el mundo deba verlo como yo, sólo que por la vida que he tenido, por mis experiencias personales, yo percibo a la literatura y al arte, de otra manera.
¿Porqué, de la cantidad de libros que escribió Reverte, elegí éste? Porque lo leí tres veces y es un libro muy especial para mí. Me voy a guardar el motivo, porque es muy personal. Pero siempre le voy a agradecer a su autor, que estuvo veinte años en presencia del horror, que nos lo contara a nosotros, que nos ayudara a entender, porqué el ser humano puede ser tan malvado y tan cruel, tan violento. Porqué depreda y aniquila al otro sin remordimientos.
"¿Qué es lo que te resulta tan fascinante de Pérez-Reverte como escritor?", me preguntaba mi hermana el otro día. "Porque él ve el mundo real, el que muchos, deciden ignorar. Porque estuvo allí", contesté. Pérez-Reverte sabe que el confort, las comodidades, las seguridades, los hoteles cinco estrellas -porque vio varios con los cristales de las ventanas rotos por los tiros y las explosiones, sin agua, sin luz, sin calefacción, como el Holiday Inn de Sarajevo- las tiendas lujosas de Armani, Gucci o Versace, en poco tiempo, se pueden derrumbar ante un par de bombas -como está pasando en Ucrania- y que todo el mundo "civilizado" que conocemos, de repente, perdonen la palabrota, se puede ir al carajo.
Por eso su literatura me cautiva tanto. A mí, como lectora, lo que me interesa, es leer a un autor que te muestra, mediante técnicas narrativas, su visión del mundo, que es realista, descarnada, lúcida, inteligente, sin adornos. En sus novelas, nos acerca un mundo que no siempre es agradable, bonito, amable y confortable. Reverte, porque lo vio muchas veces, nos muestra al ser humano sometido a una situación extrema, como lo es una guerra. Lo que produce la violencia en el que la ejerce, cómo lo corrompe y al que está sometido a ella, que se convierte, según Faulques y Markovic, en poco menos que un animal.
Por eso, lo sigo leyendo. Por eso, se ha ganado una lectora fiel e incondicional, eso sí, con pensamiento crítico, que no siempre va a aplaudirle todos los libros que publica, porque yo, tengo mis favoritos. Pero aunque algunos me gusten más que otros, lo que no puedo negar es su talento indiscutible para escribir ficción. Su mundo literario me ha atrapado hace años, tanto, que voy a llevarlo a la Academia, al mismo lugar donde mis compañeras me miraron con mala cara por leer su artículo "Mujeres de armas tomar". Y porque en el fondo, soy una provocadora nata y me gusta tener mis pequeñas revanchas personales contra las personas sectarias y cerradas.
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