El Ministerio del Dolor - Dubravka Ugrešić

 


La nueva edición de Editorial Impedimenta (que todavía no fue importada a la Argentina)



"-¿Ha caído en la cuenta de que estos alumnos
suyos, a los que ha obligado a recordar,
precisamente lo que anhelaban era olvidarlo todo, y
de que han simulado el recuerdo sólo para agradarle
a usted? (...)
Sus alumnos, a diferencia de usted, han logrado
amar este país. Esta llana, húmeda e insulsa
Holanda es la tierra del olvido, una tierra sin
dolor...."
(Ugrešić ,2006. Pág. 141)






¿Porqué Dubravka...?


Si tengo que ser sincera, nunca me sedujo del todo la investigación académica en Literatura como actividad o profesión. Me refiero a las elaboraciones de tesis, la escritura y publicación de papers, exposiciones de ponencias en Jornadas y Congresos en las universidades.... En Argentina, a diferencia de España u otros países, no es común que la mayoría de los estudiantes que terminaron una carrera de grado se animen a hacer un máster - o magíster- o un doctorado. Más que nada, por motivos económicos - a diferencia de las carreras de grado, son arancelados- y de salida laboral. No es una exigencia contar con posgrados para impartir clases en las escuelas secundarias (como tuve que explicarle a algunos colegas españoles). Sí es recomendable para trabajar en institutos terciarios o universidades. Me sobran los dedos de las manos para contar a mis compañeros de carrera que siguieron estudiando. Son muy pocos. Hacer un posgrado, por la situación económica que atraviesa mi país, no es nada fácil -y eso, si siguen existiendo las universidades públicas dentro de un año o de un par de meses-.

Reitero, nunca me había interesado (ni me interesa) tener una brillante carrera académica. Yo no ambiciono ser como los profesores que tuve. No porque no los admire, sino porque ellos pertenecen a otra clase social y cultural. Comenzando porque yo no soy porteña, por ejemplo. Seguramente también sea por el lugar de donde vengo -primera generación que fue a la universidad en mi familia-  y porque jamás terminé de sentirme cómoda en ése ambiente. A veces creía que todas esas investigaciones quedaban en un círculo cerrado y no llegaban a donde deberían llegar.


Todo eso pensaba, hasta que descubrí la literatura de Dubravka 
Ugrešić. Así que a veces tenemos que tragarnos nuestras propias palabras y prejuicios. Ugrešić es la única autora que me motiva a querer seguir estudiando y la que logró que tras siete años de estudiar en la facultad me animara -alentada por una compañera- a redactar una ponencia y exponerla en una Jornada de Literatura delante de mis compañeros y profesores, de mi universidad y de otras casas de estudios (siempre hui de las adscripciones y de las becas, por más que algunos compañeros me insistieran en que me anotara).
Al final, fue una experiencia que me gustó muchísimo y que disfruté porque traté de hacerlo de la manera más amena posible: mostrando imágenes en un proyector, no leyendo el papel para no aburrir a la gente y en un lenguaje formal pero coloquial, para que sea más dinámico. 

Uno de los sueños que me dejó esa experiencia es cursar un máster en Literatura y escribir una tesis sobre las novelas de Dubravka y algunos de sus ensayos. No sé si algún día lo voy a poder hacer, pero me encantaría. No para dedicarme a dar clases en la universidad y a coleccionar títulos, sino para darme el gusto de escribir sobre una escritora que considero brillante y que tuvo una vida difícil, a veces muy desdichada. Que pagó un precio elevado por seguir sus propios principios, sus propias reglas. Es extraño, pero siento que se lo debo. Por lo mucho que me interpeló su obra en determinados momentos -por motivos muy personales, que no voy a detallar aquí- y porque merecía más reconocimiento del que tuvo. Por lo menos, deberían haberle dado el Premio Nobel de Literatura. 




Sinopsis


«Estaba convencida de que la desintegración del país, la guerra, la represión del recuerdo..., la esquizofrénica situación general y, además, el exilio, eran la causa de las dificultades emocionales e idiomáticas de mis estudiantes. Todos estábamos sumidos en el caos. Ya no estábamos seguros de qué éramos ni qué queríamos ser», reflexiona al inicio del curso Tanja Lucić, profesora croata exiliada de la antigua Yugoslavia al comienzo de la guerra que fragmentaría este país en varios estados. 

La mayoría de sus alumnos de lengua y literatura serbocroata en la Universidad de Ámsterdam también se vieron obligados a exiliarse (algunos para evitar ser movilizados; otros huyendo de una muerte casi segura). Todos comparten el amargo recuerdo de un país ahora inexistente, la dramática vivencia de una guerra y la desorientación vital del desarraigo. Lucić concluye que «la tierra de la que procedíamos era nuestro trauma común», y decide entonces obviar el programa docente y emprender una suerte de terapia de grupo para intentar superar el duro golpe emocional causado por la imposibilidad del retorno a casa y de la pérdida de la identidad. Intenta preservar una herencia cultural común que en su fragmentado ex país ahora repudian; quiere, en definitiva, reconciliarse con el pasado para poder así librarse de él, cicatrizar las heridas e iniciar una nueva vida. El ejercicio de nostalgia colectiva pasará a ser un duro y catártico proceso de reconstrucción vital del que Lucić no saldrá ilesa emocionalmente.




Dubravka Ugrešić
La "bruja" que agarró su escoba y voló lejos


"El Ministerio del Dolor" (Anagrama, 2006)  es mi novela favorita de las cinco que la autora publicó. Se titula así por el nombre de una tienda que vendía indumentaria y artículos para el sexo sadomasoquista en Ámsterdam, Holanda. Algunos personajes de la novela -inmigrantes ex yugoslavos- trabajaban como sastres para ese lugar, era el trabajo mejor pagado para estos jóvenes. Es imposible hablar de ésta novela sin mencionar algunos aspectos biográficos de su autora, porque la protagonista, la profesora Tanja, es un álter ego de la misma. Si bien es una novela de ficción, es evidente que en cierta medida es un poco autobiográfica. Está ambientada en Ámsterdam, Países Bajos, en 1997. La misma ciudad en la que la escritora croata decidió radicarse definitivamente y en la que vivió hasta su muerte, en marzo del 2023. 


Dubravka 
Ugrešić nació en Kutina, Croacia, en 1949, hija de una inmigrante búlgara y un padre serbio, que fue partisano en la Segunda Guerra Mundial. Estudió en la Universidad de Zagreb, era profesora de Lengua y Literatura rusa y Doctora en Literaturas Comparadas, dio clases de Teoría Literaria en esa misma casa de estudios por más de veinte años. Tradujo en conjunto una antología de poetas rusos vanguardistas al serbocroata (New Russian Fiction, 1980) y fue la primera mujer yugoslava en obtener el prestigioso premio NIN en 1988, por su novela Fording the Stream of Consciousness - no está traducida al español, todavía- . Alcanzó el éxito con la novela "Steffie Speck en las fauces de la vida" (1981) , que fue adaptada al cine por el director Rajko Grlić en 1984.


Dubravka fue una de las escritoras que mejor reflejó el drama y el dolor de los exiliados de la antigua Yugoslavia, tras las Guerras de los Balcanes durante la década de los noventa. En sus novelas y ensayos escribió sobre cómo vivían, sentían y sobrevivían aquellos que habían tenido que abandonar su patria debido a la guerra, desde los jóvenes que todavía podían labrarse un camino por delante hasta los mayores que vivían el exilio y el destierro como una tortura sin fin.  

A pesar del altísimo nivel cultural y de la formación académica de ésta autora su biografía -por suerte- terminó  inmiscuyéndose en sus obras de ficción. Los que pudieron leer todas sus obras -incluyendo aquellas que no están traducidas al español ni al inglés- afirman que su literatura post exilio es diferente de la de sus comienzos. Como dijo otro intelectual yugoslavo, Dubravka era una “estrella de la literatura”, hasta que se atrevió a posicionarse públicamente en contra de la guerra y el nacionalismo católico y conservador del presidente Tudjman. 


Algunas imágenes de las "Guerras de los Balcanes" (1991-1995). Las imágenes de arriba son de la ciudad croata de Vukovar, asediada y destruida por el ejército yugoslavo y los paramilitares serbobosnios (más conocidos como chetniks). La imagen de abajo, izquierda, es del sitio de Sarajevo, Bosnia-Herzegovina, en 1992. La de la derecha es el puente otomano de Mostar, destruido por la Guardia Nacional Croata (HVO) 



Cuando comenzaron las Guerras de los Balcanes a principios de 1991, la autora tuvo una postura antibelicista y antinacionalista, escribió en medios gráficos contra el nacionalismo, la estupidez de la guerra y la criminalidad de la misma, en sus propias palabras. Fue atacada y perseguida públicamente por los intelectuales, escritores y periodistas afines a las políticas del presidente Franjo Tudjman, llamada "antipatriota", "traidora", "enemiga pública" y "bruja", junto a otras cinco intelectuales yugoslavas, entre ellas, la socióloga, ensayista y periodista Slavenka Drakulić . El pecado mortal que cometieron éstas mujeres fue denunciar las violaciones masivas de mujeres en las guerras yugoslavas en la Cumbre del PEN Internacional, en Rio de Janeiro, Brasil. Y quejarse de la escasa libertad política de expresar sus opiniones en la Croacia de Tudjman. 


Slavenka Drakulić , otra de las "brujas de Río", que compartió el mismo destino que su colega. En la actualidad, casada con un periodista sueco, vive entre Viena, Austria y la isla de Istria. No ha regresado a residir en Zagreb. 


Son muy reveladoras e interesantes las declaraciones de Slavenka a la profesora y traductora española Isabel Nuñez en el libro Si un árbol cae (Alba, 2008) al ser consultada sobre la persecución que sufrieron ella y sus colegas:

"Posiblemente Dubravka, que estuvo en la misma situación, se lo dijo: los que nos atacaron y que nos proclamaron brujas eran nuestros colegas periodistas, no los políticos. Por supuesto que seguían sus objetivos y que si nos declararon brujas fue porque éramos críticas con la política nacionalista de Tudjman. Pero los ejecutores eran colegas de los periódicos sólo cinco colegas  nos apoyaron en los medios y todos eran del Feral Tribune, gente muy comprometida con la izquierda. Exceptuándolos a ellos, todos los demás nos atacaron porque nuestro caso se convirtió en la ocasión de probar su lealtad al gobierno. Desde el punto de vista, fue muy doloroso. Ellos fueron los ejecutores; periodistas e intelectuales, El artículo en el que dije que la identidad nacional era como una camisa demasiado estrecha se publicó en Time Magazine en 1992 y eso me convirtió en traidora. (…) 


A lo que Isabel le pregunta, si una mujer feminista, intelectual, libre, era el mejor ejemplo del mundo cosmopolita y moderno, el modelo que más detesta el mundo rural patriarcal.. Slavenka respondió: 
 

"Éramos enemigos ideales, sí. Nosotras representábamos todo lo que ellos odiaban. No fue casualidad que nos atacaran, no sólo como escritoras sino también como personas. Además, algunas de nosotras habíamos formado matrimonios mixtos. Lo teníamos todo: feministas, intelectuales críticas, mujeres, matrimonios mixtos… contra todos sus principios. Cuando los nacionalistas llegaron al poder, las mujeres sufrieron un retroceso." (Nuñez, 2006. Pág.214 y 215) 



Cuando le pidieron a Dubravka identificarse étnicamente como croata en el nuevo documento de identidad  - a lo que se negó, ella provenía de una familia mixta-  y tras recibir ataques públicos en la prensa como sus colegas, -las "brujas de Rio"- decidió marcharse de Croacia en 1993primero a Alemania, donde trabajó en universidades y luego se instaló definitivamente en Ámsterdam, donde residió hasta su fallecimiento. Regresaba a Zagreb a visitar a su madre, dos o tres veces al año, pero nunca quiso volver a vivir allí. Sus libros fueron "limpiados" de las bibliotecas públicas, programas escolares, académicos en su país natal. Se convirtió en persona non grata, pero debido a sus libros de ensayos sobre la guerra, el nacionalismo, el exilio y el poscomunismo, se la empezó a traducir y estudiar en Estados Unidos, país donde fue profesora invitada en universidades como Harvard, Columbia, UCLA, entre otras. Producto de aquellas experiencias, Dubravka escribiría su libro de ensayos "Ficcionario americano", publicado - y traducido por primera vez al español- el año pasado por la Editorial Impedimenta.
 Lo más irónico de su biografía es que el exilio (una situación muy dolorosa y traumática para ella) le granjeó ser traducida a diversos idiomas, ser estudiada en universidades extranjeras y le otorgó fama mundial, siendo una de las escritoras más reconocidas de la antigua Yugoslavia.

Mientras que en su país de origen, era y sigue siendo persona non grata, sus libros están prohibidos y no se publican sus novelas – no así en Sarajevo, Bosnia, donde ha ido a presentar varios libros y siempre fue bien recibida por su postura antibelicista- , el resto del mundo la valoraba como autora y hasta fue candidata al Premio Man Booker Internacional por toda su trayectoria literaria y al Premio Nobel de Literatura, que tendrían que habérselo dado antes de morir – si el mundo fuera justo, por supuesto-.





Sentir la lengua propia como ajena: Tanja, una extranjera en Ámsterdam


"Aquí, donde me rodea el neerlandés y me comunico en inglés, a menudo experimento mi lengua materna como ajena. Por eso tengo la sensación de que es aquí donde estoy aprendiendo a hablar. Me cuesta, cada poco tomo aliento sólo para no enfrentarme al hecho de que no soy capaz de decir lo que quiero; para no enfrentarme a la pregunta de si con un idioma que no ha aprendido a describir la realidad es posible hacer algo, aunque la percepción interior de esta realidad parezca muy compleja, si es posible contar una historia, por ejemplo. Porque yo he sido profesora de literatura". (Ugrešić,2006, pág. 8) 


La protagonista de "El Ministerio del Dolor" es la profesora croata Tanja Lucić, quien debido a la Guerra de los Balcanes (e incómoda y disconforme con la situación política de su país) decide renunciar a su trabajo en Zagreb y emigrar a Berlín, Alemania, junto con su pareja, un matemático serbio, Goran. Viven allí durante un tiempo y luego finalizan su relación porque él se va a vivir a Japón, donde le ofrecieron un puesto de trabajo en la Universidad de Tokio. Ella se niega a irse con él porque no quería abandonar Europa y gracias a una conocida, - radicada en Holanda, casada con un neerlandés- consigue un puesto como docente suplente por dos semestres  en la Universidad de Ámsterdam. La historia está ambientada en 1997 - según la autora- por lo que el conflicto en los Balcanes era bastante reciente. 


Tanja llega a Ámsterdam, se instala en un semisótano que le alquila la universidad en el Barrio Rojo y comienza a impartir clases de serbocroata  a un grupo de estudiantes ex yugoslavos, todos exiliados, que se inscribieron en la facultad no por el interés en aprender literatura sino porque les facilitaba obtener el visado de residencia permanente holandés. Por una mera cuestión burocrática. los Países Bajos, junto a Alemania y Suecia, fueron de los que más exiliados y refugiados ex yugoslavos recibieron durante la década de los noventa:



"Habían llegado aquí con la guerra, algunos tenían estatuto de refugiado, otros no. Los chicos, en general, habían escapado de la movilización, y procedían de Croacia y de Serbia. Otros venían de las zonas en conflicto, de Bosnia y de algunas regiones croatas. Algunos habían seguido a los primeros y se habían quedado. Los había también que, al enterarse de que el gobierno holandés concedía  generosamente ayuda social y alojamiento a los refugiados de Yugoslavia, habían venido para cambiar la débil divisa de su vida por otra más estable. Otros habían ido a parar con parejas holandesas." (Ugrešić, 2006.Pág. 11) 


Los alumnos de Tanja, que la llamaban cariñosamente "compañera", rondaban entre los veinte y los treinta y tantos y algunos tenían su misma edad o eran mayores que ella. Provenían de diferentes países de la ex Yugoslavia, habían croatas, serbios, serbobosnios, bosnios musulmanes, también había una holandesa, Johanneke, que hablaba con fluidez el serbocroata porque se había casado con un bosniaco, vivió en Bosnia durante unos años, luego se divorció y regresó a los Países Bajos, decidida a estudiar filología eslava. Ella era la intérprete oficial de la cátedra. En la novela en su idioma original, se nota de qué etnia y nacionalidad es cada alumno por el dialecto y el acento con el que habla, algo que lamentablemente se perdió en la traducción al castellano. 



Un idioma dividido en tres



Tanja, al principio, sentía que se encontraba en una situación absurda, tenía que impartir una materia que oficialmente ya no existía. La filología yugoslava - que abarcaba la literatura eslovena, croata, bosniaca, serbia, montenegrina y macedonia- había desaparecido como carrera junto a con Yugoslavia. Ella pensaba que sus alumnos estaban más interesados en obtener los papeles holandeses y no en la literatura. Tenía que enseñar la literatura de un país  - o de unos países- del que sus alumnos habían huido o habían sido expulsados. Por lo tanto, comenzó por el idioma el croata-serbio o el servo-kroatisch, la lengua que se hablaba en Croacia, Serbia, Bosnia y Montenegro, pero que se había dividido en tres lenguas oficiales: croata, serbio y bosníaco (un tema que le interesó mucho a mi profesora de Sintaxis y variación, que es Doctora en Lingüística, cuando expuse sobre ésta novela). La profesora Lucić afirma que el croata, el serbio y el bosniaco eran variantes de una misma lengua y que apoyaba esa tesis: 

"Todos los idiomas son dialectos tras los que se encuentra un ejército. Tras el croata, el serbio y el bosniaco se hallan bandas paramilitares. No irán a permitir que criminales analfabetos sean sus consejeros lingüísticos, ¿no?¡Sólo nos faltaba eso! (...) 

Sin embargo, no era todo tan sencillo. Mis alumnos sabían bien que no se trataba de una metáfora, y que detrás de nuestras lenguas, se humillaba, se asesinaba, se violaba y se expulsaba. Eran lenguas que se hacían la guerra sosteniendo que eran incompatibles, justo, quizá, porque eran inseparables. (....) Era una época de divorcio lingüístico llena de ruido y rabia. La lengua era un arma, delataba, marcaba, separaba y unía." (2006.Pág. 29) 


Aun así, ella se dio cuenta que sus alumnos se expresaban con mayor facilidad en una lengua que no era la suya, en inglés u holandés, aunque los sabían a medias. Algunos de sus estudiantes habían vivido la guerra de cerca, como en el caso de Meliha, una chica bosnia que sobrevivió al sitio de Sarajevo o Selim, a cuyo padre lo asesinaron -degollaron, mejor dicho- los chetniks en el tristemente célebre campo de concentración de Omarska- que dio a conocer al mundo el periodista y corresponsal de guerra irlandés Ed Vulliamy, junto a una colega, Penny Marshall-. Por lo tanto, surgen algunas tensiones dentro del grupo de estudiantes, cuando Selim pelea con otro estudiante de origen serbio. La experiencia personal de Tanja  con la guerra en comparación con sus alumnos, había sido mínima. 


Reconstruyendo el pasado yugoslavo: la polifonía* en los ensayos de los estudiantes


"Tenía que encontrar un punto en común. Sentía su fragmentación interna, su rabia, su muda protesta interior. A todos, de una u otra forma, nos habían desvalijado. La lista de cosas que nos habían arrebatado era larga y terrible. Nos habían quitado un país en el que habíamos nacido y el derecho a tener una vida normal. Nos habían quitado un idioma. Habíamos experimentado la humillación, el miedo y la impotencia. (...) Ahora, todos de algún modo éramos convalecientes. 

En medio de esa locura tenía que encontrar un territorio que nos perteneciera a todos por igual y que fuera el menos doloroso. Y eso, sólo podía ser, en mi opinión, nuestro pasado común. Porque a todos nos habían despojado del derecho a la memoria. Con la desaparición del país, también la vida en él tenía que borrarse. A los nuevos gobernantes no les bastaba sólo el poder: en los nuevos estados tenían que vivir zombis, gente sin recuerdos. El pasado yugoslavo tenía que ser expuesto al escarnio público, se invitaba a la gente a renegar de su vida anterior y a olvidarla." (2006. Págs. 40 y 41) 


Durante el primer semestre de clases, la profesora Lucić tiene el propósito de recuperar y compartir los objetos artísticos de la antigua Yugoslavia con sus alumnos porque consideraba que los nuevos regímenes los habían despojado de su derecho a la memoria. Por este motivo, a lo largo de la novela aparece la intertextualidad* en diferentes lenguajes artísticos que cumplen la función de recuperación de la memoria cultural yugoslava desde el exilio. Durante este período, ella y sus estudiantes vieron películas clásicas del cine yugoslavo, escucharon canciones populares como las del grupo de rock Bijelo Dugme, elaboraron gastronomía bosnia y compraron la “bolsa de compras a rayas roja, blanca y azul” que representaba la bandera de su antiguo país.

La autora utiliza el recurso literario de la polifonía en las reproducciones de los breves ensayos de sus alumnos en los que rememoran su infancia en la Yugoslavia comunista. Ugrešić logra recrear con maestría las voces de los estudiantes, los dialectos de cada uno y la jerga juvenil repleta de anglicanismos de algunos de ellos, quienes no se sentían cómodos hablando su lengua madre. La polifonía se utiliza en el ensayo de Igor, un estudiante, titulado “Horror y horticultura”, en el que analiza e interpreta un ejemplar de la Nueva antología de la poesía yugoslava (Zagreb; 1966). El alumno descubre, irónico y horrorizado, que los temas de la mayoría de las poesías eran la patria o la madre, y califica al resto de “poemas de terror dignos de película de serie B o de una novela de Stephen King” y a los poetas, unos "necrófilos que le escriben poemas de amor a las mujeres sólo cuando están muertas". El joven llega a ésta opinión debido a los tópicos en de las poesías de la antología, repletos de tumbas, cementerios y exacerbación del nacionalismo étnico, que fueron el germen de las futuras guerras fratricidas que asolaron Yugoslavia.



Otros ensayos que reflejan aquel pasado yugoslavo y que me causaron muchísima ternura y desolación cuando los leí son los de Nevena, -una chica bosnia- que contaba una escena de su infancia cuando cocinaba con su madre, el de Boban - que provenía de Serbia- que relataba una de sus primeras lecturas, un libro de su abuelo (un antiguo partisano comunista) llamado "Vida y Obras de V.I.Lenin", que él pensaba que era un cómic. También nos encontramos con el ensayo de Meliha, que es la receta de la "olla bosníaca", el de Ante, un joven croata, que relata los primeros bailes de la adolescencia, que se hacían en la escuela -todavía no había discotecas- , donde sacaban a bailar a las chicas ,(o viceversa) las compañeras de clase, en el "baile agarrado", como le llamaban. Él recuerda la piel, el aliento y el nombre de la chica que le gustaba en aquella época. A su vez, Johanneke rememora que en su infancia sus padres los llevaban de vacaciones a ella y a sus numerosos hermanos a Yugoslavia porque era barato. Veraneaban en la costa adriática en una tienda de campaña de familia. El heladero albanés que les venía los llamaba "bolas de vainilla" porque los veía demasiado pálidos. 


Polifonía*: refiere a la pluralidad de voces presentes en un texto que surgen de cualquier ámbito de la comunicación. La consideración de los géneros literarios dentro de la categoría más amplia de géneros discursivos permite observar los aspectos polifónicos: la literatura toma, incorpora u transforma otros géneros, que deben comprenderse en el marco del nuevo contexto discursivo. Las relaciones que establece Bajtín (1979) entre géneros primarios y secundarios permiten abordar otras cuestiones vinculadas con la polifonía. 

Las diversas ramas de la sociolingüística aportan elementos para observar lo que hay de social en cualquier forma de uso individual de la lengua: las mezclas de las lenguas, las variantes dialectales, de registro, de franja etaria socioculturales, ideológicas, marcan la presencia de diversas voces sociales dentro del texto; hacen ver que a través del autor se hacen presentes diversas voces que muestran la variación de la lengua dentro de la comunidad.

Bajtín, M.  (1982[1979]) Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI 

Intertextualidad: relaciones de referencia entre textos literarios, el modo en que un texto literario retoma otro u otros. Gérard Genette afirma que puede haber una cita directa de otro texto o una apropiación de recursos de estilo; pueden tomarse aspectos de estructura, puede haber referencias temáticas a otro texto literario, desde elementos sueltos a una trama argumental completa.


-ALERTA: SPOILERS-


Mi casa ya no era "mi casa": Tanja de vacaciones en Zagreb 

y la prohibición de la "yugonostalgia"


Durante las vacaciones de invierno, la protagonista viaja a Zagreb para visitar a su madre anciana -que vivía sola y había enviudado hace años- y a sus ex suegros, los padres de Goran. Cuando camina por las calles de la ciudad (a las que le habían cambiado todos los nombres) se pierde y comienza a experimentar una sensación de extrañamiento. Tanja se da cuenta de que Zagreb, la ciudad que antaño era su hogar, ya no lo es. Solo quedaba su madre allí. Sus amigos, su ex pareja, se habían ido y dispersado por el mundo. El tiempo y el espacio se habían dividido entre el de antes y el después. En el exilio, todos - ella y sus alumnos- se habían quedado sin testigos, sin padres, sin familia, sin amigos, conocidos ni allegados con los que repetir el material de sus vidas. 

Cuando regresa a Ámsterdam para el segundo semestre de clases, se entera de que uno de sus alumnos, Uros, se suicidó. Sus compañeros le cuentan que lo hizo por vergüenza, porque su padre, un serbobosnio, iba a ser enjuiciado en La Haya por cometer crímenes de guerra en Bosnia contra civiles musulmanes. Igor, el alumno con que Tanja tenía mayor cercanía, la invita a La Haya a presenciar el juicio, el departamento de Eslavas regalaba pases para los estudiantes de la universidad. 

La narradora, la profesora Lucić, al presenciar el juicio del padre de Uros se da cuenta de que ninguno de los imputados se sentía culpable.... También se preguntaba lo que había pasado con los cientos de miles de personas anónimas "sin cuyo fogoso apoyo la guerra no había estallado". ¿Se sentían culpables?. Tanja cuestiona el accionar de los políticos, diplomáticos, funcionarios de estos servicios y militares extranjeros que estuvieron en el país durante la guerra: "Estaban extraordinariamente bien pagados; además del dinero, ganaban un aura de salvadores, y luego ascendían en el escalafón de la ONU o de cualquier institución internacional" ¿Se sentían ellos culpables? Sólo hacían su trabajo. (Ugrešić, 2006.Pág. 97) Así también cuestiona a los francotiradores, los chetniks, que asesinaban a civiles en Sarajevo, a los reporteros gráficos extranjeros que fotografiaban a los muertos en las calles, antes de llamar a una ambulancia y luego ganaban premios por sus fotografías. 


La cuestión es que tras el suicidio de éste estudiante, el jefe del Departamento de Eslavas, el marido de su ex colega, Ines Kadic, llama a Tanja para comunicarle que sus alumnos se quejaron de sus clases y le exige que imparta la materia de una manera convencional y se atenga al programa de estudios, que no fue contratada para ofrecer una "terapia psicológica de grupo", que abandone la "yugonostalgia" y que deje de recorrer cafés y bares junto a sus estudiantes. A lo que ella contesta, indignada, que no puede "aturdir con poesía renacentista a gente que escapó de un matadero". Pero finalmente, cede para conservar su empleo. 


Por lo tanto, el exilio se vuelve a hacer presente como tema literario, porque, al no poder recrear la “yugonostalgia”, la docente decide “armarles el equipaje de exiliado a sus alumnos”, dándole a conocer sus familias literarias, sus antepasados. Aquí es donde salen a relucir los conocimientos académicos de Ugrešić: los estudiantes de Tanja comienzan a leer a Pushkin, Lérmontov, Turguénev, Griboyédov, Goncharov, Chéjov, Olesha y autores yugoslavos, el más célebre de ellos es el croata Miroslav Krleža. El feminismo de la autora también es notable cuando la profesora Lucić menciona que les enseña la 
“rama literaria masculina” de la literatura eslava porque para las mujeres solo había tres lugares: la abandonada por el protagonista, la femme fatale o la mártir.



Igor, el alumno rebelde, lúcido e inconformista -y enamorado-


A lo largo de la novela, el lector percibe que la protagonista no puede volver a su país, pero tampoco se adapta a su nueva vida en Holanda. También se plantea un dilema moral, porque la asignatura que debe impartir ya no existe. 

El empecinamiento de la profesora Lucić por recordar el pasado yugoslavo será resistido por algunos alumnos, el único que se atreverá a enfrentarla es Igor, un alumno croata al que desaprobó injustamente en un examen final. El joven le reprocha que ella los obligó a recordar cuando anhelaban olvidarlo todo, que tiene un recuerdo idealizado de Yugoslavia, aquella de la “Unidad y la Fraternidad” y que no ve las crudas realidades que provocó la guerra. También considera que daba clases de una cultura que se había comprometido por sí sola, de una asignatura que ya no tenía sentido estudiar, no desde su pasado nostálgico e idealista.


“Cuando habló de Ivo Andrić evitó decir que los carniceros culturales locales lo habían cortado en tres pedazos: uno croata, otro bosniaco y otro serbio. Cuando habló de la historia de la literatura, desaprovechó la oportunidad para decir que toda esa historia de la literatura suya se había convertido en una tonelada de carbón, real y simbólica, en el preciso instante en que la Biblioteca Nacional de Sarajevo ardió en llamas y los libros fueron arrojados a contenedores de basura. ¡Los libros ardieron, compañera! Esto también es la historia cultural real de los pueblos yugoslavos.” (Ugrešić,2006. Pág.126)


Fotografía: Gervasio Sánchez. 

La Biblioteca Nacional de Sarajevo fue bombardeada e incendiada por el Ejército de la República Serbia entre el 25 y el 26 de agosto de 1992. El que ordenó su destrucción fue un profesor de literatura serbobosnio, especialista en Shakespeare: Nikola Koljevic, recordado por uno de sus alumnos más famosos: el escritor bosnio -radicado en Estados Unidos hace décadas- Aleksandar Hemon. Un profesor universitario que ordena destruir una biblioteca. A ésos extremos llega el ultranacionalismo. Koljevic es un personaje secundario en la brillante novela de la escritora española Clara Usón, "La hija del Este". 




En la actualidad, reconstruyeron la biblioteca con su arquitectura original. Pero los libros y manuscritos ardieron y nunca pudieron recuperarlos. El objetivo de bombardear la biblioteca era borrar de la faz de la tierra el multiculturalismo yugoslavo y destruir la arquitectura otomana del edificio, además de la memoria histórica del pueblo de Sarajevo. Hubo ciudadanos que arriesgaron sus vidas para rescatar libros de las llamas. 


Esa imagen del incendio de la Biblioteca Nacional de Sarajevo fue tomada por el camarógrafo Paco Custodio para la Televisión Española. El periodista que cubrió esta noticia fue nada más y nada menos que el entonces corresponsal de guerra -y desde hace décadas, escritor-, mi admirado Arturo Pérez-Reverte.  (Lástima que en YouTube no pueda verse éste material). Respecto a éste tristísimo suceso, recomiendo el artículo Asesinos de libros.

El Premio Nobel yugoslavo Ivo Andrić  junto al puente otomano de Višegrad​​, Bosnia- Herzegovina. Durante las guerras de los noventa ese mismo puente fue escenario de masacres contra civiles bosnios musulmanes. Al respecto, recomiendo la película de la directora de cine bosnia Jasmila Žbanić "For Those Who Cannot Tale Tales", en el que la protagonista, una turista australiana, se aloja en el siniestro hotel Vilina Vlas sin conocer su historia. 

La principal diferencia entre la profesora Lucić y sus alumnos, tal como le espeta Igor en la novela, es que ellos lograron adaptarse a Holanda, porque aprendieron el idioma y lograron amar ese país, porque para ellos los Países Bajos es la tierra del olvido, una tierra sin dolor, que absorbe los recuerdos dolorosos que ocasionaron la guerra y la desintegración de Yugoslavia. Igor es el que denuncia la violencia que implica obligar a alguien a recordar, el que manifiesta la tortura que era para ellos, los alumnos, idealizar un país que había estallado en pedazos y los había dejado sin nada. A diferencia de Tanja, su principal recuerdo es que en Croacia "los motherfuckers locales quisieron ponerle un uniforme militar y enviarlo a la guerra", a defender “su patria”, cuando para él, toda Yugoslavia era su patria. Igor, como miles de jóvenes ex yugoslavos, eligió el exilio antes que la posibilidad de morir en una guerra fratricida en la que no creía. 


Tanja e Igor, entre la atracción, el deseo y la tensión



Por otra parte, la metaliteratura vuelve a aparecer en El Ministerio del Dolor, cuando Igor elige el cuento de hadas “De cómo Potjeh buscó la verdad” de la escritora croata Ivana Brlić-Mažuranić para realizar un análisis y exposición de la metáfora del retorno del exilio en un examen final. Su interpretación e hipótesis del relato es que vivir en el exilio es una derrota, porque Potjeh pasa los días en el bosque sumido en un sopor amnésico total, entregado al olvido. El regreso a casa es el regreso a la memoria, pero también a la muerte. Al acordarse de todo, Potjeh vuela a casa, pero se cae al pozo. El estudiante llega a la conclusión de que el único triunfo de la libertad humana está contenido en ese segundo de la partida en una u otra dirección. Igor opina que, considerando esta verdad interior, Brlić-Mažuranić ignora el género y escribe un mal cuento.

Por lo tanto, la inclusión de este relato es otro recurso literario de la autora para abordar los matices y sentimientos de su protagonista, quien se sintió interpelada por el análisis del cuento, revelándose una verdad que prefería ignorar. Otra frase de su alumno es la que le causa una gran incomodidad, porque toda la novela es un intento de contestar a la siguiente pregunta: “Los hombres son los que siempre viajan en la literatura. Se van, regresan y derraman sus lágrimas por todos los períodos literarios. ¿Y qué pasa con las mujeres?” (Ugrešić,2006. Pág.126).

No quiero dar demasiados spoilers, pero a lo largo de la novela se produce un acercamiento entre Tanja e Igor, quienes se atraen muchísimo y al final de la novela, terminan siendo pareja y viviendo en un piso a las fueras de Ámsterdam que Ana, una de las estudiantes, les prestó, cuando regresó a su Belgrado natal con su marido holandés. A ella no le renuevan el contrato en la universidad y comienza a trabajar como niñera y él, como albañil con inmigrantes irlandeses. La escena final en la que Tanja camina por la playa y maldice en todos los dialectos de la ex yugoslavia es tremenda, es muy contundente. 


Metaliteratura: Literatura cuyo objeto es la propia literatura. Es una autorreflexión literaria en la que la narración gira en torno a la creación, el poder y la influencia de la literatura. (RAE) 


-FIN DE LOS SPOILERS- 



El Ministerio del Dolor es una novela desgarradora, emotiva y cruda, donde abundan las experiencias autobiográficas y se expone el drama que implica convertirse en el extranjero, el refugiado, el otro. Es la más humana que escribió Dubravka, tal vez por eso es mi favorita de toda su bibliografía. 

Por un lado, la novela denuncia la violencia que implica el olvido de la memoria cultural yugoslava, lo que se evidencia en el intento desesperado de la profesora Lucić en recrear y recordar el “pasado yugoslavo” junto a sus alumnos. Sin embargo, también se denuncia la violencia en la imposición forzosa del recuerdo, que por la nostalgia idealizada que conlleva termina siendo un obstáculo para la adaptación al país de inmigración, como argumenta Igor.


La novela de Ugrešić no solo es una historia sobre la guerra, el exilio y el desgarramiento, sino que también refleja la importancia de la educación, la transmisión y los vínculos humanos más allá de la relación tradicional entre profesor-alumno, sobre todo en una situación extrema y delicada como lo es una guerra. Es una prueba de cómo la lengua y la literatura pueden ser un punto en común a pesar de que todo lo que los personajes tenían (un país, un idioma, una ciudad) había sido fragmentado y dividido, y en algunos casos, como la Biblioteca Nacional de Sarajevo que menciona Igor, destruidos.





Nota al pie: no suelo incluir conceptos de la teoría o crítica literaria en mis reseñas de libros. Tuve que hacerlo porque algunos fragmentos fueron extraídos de un trabajo que escribí sobre ésta novela. Me vi "obligada" a utilizar términos como polifonía, metaliteratura o intertextualidad por mi profesor de Literatura Contemporánea, que no quería que haga un análisis histórico, sino literario. Así que tuve que dejar de renegar de la academia y ser "una buena chica, buena estudiante de Letras". 😑 Aclaro esto porque el uso de ese tipo de análisis no fue una intención de alarde o pedantería, sino un requisito que me impusieron en su momento para poder hablar de la obra de Dubravka Ugrešić.


Sobre la autora:

Fuí, vi y escribí: Ellos recordaron por nosotros- Hinde Pomeraniec (Infobae Argentina)

Recuerdo de Dubravka Ugresic (Letras Libres, España)

Entrevista con Dubravka Ugresic - Editorial Impedimenta. España

Dubravka Ugresic, Nacionalidad Inexistente (Zenda Libros) España

Babá Yaga puso un huevo- Reseña, Mariana Enríquez (Página 12, Argentina)

Dubravka y el zorro - Juan Forn (Página 12, Argentina)



Bibliografía:

Forn, Juan. (2020, 7 de agosto). Dubravka y el zorro. Página 12  https://www.pagina12.com.ar/283475-dubravka-y-el-zorro

Martínez Gómez, Roberto. (2016). “La pérdida de la identidad en la literatura post-yugoslava: el exilio y desarraigo en El Ministerio del Dolor (2004) de Dubravka Ugrešić y Viaje a mi país ya inexistente (2013) de Tamara Djermanovic.” En Revista Espéculo n°56. Universidad Complutense de Madrid.

Nuñez, Isabel. (2008Capítulo 14: Barcelona-Berlín, las fronteras y los apátridas. Dubravka Ugrešić (pp.189-198) En Si un árbol cae. Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes. Editorial Alba. Barcelona. 

Romero, Eladio e Iván. (2016) Breve historia de la Guerra de los Balcanes. Editorial Nowtilus. Madrid.

Ugrešić, Dubravka (2006) El Ministerio del Dolor. Editorial Anagrama. Barcelona.

 ---------------------- (2021, 25 de marzo) “La gente disfruta de su condición de analfabeta”. En El Cultural. https://www.elespanol.com/el-cultural/20210325/dubravka-ugresic-gente-disfruta-condicion-analfabeta/568695268_0.html






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