Fui al cine a ver al amor de mi vida... Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Alfonso Cuarón, 2004)
Parte 1: Cómo nos conocimos el señor Potter y yo
Cuando era pequeña, las primeras tres películas de Harry Potter las vi en VHS, esos cassettes enormes que se alquilaban en el videoclub. Era el año 2005, tenía 11 años y acababa de conocer al personaje literario que amaría toda mi vida. Era un niño inglés, huérfano, delgado, con miopía y que usaba anteojos, -o gafas- que se había criado con sus insoportables y maltratadores tíos Vernon y Petunia y su primo Dudley. Ellos lo detestaban y lo hacían dormir en un armario bajo la escalera.
Los tíos de Harry: Vernon y Petunia; su primo Dudley Dursley.
Harry y su primer dormitorio: el armario bajo la escalera. Luego le dieron uno pequeño, que su primo desechó.
A los once años, Harry recibe la visita del guardabosques de Hogwarts, el Colegio de Magia y Hechicería donde tenía una vacante porque resulta que era un mago -sus padres también lo habían sido, aunque a él le habían dicho que habían fallecido en un accidente de auto, pero no, fueron asesinados-. El niño (que vive en el condado de Surrey) finalmente recibe su carta de Hogwarts, es acompañado por el enorme y bonachón Hagrid al Callejón Diagon, en Londres, donde compra sus útiles escolares, tiene su primer contacto con el mundo mágico, descubre que es famoso porque fue la causa de la caída del mago tenebroso Lord Voldemort y finalmente, va a tomar el Expreso de Hogwarts, el tren que lo llevará a su escuela -que, como en la mejor tradición británica, es un internado para niñas y niños que viven allí la mayor parte del año- ubicada en las altas montañas de Escocia, en la estación londinense de King's Cross (que existe en la vida real).
Harry (interpretado por el actor Daniel Radcliffe) y el guardabosques de Hogwarts, Rubeus Hagrid (interpretado por el actor Robbie Coltrane) en la adaptación cinematográfica "Harry Potter y la piedra filosofal" (Chris Columbus, 2001) - Hagrid acompaña al niño mago a hacer las compras en el célebre Callejón Diagon, en Londres.
Harry en la plataforma 9 y 3/4, en la estación londinense de King's Cross. Existe en la vida real.
El carrito y la jaula de la lechuza de Harry fueron puestos para que los fans de la saga puedan tomarse una fotografía en el lugar en el que hipotéticamente se encontraría la plataforma del Expreso de Hogwarts, el tren que lleva a los estudiantes al colegio, que está ubicado en las altas montañas de Escocia.(La autora de los libros, J.K.Rowling, vive en Edimburgo junto a su familia hace décadas).
Harry era bueno, valiente, leal, sensible, había sufrido mucho -maltrato y soledad de parte de sus abominables tíos- y en el tren, se hace amigo de un niño pelirrojo muy pobre, que tiene montones de hermanos: Ron Weasley. Más tarde, conocerán a otra niña, una compañera de clases, una lectora apasionada y la más inteligente del curso; la mejor hechicera de su edad: Hermione Granger. A diferencia de sus amigos, ella proviene de una familia de muggles, personas no mágicas, sus padres son dentistas y por eso el mundo mágico le resulta extraño. Por éste motivo, va a ser discriminada por el racista engreído de Draco Malfoy, quien la considera de clase inferior porque no proviene de una antigua familia de hechiceros, como él y la va a llamar "sangre sucia", lo cual es un insulto terrible.
Harry, Ron y Hermione el día que se conocieron, en el Expreso de Hogwarts. El comienzo de una amistad que duraría por el resto de sus vidas.
Los tres niños, a lo largo de la saga de libros y películas, van a crecer juntos, asistir a clases y vivir innumerables aventuras, hasta arriesgarán sus vidas para luchar contra sus enemigos: Lord Voldemort y sus temibles Mortífagos. Van a desarrollar una amistad muy fuerte, al punto de que la relación de Harry con ellos será la de una hermandad. Ron y Hermione son los hermanos del corazón -no de sangre- que él, por el asesinato de sus padres, nunca pudo tener. Cuando Ron, celoso y enamorado, un par de años más tarde, le cuestione a Harry sus sentimientos por Hermione, él le contestará: "la quiero como a una hermana y siempre fue así. Pensé que lo sabías."
Ron y Harry jugando ajedrez mágico. Más tarde, jugarán con piezas de tamaño real. Es una de las pruebas que deberán superar para acceder a la piedra filosofal. Ron es un excelente jugador de ajedrez.
La cuestión es que, en su momento, solamente pude ver en el cine dos películas de la saga: la magnífica "El cáliz de fuego" (Mike Newell, 2005) y la decepcionante y mediocre "La Orden del Fénix" (David Yates, 2007) , que me aburrió muchísimo. Es una pena que un director tan malo como Yates destrozara un libro tan maravilloso como ése, que fue el primero que leí de la saga. Todavía conservo el ejemplar de mi infancia, deshojado, roto de tanto uso y de la pésima encuadernación de la Editorial Salamandra, así que en cuanto pueda debo comprarme uno nuevo, aunque no están nada baratos... (la novela tiene 800 páginas). A los 13 años me mudé a un pueblo pequeño del interior de Buenos Aires, donde viví hasta los 18 años y ahí, no había una cadena de cines grande, sólo uno local, pequeño, donde los estrenos no llegaban, entonces las siguientes películas de Harry las vi en DVD.
La Warner Brothers, por el 20 aniversario de "El prisionero de Azkaban" decidió reestrenarla de nuevo en los cines. Así fue cómo pude ver en la pantalla grande mi película favorita de toda la saga. Tenía que ser un mexicano, el brillante y talentoso Alfonso Cuarón, el que levantara el nivel de las dos primeras entregas, las correctas "La piedra filosofal" y "La Cámara Secreta" -ambas dirigidas por el estadounidense Chris Columbus-. La tercer película del señor Potter es una auténtica obra de arte: la fotografía, la banda sonora, las actuaciones de los actores.... Yo no soy crítica de cine ni experta en el tema, ni mucho menos, pero habiendo visto las ocho películas de la franquicia (y lo más importante, leído todos los libros en los que se basan), les puedo asegurar que ésta es la mejor.
El director de cine mexicano Alfonso Cuarón, junto a los actores que interpretaron a Harry Potter y a Hermione Granger.
Así es cómo, siendo una niña de once años, me enamoré de ese niño inglés, valiente, leal y aventurero. Un amor que continúa hasta el día de hoy, que ya soy adulta, pero como Harry James Potter nació el 31 de julio de 1980, hoy tendría cuarenta y largos años... Entonces, es un amor legal. El primer libro, "La piedra filosofal", publicado en 1997, está ambientado en los años 1991 y 1992. Así que técnicamente, Harry Potter es mayor que yo, que nací 14 años más tarde. Por eso en la sala de cine pude ver a varios treintañeros, o de cuarenta años o más, algunos llevaban a sus hijos pequeños, para que vieran al héroe literario que amaron en su infancia y adolescencia.
Parte 2: la alcancía de las películas
Cuando caminaba por los pasillos del cine (casi vacíos, algo raro un domingo, pero las entradas se encarecieron mucho y la gente ya no puede permitirse ése gasto) me acordaba de mi infancia, la etapa en la que más películas he visto en la pantalla grande. Es el mismo cine al que mi madre nos llevaba a mi hermana y a mí, todas las vacaciones de verano o invierno, a ver cuatro o cinco películas. Ahorrábamos dinero en una alcancía para pagar las entradas. A veces éramos nosotras solas, a veces entrábamos con nuestros primos, pero era nuestro ritual.
Fue ella la que nos inculcó el amor por el séptimo arte y eso que no es una cinéfila experta, mi mamá es una sencilla ama de casa que en su escaso tiempo libre -tuvo varios hijos y demás parientes que atender -miraba montones de películas por televisión, en los canales de cable. No saben lo difícil que es elegirle un filme para que vea en una plataforma de streaming: se ha visto 3/4 del catálogo de Star Plus y HBO Max. Todas las películas de los '80, '90 y 2000 (de acción, que le encantan, drama, históricas, comedias románticas y los westerns, ama las películas de vaqueros) las vio en la televisión, cuando era más joven.
Fue ella la que me hizo ver Casablanca, Lo que el viento se llevó, Los puentes de Madison, La lista de Schindler, la trilogía de El Padrino, Forrest Gump, Titanic, La vida es bella, Corazón valiente, El patriota, África mía, El hombre de la máscara de hierro, Anna y el rey, La milla verde, Siete pecados capitales... entre muchas otras películas de los '80, los '90 y los 2000's , cuando era adolescente. En aquella época, teníamos DirecTV y las grabábamos de los canales de cable, luego las veíamos juntas por las tardes. Fueron horas y horas de cine, de ver filmes que mis amigas de la escuela no conocían y por supuesto, no miraban. Para mi fue todo un descubrimiento y uno de los recuerdos más bonitos que tengo de ésos años.
La película favorita de mi madre: Lo que el viento se llevó, la adaptación de la novela de Margaret Mitchell. Aun así, su galán de cine preferido no es Clark Gable, sino Cary Grant y Harrison Ford.
Gracias a mi madre, que se ocupaba de llevarnos a mi hermana y a mí al cine, vimos de niñas "Manuelita, la Tortuga que viaja a París", "Los Rugrats", "Buscando a Nemo", "Lilo y Stitch", "Dinosaurio", "Spirit el corcel indomable", "Patoruzito", "Vacas Vaqueras", "Las locuras del emperador", "Los 101 Dálmatas, parte 2", "El expreso polar", "Scooby Doo 2, monstruos sueltos" , "Pókemon, el poder de todos" y muchas otras más que ahora no recuerdo. Para nosotras, ver las películas en pantalla grande era todo un acontecimiento, en una época en la que no existían los streamings ni Internet -al menos no se había masificado en la Argentina-. Era un paseo que disfrutábamos muchísimo, porque nos gustaban las buenas historias, además de la experiencia de escuchar el sonido más fuerte que en la televisión, las luces de la sala apagadas y la pantalla gigante, que te trasladaba allí dentro de la ficción... Hay filmes que recuerdo con más cariño que a otros, por ejemplo, las películas de Scooby Doo (amo a ése perro gran danés detective, desde niña) , "Lilo y Stitch" y los "101 Dálmatas", porque amo a los perros.
También, vimos algunas animadas en 3D, como "Madagascar", "El espanta tiburones", "Los increíbles", "La era del hielo", "Cars" -la de los automóviles- y algunas, en persona, como "Herbie a toda marcha" con Lindsey Lohan (mi padre, la única vez que nos llevó a ver una película, se durmió en la sala de cine, no es muy aficionado a eso, le gustan más los deportes 😂) "Las crónicas de Narnia: el león, la bruja y el ropero" y "Piratas del Caribe" (sólo pude ver la segunda, El cofre de la Muerte, mi hermana y yo amábamos al capitán Jack Sparrow, al punto de tener posters de él en nuestro dormitorio).
Mi hermana y yo hemos visto toda la saga del capitán Jack Sparrow. Ésta es la única que yo he visto en el cine y estuvo magnífica.
Además, como si no bastara con eso, con llevarnos al cine todas las vacaciones de verano y de invierno, mamá nos alquilaba películas en los antiguos VHS, teníamos videocassetera en casa. Así fue como vimos más filmes: las películas japonesas del animé Pókemon (al que yo amaba) y otras de Disney: El rey León (que me hacía llorar cuando mataban al papá de Simba), Shrek, El jorobado de Notre Dame, La Sirenita, La Cenicienta, La dama y el vagabundo, Bichos, Los Aristogatos, Atlantis, el imperio perdido, Space Jam -la de los Looney Tunes y Michael Jordan, la estrella de la NBA-, todas las de Scooby Doo en dibujitos (mis favoritas eran "La isla de los zombies" y "El fantasma de la bruja") , la película de Bob Esponja, Stuart Little el ratón, Barbie y el Cascanueces....
Hace rato que no miro películas infantiles, he visto algunas con mis sobrinas cuando eran niñas, como Frozen (que me hace llorar, por el amor y la lealtad fraternal entre Elsa y Anna), Moana y Coraline, basada en el libro de Neil Gaiman. Pero como ya son quinceañeras, no tienen ganas de mirar filmes con su tía, ahora están en otra cosa: novios, bailes y música moderna... Eso sí, me abrazan cuando me ven, (y se acuerdan de mi amor por el actor irlandés Michael Fassbender, "Michael Fashion", le dicen ellas, porque no les sale el apellido) pero ya no son pequeñas. Eso sí, a dos de mis sobrinos los hice ver cinco películas de Harry Potter y les encantaron.
En fin, otro día escribiré sobre la afición que compartimos mi madre y yo por el cine. Hasta el día de hoy, la señora mira una o dos películas por día, ahora es más fácil, porque gracias a amigos y familiares que comparten sus cuentas, tenemos cuatro plataformas de streaming: Netflix, Amazon Prime, Star Plus+Disney y HBO Max. Por ese motivo, voy poco al cine, porque las entradas están muy caras y además, en el de mi ciudad, proyectan películas de superhéroes en su mayoría -que me interesan poco y nada- y las que me gustan, van a parar a los cines de la capital, que me quedan lejos. (Sí, Cinemark nos hace bullying por ser del conurbano).
La última película que hemos visto mi madre y yo. Basada en la novela de Hemingway. Y como era de esperarse, nos enamoramos de Gary Cooper. ¡Qué hombre, por el amor de Dios!
El último film que vi en la pantalla grande fue "Sin tiempo para morir" de la saga James Bond, y me llevé un chasco terrible con él. Si bien he visto muchas veces en televisión las películas de Harry Potter, verla en el cine fue una experiencia hermosa y memorable que creo que vale la pena contar, porque es algo que no sucede todos los días.
Parte 3: La reseña de El prisionero de Azkaban
Harry Potter proyectada en la sala de cine. Tomamos algunas fotografías de recuerdo. Mejor dicho, mi hermana las sacó porque yo no podía apartar los ojos de la pantalla. 💓
-ALERTA: SPOILERS -
Si no viste la película, no sigas leyendo
"El prisionero de Azkaban" es mi libro favorito de los siete que escribió Rowling sobre las aventuras del niño mago. Por varios motivos. Primero, Harry deja de ser un niño y se convierte en un preadolescente. Se rebela ante la insolencia y la malicia de su tía Marge, que insulta a sus padres en una cena familiar, utiliza sus poderes mágicos -algo prohibido por el Ministerio de la Magia- delante de muggles y como si fuera poco, infla a ésta mujer como un globo, al punto de que ella se eleva por los aires y se aleja, en una escena de lo más cómica. A Harry le duele que le digan que su padre era un borracho y un vago que no trabajaba -cuando no era así, ya que sus abuelos paternos, los Potter, eran unos magos muy adinerados y además, fue asesinado por Voldemort a los 21 años, así que mucho tiempo para trabajar no tuvo-.
Harry, harto de que sus tíos lo maltraten... No controla su genio e infla a la tía Marge mediante magia, quien sale volando por la puerta.
En realidad, la maliciosa tía Marge, ni siquiera llegó a conocerlo. Solamente estaba ensañada con Harry porque era huérfano y según ella, una carga para su hermano, Vernon. Cuando Lily, hermana de tía Petunia y mamá de Harry, se casó con James Potter, perdió el contacto con su familia materna. Su hermana la rechazaba por ser bruja y recibió a su sobrino en su casa a regañadientes.
James, Lily y Harry bebé. Cuando Voldemort los asesinó, Harry sólo tenía un año.
Al discutir con su tío Vernon, Harry agarra su baúl y afirma que "prefiere vivir en la calle" antes que con ellos. Apunta a su tío con la varita mágica, abandona la casa y se va a caminar por el barrio de Little Whinging de noche, sin saber a donde ir. Accidentalmente, llama al Autobús Noctámbulo, que transportaba a los magos por Inglaterra. Lo atiende el guarda, un joven lleno de acné, Stan Shunpike. El niño compra un boleto hasta la taberna El Caldero Chorreante, en Londres. Al fondo de ésa posada, se encuentra el Callejón Diagon, lugar que ya conoce porque es donde compra sus útiles escolares para ir a Hogwarts.
En el accidentado trayecto, Stan abre el periódico "El Profeta" , en cuya portada estaba un preso que se había escapado de Azkaban, la prisión de los magos. El guarda le explica a Harry que ése hombre era Sirius Black, un asesino y un importante partidario de Voldemort. El protagonista de la película no le da demasiada importancia, hasta que llega a su destino y Tom, el tabernero del Caldero Chorreante, lo recibe y lo conduce a una habitación donde lo espera el mismísimo Cornelius Fudge, el Ministro de la Magia -el equivalente al Primer Ministro británico-.
Harry, asustado, pensando que iban a castigarlo porque infringió la ley -es ilegal hacer magia en casa, siendo menor de edad- se asombra ante lo que le comunica el político: el Ministerio ya había encontrado a su tía Marge, la habían desinflado y borrado la memoria. Y no, "no iban a mandarlo a Azkaban por una tontería como inflar a su tía". Fudge lo reta y le dice que hizo muy mal en huir así de la casa de tus tíos, sobre todo porque hay un asesino suelto. "¿Pero qué tiene que ver Sirius Black conmigo?", pregunta Potter. El ministro, que es un zorro viejo, se hace el tonto y le pide que no salga solo a merodear por Londres, le cuenta que Tom, el tabernero, ya había comprado todos sus útiles escolares. Al otro día, Harry se encuentra con sus amigos Ron y Hermione, que habían ido al Callejón Diagon con sus padres y sus nuevas mascotas: Crookshanks, un gato naranja de ella y Scabbers, una rata que su hermano Percy le había regalado al pelirrojo.
Antes de abordar el Expreso de Hogwarts en la estación de King's Cross, el señor Weasley, el padre Ron, quien trabajaba en el Ministerio de la Magia, le confiesa a Harry lo que todos querían ocultarle: que Sirius Black (el prófugo de Azkaban) el importante partidario de Voldemort, para lograr que éste volviera al poder, quería asesinarlo para dejarle el camino libre al Innombrable. Arthur Weasley le hace prometer que aunque se entere de lo que se entere, no vaya a buscar a Black. "¿Porqué querría ir a buscar a alguien que quiere matarme?", pregunta el chico, atónito. La verdad la sabremos más adelante...
Los Dementores, el peor temor del joven mago
En el viaje camino a Hogwarts, que siempre se hace en tren, los tres amigos se sientan en el mismo compartimiento que un profesor nuevo, Remus Lupin, quien durmió durante casi todo el trayecto. Harry les cuenta sus amigos que Sirius Black va detrás de él, Hermione opina que el Ministerio lo atrapará, porque lo están buscando y Ron, más pesimista, afirma que nunca antes alguien había logrado escaparse de Azkaban. Y que Black, además, era un asesino loco y peligroso. En el camino, el tren se detiene, se apagan las luces y los Dementores, los guardias de la prisión, lo registran. Uno de ellos abre la puerta y comienza a atacar a Harry, quien se desmaya, mientras escucha los gritos de una mujer, que lo llama por su nombre.
Al despertarse, se entera de que el que lo salvó del Dementor fue el profesor Lupin, quien le ofrece una tableta de chocolate. Los Dementores, según la autora J.K.Rowling, son unos seres que representan la enfermedad humana de la depresión, hacen que sus víctimas se ahoguen en el dolor y se queden con los peores recuerdos de su vida, se alimentan de los recuerdos felices de los magos que atacan. El beso del Dementor, es la pena máxima para los prisioneros de Azkaban; es cuando éste monstruo les extrae el alma por la boca. Es considerado un castigo peor que la muerte. Es el destino que le espera a Sirius Black si es capturado.
Joanne Rowling quiso plasmar en éstos seres temibles y abominables una de sus experiencias personales. Cuando su madre falleció de esclerosis múltiple, se fue a vivir a Oporto, Portugal, a dar clases de inglés y allí se casó con su primer marido y el padre de su hija Jessica, un periodista portugués, vago y violento, que la golpeaba y maltrataba. Al sufrir violencia de parte de éste hombre, ella lo abandonó y se llevó a su hija pequeña a vivir a Inglaterra. Desempleada - a pesar de ser profesora de francés, se graduó en idiomas por la Universidad de Exeter- recurrió a la asistencia social para poder vivir. Cuando escribió el manuscrito de Harry Potter, a mediados de los noventa, era tan pobre que no tenía dinero ni para fotocopiarlo. En ésa época fue cuando sufrió una depresión tan terrible, que, años más tarde, le sirvió de inspiración para crear a los terribles Dementores.
En la actualidad, la autora tiene una fundación, Lumos, para ayudar a niños huérfanos y también apoya económicamente a un hogar en Escocia para mujeres que sufrieron violencia doméstica - o violencia de género, como se le dice en Argentina-. J.K.Rowling - la segunda mujer más rica de Gran Bretaña luego de la familia real- ha donado gran parte de su fortuna a la caridad. No se ha olvidado de sus orígenes ni de las penurias y la violencia que tuvo que soportar cuando era joven.
Volviendo a la historia del niño mago, cuando comienza el nuevo año escolar, Dumbledore, el director del colegio Hogwarts, les comunica a sus alumnos que por orden del Ministerio de la Magia, los Dementores custodiarán las entradas del castillo. Les advierte que tengan cuidado con ellos porque no está en su naturaleza perdonar, ser compasivos. A lo largo del año, Harry se da cuenta de que a él los Dementores lo afectan más que a otros estudiantes e inclusive, lo atacan durante un partido de Quidditch, por lo que se cae de su escoba desde cuarenta metros de altura y el director, el profesor Dumbledore, es quien salva su vida. En la clase de Defensa contra las Artes Oscuras, cuando el profesor Lupin les enseña a vencer a los boggarts, -unos seres que cambian de forma y le muestran a los magos sus peores temores- el de Harry se convierte en un Dementor. Entonces, el chico le pide a su docente, que le enseñe a derrotarlos, como hizo en el tren.
Lupin, accede. Y le explica a su alumno que no significaba que él fuera un cobarde, sino que era normal que éstos seres lo afectaran más de lo normal, debido a "los horrores de su pasado, horrores que sus compañeros de clase no podrían ni imaginar". Los gritos que Harry escucha cada vez que un Dementor se le acerca son los de su madre, Lily, cuando está a punto de ser asesinada por Voldemort.
Los profesores nuevos: Sybill Trelawney, Hagrid y Remus Lupin
En tercer año, los alumnos de Hogwarts cursaban materias nuevas, una de ellas es Adivinación, a cargo de la excéntrica profesora Trelawney, -interpretada por una magnífica Emma Thompson- quien les enseña a leer las hojas de té, a ver en la bola de cristal, a "leer el futuro" estudiando cartas astrales... Pero su pasatiempo favorito es predecirle la muerte a uno de sus alumnos todos los años; en éste caso, le encanta predecirle a Harry Potter una muerte lenta y dolorosa. Hermione piensa, con toda la razón del mundo, que la profesora Trelawney es una farsante, una charlatana. Considera que Adivinación es una pérdida de tiempo y tras una discusión con la docente, abandona la materia.
Por su parte, Rubeus Hagrid, el enorme y bonachón guardabosques, amigo de los tres protagonistas desde primer año, es elegido como profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, porque el titular se jubiló. Es sabido que le gustan las criaturas peligrosas (había tenido un cachorro de dragón de mascota y luego, una araña gigante, Aragog, que vivía en el bosque prohibido), entonces no tiene mejor idea que traer a la primera clase un hipogrifo. Buckbeak era un bellísimo animal mágico (para más información, lean el libro de Rowling "Animales fantásticos y dónde encontrarlos"), hermoso, la mitad posterior de su cuerpo era el de un caballo y la anterior, la de un ave con alas, un águila gigante, con el pico y las garras afiladas. El hipogrifo es una criatura mitológica que no es una invención de la autora británica, sino que ya aparecía en las Églogas de Virgilio y en el Orlando Furioso de Ludovico de Ariosto. No es la primera vez que aparece un animal mitológico en la saga Harry Potter, también hay esfinges, sirenas, dragones, un cerbero (Fluffy, quien custodiaba la piedra filosofal). Para más información sobre la influencia de la cultura clásica, griega y latina en la literatura de J.K.Rowling, recomiendo el libro Los mundos mágicos de Harry Potter: mitos leyendas y datos fascinantes, de David Colbert (Ediciones B, 2001).
Buckbeak, como les indica el guardabosques a sus alumnos, es una criatura altanera y orgullosa, ante la cual hay que inclinarse y si solamente él te acepta, te permite acariciarlo. Los estudiantes, como era de esperarse, estaban asustados y el profesor convence a Harry de que intente acercarse al hipogrifo. El niño lo logra, por lo cual recibe un aplauso de todos sus compañeros y Hagrid sube a Harry sobre el animal, para que lo monte como si fuera un caballo. Entonces, Buckbeak comienza a volar con el protagonista de la película por los alrededores del castillo y sobre el lago de Hogwarts, en una de las escenas más hermosas y emocionantes del filme, además, la banda sonora es bellísima. Ver esto en la pantalla grande y con el audio tan fuerte en la sala de cine, fue una experiencia tan conmovedora como cuando veía ésta escena de niña.
Alfonso Cuarón es un director maravilloso. La fotografía del filme, el elenco de actores, la música, el respeto por el argumento original de la novela... No sólo Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint -los niños actores- están geniales, sino que el casting adulto es de lujo: Robbie Coltrane como Hagrid, la oscarizada Emma Thompson en el rol de Sybill Trelawney , Maggie Smith (la condesa Violet Crowley de Downton Abbey) como la profesora Minerva McGonagall, Alan Rickman en el papel del siniestro profesor Severus Snape, Michael Gambon como Dumbledore y el que se roba la pantalla cada vez que aparece: Gary Oldman, quien interpretó a Sirius Black, el fugitivo de Azkaban.
Podrán decir lo que quieran de los británicos, ¡Pero qué actorazos que tienen! Varios de ellos habían trabajado en teatro antes de incursionar en el cine, y eran graduados de la Royal Academy of Dramatic Art, como el ya fallecido Alan Rickman o la veterana Maggie Smith, quien interpretó obras de Ibsen, Shakespeare, entre otros, hasta compartió cartel con Laurence Olivier cuando era jovencita. Smith trabajó en la Royal National Theatre, interpretando personajes del canon clásico shakespeariano como la Desdémona de Otelo, Rosalinda de Como gustéis y la temible lady Macbeth de Macbeth, entre otros. Fue elegida por la mismísima J.K.Rowling para interpretar el papel de Minerva McGonagall, la profesora de Transformaciones y jefa de la casa Gryffindor. Su participación en ésta saga de filmes hizo que fuera más reconocida por las generaciones más jóvenes.
Volviendo a Harry y el hipogrifo, Draco Malfoy, el rival de Harry, el ricachón rubio y engreído que es su rival desde primer año, se muere de la envidia porque su compañero hizo buenas migas con Buckbeak y no tiene la mejor idea de acercársele al animal sin inclinarse e insultándole, diciéndole "ahora no eres tan temible, bestia asquerosa", por lo que el hipogrifo, enojado y ofendido, le hiere el brazo con sus afiladísimas garras. Malfoy, cuya intención era causarle problemas a Hagrid, exagera, hace escándalo y es llevado a la enfermería. Luego se queja con su poderoso y adinerado padre, Lucius Malfoy, quien lleva a Hagrid a juicio ante el Ministerio de la Magia y si bien éste logra ser absuelto, Buckbeak es condenado a muerte por decapitación.
Los creadores de Mapa del Merodeador... los amigos de la infancia y juventud de James Potter
Uno de los motivos por los cuáles me gusta tanto ésta película es que conocemos más de la historia del pasado de los padres de Harry. Como él no tenía autorización para visitar el pueblo de Hogsmeade, como sus compañeros -porque sus tíos, furiosos por lo de la tía Marge, no se lo habían firmado- , los hermanos gemelos de Ron, Fred y George, le regalan un mapa mágico, el Mapa del Merodeador, que se lo habían robado al celador Argus Filch hacia unos años. Es un mapa del castillo que muestra a todas las personas que se encuentran en él, su ubicación, movimientos en tiempo actual y que también indica los siete pasadizos secretos que existen para salir afuera de Hogwarts. Aconsejado por los gemelos, Harry usa el pasadizo del tercer piso que lo lleva al sótano de Honeydukes, la dulcería de Hogsmeade.
Oculto con su capa para hacerse invisible, Harry encuentra a sus amigos Ron y Hermione, frente a la Casa de los Gritos, una vivienda abandonada, supuestamente embrujada. Van los tres juntos al pueblo y ven a la profesora McGonagall, a Cornelius Fudge -el Ministro de la Magia- y a Madame Rosmerta, la tabernera de Las Tres Escobas. Ella se quejaba de la presencia de los Dementores que ahuyentaban a los parroquianos de su local, a lo que el Ministro le dice que "eran necesarios porque Harry Potter es el motivo principal de que a Sirius Black le interese llegar a Hogsmeade". Harry, intrigado, oculto por su capa, entra en la taberna y los sigue, escuchando una conversación privada entre el ministro y las dos mujeres.
Allí se entera, gracias a la profesora McGonagall (que llevaba dando clases en Hogwarts desde hace más de treinta años y había sido docente de los padres de Potter) que Sirius Black era amigo de sus padres y que cuando Voldemort comenzó a perseguirlos, ellos decidieron ocultarse en el valle de Godric y el único que lo sabía, era Black, que era casi un hermano para James Potter. Por lo tanto, el "prisionero de Azkaban" fue el que los traicionó y fue derechito a contárselo a Voldemort. "Puede que Sirius Black no matara personalmente a los Potter, pero por él los asesinaron", afirmó ella.
Además, Minerva McGonagall añadió que Black, fue confrontado por otro de los amigos del grupo, Peter Pettigrew, a quién mató y destruyó, porque solamente encontraron de él su dedo penique. Ante la sorpresa de Madame Rosmerta y Fudge, ella les cuenta que lo peor de todo era que, hasta el día de la fecha, Sirius Black seguía siendo el padrino de Harry Potter. El chico, conmocionado y enfurecido, sale de la taberna y se larga a llorar, les cuenta la verdad a Ron y Hermione. "¡Era su amigo... y los traicionó!.... ¡Era su amigo!" , grita, lívido de ira y rabia.
Para Harry Potter, no hay relación más valiosa en la vida que la amistad y en su código personal, en su forma de ver la vida, a los amigos no se los traiciona. Nunca.
El profesor Lupin le enseña a Harry a convocar al encantamiento Patronus
Harry entabla una amistad con el profesor Remus Lupin, quien le confiesa que en su juventud, conoció y trató a sus padres, James y Lily -en realidad, fue uno de los mejores amigos del padre de Harry, aunque de eso nos enteraremos más tarde-. La escena en la que ambos están conversando en el puente de Hogwarts es de las más bellas y conmovedoras de toda la saga. Más que aventura y fantasía, El prisionero de Azkaban trata sobre los vínculos humanos y ahora de adulta, me doy cuenta de que puedo comprender las actitudes de los adultos, como las de los docentes de Hogwarts.
La preocupación de Dumbledore ante la fuga de Black de Azkaban y la responsabilidad de proteger a Harry, el dolor y la lástima de la profesora McGonagall al impedirle al protagonista que visite Hogsmeade porque no tenía autorización de sus tutores, el instinto de protección de Severus Snape hacia los tres alumnos en una escena en la que corren peligro... También puedo entender los nervios de Hagrid, al ser un docente nuevo, sus errores y equivocaciones -típicas de un novato- que condenaron a su adorado hipogrifo a una muerte segura por la perfidia y maldad de Draco Malfoy....
El malhumorado y sombrío profesor Severus Snape intentando proteger a sus alumnos.
O sino, puedo vislumbrar la empatía y comprensión, la solidaridad, del profesor Lupin hacia Harry debido a la soledad y la angustia, la impotencia que sufría cada vez que lo atacaba un Dementor y él no sabía cómo defenderse... Por eso le enseña, en clases particulares, el encantamiento Patronus, una magia muy avanzada para su edad. Las escenas más memorables de la película son aquellas en las que Harry interactúa con los amigos de su padre, de hecho es Lupin quien le confisca el Mapa del Merodeador, lo reta porque no lo entregó, ya que en manos de Sirius Black podría ser una manera de encontrarlo. El chico le explica que estaba merodeando por el castillo solo de noche, porque había leído en el mapa el nombre de alguien que estaba muerto: Peter Pettigrew, lo cual, supuestamente era imposible.
Peter Pettigrew. el difunto amigo del padre de Harry, aparece en el Mapa del Merodeador... Pero los muertos no pueden caminar de noche por los pasillos del colegio.
La condena a Buckbeak y uno de los mejores viajes en el tiempo de la literatura fantástica.
A pesar de que Harry y sus amigos consideran a la profesora Trelawney una farsante, ella, sin ser consciente de ello, porque entra como en un trance, le dicta una profecía verdadera a Harry:
«Sucederá esta noche.
El Señor Tenebroso está solo y sin amigos, abandonado por sus seguidores. Su vasallo ha estado encadenado doce años. Hoy, antes de la medianoche, el vasallo se liberará e irá a reunirse con su amo. El Señor Tenebroso se alzará de nuevo con la ayuda de su vasallo más grande y más terrible que nunca. Hoy... antes de la medianoche... el vasallo... irá... a reunirse... con su amo...»
Esa misma tarde, durante el crepúsculo, los tres alumnos van a visitar a Hagrid, el guardabosques, porque se iba a dictar la sentencia de muerte contra Buckbeak, el hipogrifo. Fueron hasta su cabaña, que queda en los jardines de Hogwarts, en el límite con el bosque prohibido, a "hacerle el apoyo logístico", porque el mismísimo Ministro de la Magia, Cornelius Fudge, traería al verdugo, Walden Macnair, para ejecutar al animal. El director del colegio, el profesor Albus Dumbledore, también acompañaría a Hagrid en ese momento horroroso y doloroso. El enorme e intimidante guardabosques ama más a los animales que a las personas, y es muy querido por el director.
Rubeus Hagrid y Buckbeak, el hipogrifo condenado a muerte por la maldad de Draco Malfoy. Luego, Hermione le da un puñetazo más que merecido en la cara, tras escuchar a Draco insultar al hipogrifo y burlarse de su muerte, con sus amigotes Crabbe y Goyle.
Hagrid echa a Harry, Ron y Hermione porque estaba anocheciendo y ni Dumbledore ni Fudge podían encontrarlos allí, entonces ellos se alejan del huerto de calabazas, desde lejos, presencian la ejecución de Buckbeak y ella se larga a llorar. De repente, Scabbers, la rata de Ron, lo muerde en un dedo y sale corriendo, el chico lo persigue hasta que la agarra. Y de repente, aparece un perro negro enorme que le muerde la pierna y se lo lleva arrastrando hasta el tronco del sauce boxeador, donde hay un pasadizo secreto que va desde el castillo hasta la Casa de los Gritos, en Hogsmeade.
El perro negro que le muerde la pierna a Ron y lo arrastra hasta la Casa de los Gritos. No es un perro común y corriente, sino que es un animago.
El sauce boxeador ataca a cualquier mago -u objeto- que se le acerque. Destruyó la escoba de Harry, la Nimbus 2000. La única manera de que se detenga éste agresivo y belicoso árbol es apretar un nudo en su tronco con una vara de madera. En sus raíces se encuentra el pasadizo secreto que va desde el castillo hasta Hogsmeade.
Harry y Hermione, desesperados, van a salvar a su amigo pelirrojo y cuando logran recorrer todo el pasadizo secreto y llegar hasta la casa embrujada -que tiene las ventanas tapiadas- se encuentran con que el perro negro era Sirius Black. Black es un animago, un mago que puede convertirse en animal. Hermione se interpone entre el fugitivo y Harry y le dice, valiente, leal y testaruda, pero decidida: "Si va a matar a Harry, mátenos a los tres", pero Black, andrajoso y sucio, con cara de "hechizado o embotado" -dice el narrador en el libro- tras los doce años de encierro (como el conde de Montecristo, seguro que Rowling leyó a Dumas antes) en la cárcel, le contesta a la jovencita: "Sólo uno morirá ésta noche".
De repente, llega el profesor Lupin, se abraza con Black, ante los ojos horrorizados de sus alumnos. Ambos le cuentan la verdad a Harry: que Sirius no traicionó a sus padres, que lo metieron en Azkaban de manera injusta, que el que vendió a Lily y James a Voldemort fue Peter Pettigrew, además de asesinar a trece muggles, -abrió una calle y se cayeron todos cuando Black lo confrontó- se cortó el dedo menique y se hizo pasar por muerto, para eludir a la justicia. Como también era un animago, -podía convertirse en rata- se hizo pasar por un animal doméstico y se fue a vivir con una familia de magos, los Weasley, para enterarse rápido si Voldemort regresaba al poder. Pettigrew se ocultó por temor a sus antiguos amigos, Lupin y Black, porque temía que se vengaran de su traición a los Potter y lo asesinaran.
Sirius va a buscar a Peter Pettigrew... que resultó ser Scabbers, la rata de Ron, quien vivió doce años -una vida muy larga para un roedor- y a la que, curiosamente, le faltaba el dedo menique.
Como los jóvenes no les creían, Sirius y Lupin le apuntan con sus varitas a Scabbers, la rata de Ron, que se transforma en un hombre bajito, de piel sucia, ojos llorosos y nariz puntiaguda, con una voz chillona. Pettigrew, aterrorizado al ser descubierto, admite su culpabilidad ante las acusaciones de Lupin, cito un fragmento del libro:
Remus Lupin: - «Vendiste a Lily y James a Voldemort, ¿verdad?»
Pettigrew: - «¿Qué otra cosa podía hacer? El Señor Tenebroso ... No tienes idea de las armas que posee.»
Desesperado, como el cobarde canalla y traidor que es, Pettigrew mira a Sirius y le pregunta: "¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar?". A lo que éste, furioso e indignado, le espeta: "¡Hubiera muerto! ¡Antes que traicionar a mis amigos, hubiera preferido que Voldemort me matara!".
El hombre -y antigua rata- llega al extremo de arrodillarse y suplicarle a Harry que le salve la vida, que su padre hubiera hecho eso, a lo que Black, más furioso todavía, le grita: "¡¿Cómo te atreves a hablarle a Harry, cómo te atreves a mirarlo a los ojos y a mencionar a James delante de él?!"
No se confundan con el aspecto supuestamente inofensivo de Pettigrew, puede ser un mago muy peligroso y malvado, lo que va demostrar en la siguiente película de la saga. Para mí, es el peor tipo de villano: el que no se banca los trapos. El que comete maldades y atrocidades y después, no se hace cargo y le echa la culpa a los demás. Hasta prefiero a Voldemort, un personaje que es un criminal, es un asesino, un torturador, pero que se muestra tal cuál es y se hace cargo de sus actos.
Si bien en los primeros libros de Harry Potter se aborda el tema de la amistad, por ejemplo, conocemos cómo se forja la de los tres amigos del protagonista, es en El prisionero de Azkaban donde se ven las consecuencias de la lealtad hacia los amigos y también de la traición, la deslealtad. En el caso de los padres de Harry, Voldemort supo donde encontrarlos para matarlos debido a la traición de un amigo suyo, el Guardián del Secreto, Peter Pettigrew. No sólo los traicionó sino que tampoco se hizo cargo de sus acciones, sino que fingió su propia muerte, huyó del Ministerio de la Magia y sus crímenes quedaron impunes por doce años. Hizo que culparan a su antiguo amigo de la infancia y adolescencia, Sirius Black, quien pagó en la prisión de Azkaban lo que le correspondía a él.
Así que la traición fue doble, triple. Vendió a James y a Lily, los condujo a una muerte segura (Voldemort los asesinó a ambos en el valle de Godric, el 31 de octubre de 1981, la misma noche que intentó matar a Harry) y Black, a quien enviaron a cumplir cadena perpetua en Azkaban, sin juicio.
Por éste motivo, El prisionero de Azkaban es mi libro preferido de toda la saga del joven mago. Porque si hay una cualidad que yo valoro en mis amigos, es la lealtad. Un amigo puede tener muchos defectos -todos los humanos los tenemos- pero debe ser leal a los suyos. Como Hermione, cuando arriesga su vida al defender a Harry. Como Sirius Black, que se escapó de la cárcel para vengar a sus amados James y Lily, y que, un par de libros más tarde, va a morir tratando de defender a su ahijado de los Mortífagos.
Finalmente, Harry le perdona la vida a Pettigrew, impide que Sirius y Lupin lo maten. Decide llevarlo al castillo, contar la verdad y entregarlo a los Dementores, para que su padrino quede libre. Pero sus planes se frustran porque cuando salen de pasadizo y llegan a Hogwarts, justo es luna llena y Lupin, se convierte en un hombre lobo. Cuando está transformado es tan peligroso que podría matar a su mejor amigo y cómo era de esperarse, intenta atacar a los alumnos. Pettigrew, aprovechando el revuelo, se transforma en rata y huye, va a reunirse con su amo, Lord Voldemort. Sirius se convierte en perro para tratar de contener a Lupin, es herido y les grita a los chicos que corran, que corran con todas sus fuerzas.
Lupin se interna en el bosque, tras el llamado de otros lobos y Harry va a buscar a su padrino, que estaba herido junto al lago. Ambos son atacados por un centenar de Dementores y salvados por alguien que invocó un encantamiento Patronus, del otro lado de la orilla. El Patronus tenía forma de ciervo, por lo que el niño piensa que podría ser su padre -quien también era un animago y podía convertirse en un animal-. Esto era imposible porque James Potter estaba muerto, pero más adelante sabremos la verdad...
El secreto de Hermione
Harry y Hermione utilizando el giratiempo para retroceder tres horas y salvar a Buckbeak y a Sirius.
Luego de sobrevivir al ataque de los Dementores, Harry se despierta en la enfermería de Hogwarts y su amiga le cuenta que capturaron a Sirius Black y que los Dementores le iban a dar el beso, lo iban a matar, por eso deciden pedirle ayuda al director. Dumbledore, les cree que Sirius es inocente pero les advierte que el Ministerio de la Magia no lo hará, entonces le indica a Hermione que use el giratiempo y que retrocedan tres horas, que nadie debe verlos y que si lo logran, más de un inocente se salvará. Como Ron estaba herido en la pierna, sólo Harry y Hermione viajan en el tiempo hacia el pasado.
Un giratiempo, para que el que no leyó los libros, es un artefacto mágico, un pequeño reloj de arena que le permite a quien lo use retroceder en el tiempo, Hermione tenía permiso de usarlo para asistir a diferentes clases en el mismo horario, un secreto que guardó durante todo el año escolar. La profesora McGonagall, obtuvo el permiso del Ministerio de la Magia -quien regulaba la utilización éstos artefactos- para que la mejor alumna de tercer año pudiera cursar más materias de lo normal.
La cuestión es que ambos amigos, tras el consejo de Dumbledore, liberan a Buckbeak, lo salvan del verdugo y lo esconden en el bosque prohibido; luego esperan a que sus otros yo del futuro salgan de la Casa de los Gritos con los antiguos tres amigos de James Potter. No pueden interferir en el tiempo y evitar que Pettigrew escape. Pero sí les salvan la vida a Sirius y a Harry cuando Lupin, convertido en hombre lobo, los ataca, llamándolo mediante un aullido.
El hombre lobo los persigue por el bosque y cuando está a punto de matarlos, es Buckbeak, el hipogrifo, quien defiende y salva a los dos niños, hiriendo con sus afiladas garras a Lupin, quien se aleja aterrorizado y lastimado. Luego, Harry y Hermione se acercan al lago y ven que nadie se acerca a invocar al Patronus que alejará a Sirius Black y su ahijado del centenar de Dementores. Entonces, el protagonista comprende que era él quien lo había invocado.
Al exclamar, desesperado y casi a los gritos "¡Expecto Patronum!", (Sí, todos los hechizos de Harry Potter están en latín, porque la señora Rowling es muy culta) aparece el ciervo plateado (un Patronus corpóreo, una proeza para un niño de 13 años. ¡Cómo no me iba a enamorar de él cuando era niña!) que embiste a los guardianes de Azkaban y salva a su yo del futuro.
Después, ambos amigos montan a Buckbeak y suben a la torre donde Sirius estaba encerrado, rompen la puerta de la celda y le dejan al hipogrifo para que se escapen juntos, volando. Los dos condenados a muerte por el Ministerio se alejan de Hogwarts por el aire.
Y allí, en ese momento, aparece la escena por la cual empecé a llorar de la emoción, aunque ya la había visto varias veces, pero nunca en pantalla grande:
La última conversación entre Harry y Sirius, su padrino, casi al final de la película, fue todo un acierto de Alfonso Cuarón, el director. Me parece que no está en el libro, que el diálogo no es el mismo, pero es tan emotiva y conmovedora, que hace que éste filme sea inolvidable. La miro veinte años después de verla en VHS y me sigue estrujando el corazón. ¿Qué le dice Sirius a su ahijado? Que es injusto y cruel que él haya pasado más tiempo con James y con Lily que con él, pero que "quien nos quiere, no nos abandona jamás y siempre podrás hallarlos aquí", y posa la mano en el corazón de Harry.

Harry Potter, que era un huérfano y vivía en una casa con unos tíos y primo que lo maltrataban y detestaban, en un hogar sin amor, nunca tuvo una figura materna o paterna que lo protegiera, que le diera afecto. Sus hermanos del alma son Ron y Hermione, pero en Sirius, él encuentra a una mezcla de padre y amigo, algo que no había conocido antes. Así como lloré como una Magdalena por Aquiles muriendo en brazos de Briseida, lloré nuevamente por el prisionero de Azkaban y su amado ahijado, quien estuvo doce años en la cárcel pagando por crímenes que no cometió, traicionado por su amigo, Peter Pettigrew, un canalla y un cobarde, una rata, a la que acogió en su grupo de amigos junto a Lupin y James Potter y cuando vino la guerra contra Voldemort, se pasó al lado oscuro y vendió a todas las personas que lo querían.
Finalmente, Sirius se aleja de Hogwarts montado en el hipogrifo, Buckbeak, libres los dos, y unos días más tarde, Harry se reencuentra con el profesor Lupin, quien decide renunciar porque Severus Snape -furioso por el escape de Black, a quien odia- le reveló a todo el colegio su condición, que era un hombre lobo. Le devuelve a Harry el Mapa del Merodeador porque ya no es su profesor y le dice que no esté triste, que a pesar de que Pettigrew huyó, salvó a un inocente de un destino terrible y que eso valió toda la pena del mundo. Además, le comenta que si de algo está orgulloso, es de lo mucho que aprendió ése año. Lo cierto es que Remus Lupin es el mejor docente de Defensa contra las Artes Oscuras que el joven mago tendrá durante toda su formación escolar.
Como el sauce boxeador había destrozado la escoba de Harry, lo cual era un problema para que continuara jugando al Quidditch, curiosamente recibe por correo una Saeta de Fuego, una escoba profesional que usaban las selecciones nacionales en los mundiales, la más rápida del mundo, que vaya casualidad, venía con una pluma de hipogrifo. Lo que sabremos en el próximo libro es que Sirius Black era un mago de "sangre pura", es decir, que su familia era rica y de una antigua estirpe de magos, por lo que podía darse el lujo de regalarle la mejor escoba del mundo -que era carísima- a su ahijado, quien sale volando por los cielos de Hogwarts a toda velocidad en la última escena de El prisionero de Azkaban.
Así que ésta es la historia de cómo me enamoré de ése personaje literario, ese niño inglés delgado, con anteojos, -o gafas, como le dicen en otros países- cicatriz en la frente, repleto de valentía, coraje y lealtad hacia sus amigos, que vivió innumerables aventuras y sé que lo voy a amar toda la vida. Porque siempre estuvo en los mejores y en los peores momentos de mi existencia. Algún día, no pierdo la esperanza de poder conocer el parque temático con la recreación del castillo de Hogwarts, el Callejón Diagon y el pueblito de Hogsmeade, que queda en los Estudios Universal, en Orlando, Florida, Estados Unidos.
El pueblo de Hogsmeade en el parque temático de Orlando, Florida.
El castillo de Hogwarts, recreado en tamaño real y los turistas en el parque temático de los Estudios Universal. Orlando, Florida, Estados Unidos.
O los Estudios Leavesden, en Londres, Inglaterra, donde se conservan los platós y escenografías originales de las películas -que imagino utilizarán en la serie que está preparando HBO- que hasta fueron visitados no por la difunta reina Isabel II, pero sí por sus nietos William, el pelirrojo Harry y la princesa Kate Middleton.
Cuando no estaban peleados los dos hermanos. Los príncipes Harry y William.
William y Kate en la Sala Común de Gryffindor. Así de importante es Harry Potter, que hasta la realeza lo va a ver.😅
Pueden decir lo que quieran de los británicos, pero sí que saben fomentar y difundir la cultura de su país. Hasta en la embajada británica de Argentina se festejaba el Harry Potter Book Night. Es que el amor por el niño mago trasciende las nacionalidades e idiomas, no es sólo inglés, sino que es patrimonio universal. 💓
. El Gran Comedor de Hogwarts -inspirado por el de la Universidad de Oxford-. Estudios Leavesden, Londres, Inglaterra
Y por último... muchas gracias. J.K. Rowling, por hacernos felices a millones de niños con tus historias. Porque ni mi infancia ni mi adultez hubieran sido las mismas sin Harry Potter y seguramente, jamás hubiera estudiado Literatura sin haber leído aquellos siete libros cuando era pequeña. Libros que me otorgaron innumerables horas de felicidad y me sumergieron en un mundo tan hermoso, fantástico y mágico que el resto del mundo, desaparecía.
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