El Ministerio del Dolor - Dubravka Ugrešić
Todo eso pensaba, hasta que descubrí la literatura de Dubravka Ugrešić. Así que a veces tenemos que tragarnos nuestras propias palabras y prejuicios. Ugrešić es la única autora que me motiva a querer seguir estudiando y la que logró que tras siete años de estudiar en la facultad me animara -alentada por una compañera- a redactar una ponencia y exponerla en una Jornada de Literatura delante de mis compañeros y profesores, de mi universidad y de otras casas de estudios (siempre hui de las adscripciones y de las becas, por más que algunos compañeros me insistieran en que me anotara).
Dubravka fue una de las escritoras que mejor reflejó el drama y el dolor de los exiliados de la antigua Yugoslavia, tras las Guerras de los Balcanes durante la década de los noventa. En sus novelas y ensayos escribió sobre cómo vivían, sentían y sobrevivían aquellos que habían tenido que abandonar su patria debido a la guerra, desde los jóvenes que todavía podían labrarse un camino por delante hasta los mayores que vivían el exilio y el destierro como una tortura sin fin.
A pesar del altísimo nivel cultural y de la formación académica de ésta autora su biografía -por suerte- terminó inmiscuyéndose en sus obras de ficción. Los que pudieron leer todas sus obras -incluyendo aquellas que no están traducidas al español ni al inglés- afirman que su literatura post exilio es diferente de la de sus comienzos. Como dijo otro intelectual yugoslavo, Dubravka era una “estrella de la literatura”, hasta que se atrevió a posicionarse públicamente en contra de la guerra y el nacionalismo católico y conservador del presidente Tudjman.
A lo que Isabel le pregunta, si una mujer feminista, intelectual, libre, era el mejor ejemplo del mundo cosmopolita y moderno, el modelo que más detesta el mundo rural patriarcal.. Slavenka respondió:
"Éramos enemigos ideales, sí. Nosotras representábamos todo lo que ellos odiaban. No fue casualidad que nos atacaran, no sólo como escritoras sino también como personas. Además, algunas de nosotras habíamos formado matrimonios mixtos. Lo teníamos todo: feministas, intelectuales críticas, mujeres, matrimonios mixtos… contra todos sus principios. Cuando los nacionalistas llegaron al poder, las mujeres sufrieron un retroceso." (Nuñez, 2006. Pág.214 y 215)
Sentir la lengua propia como ajena: Tanja, una extranjera en Ámsterdam
"Aquí, donde me rodea el neerlandés y me comunico en inglés, a menudo experimento mi lengua materna como ajena. Por eso tengo la sensación de que es aquí donde estoy aprendiendo a hablar. Me cuesta, cada poco tomo aliento sólo para no enfrentarme al hecho de que no soy capaz de decir lo que quiero; para no enfrentarme a la pregunta de si con un idioma que no ha aprendido a describir la realidad es posible hacer algo, aunque la percepción interior de esta realidad parezca muy compleja, si es posible contar una historia, por ejemplo. Porque yo he sido profesora de literatura". (Ugrešić,2006, pág. 8)
La protagonista de "El Ministerio del Dolor" es la profesora croata Tanja Lucić, quien debido a la Guerra de los Balcanes (e incómoda y disconforme con la situación política de su país) decide renunciar a su trabajo en Zagreb y emigrar a Berlín, Alemania, junto con su pareja, un matemático serbio, Goran. Viven allí durante un tiempo y luego finalizan su relación porque él se va a vivir a Japón, donde le ofrecieron un puesto de trabajo en la Universidad de Tokio. Ella se niega a irse con él porque no quería abandonar Europa y gracias a una conocida, - radicada en Holanda, casada con un neerlandés- consigue un puesto como docente suplente por dos semestres en la Universidad de Ámsterdam. La historia está ambientada en 1997 - según la autora- por lo que el conflicto en los Balcanes era bastante reciente.
"Habían llegado aquí con la guerra, algunos tenían estatuto de refugiado, otros no. Los chicos, en general, habían escapado de la movilización, y procedían de Croacia y de Serbia. Otros venían de las zonas en conflicto, de Bosnia y de algunas regiones croatas. Algunos habían seguido a los primeros y se habían quedado. Los había también que, al enterarse de que el gobierno holandés concedía generosamente ayuda social y alojamiento a los refugiados de Yugoslavia, habían venido para cambiar la débil divisa de su vida por otra más estable. Otros habían ido a parar con parejas holandesas." (Ugrešić, 2006.Pág. 11)
Un idioma dividido en tres
"Todos los idiomas son dialectos tras los que se encuentra un ejército. Tras el croata, el serbio y el bosniaco se hallan bandas paramilitares. No irán a permitir que criminales analfabetos sean sus consejeros lingüísticos, ¿no?¡Sólo nos faltaba eso! (...)
Sin embargo, no era todo tan sencillo. Mis alumnos sabían bien que no se trataba de una metáfora, y que detrás de nuestras lenguas, se humillaba, se asesinaba, se violaba y se expulsaba. Eran lenguas que se hacían la guerra sosteniendo que eran incompatibles, justo, quizá, porque eran inseparables. (....) Era una época de divorcio lingüístico llena de ruido y rabia. La lengua era un arma, delataba, marcaba, separaba y unía." (2006.Pág. 29)
Aun así, ella se dio cuenta que sus alumnos se expresaban con mayor facilidad en una lengua que no era la suya, en inglés u holandés, aunque los sabían a medias. Algunos de sus estudiantes habían vivido la guerra de cerca, como en el caso de Meliha, una chica bosnia que sobrevivió al sitio de Sarajevo o Selim, a cuyo padre lo asesinaron -degollaron, mejor dicho- los chetniks en el tristemente célebre campo de concentración de Omarska- que dio a conocer al mundo el periodista y corresponsal de guerra irlandés Ed Vulliamy, junto a una colega, Penny Marshall-. Por lo tanto, surgen algunas tensiones dentro del grupo de estudiantes, cuando Selim pelea con otro estudiante de origen serbio. La experiencia personal de Tanja con la guerra en comparación con sus alumnos, había sido mínima.
Reconstruyendo el pasado yugoslavo: la polifonía* en los ensayos de los estudiantes
"Tenía que encontrar un punto en común. Sentía su fragmentación interna, su rabia, su muda protesta interior. A todos, de una u otra forma, nos habían desvalijado. La lista de cosas que nos habían arrebatado era larga y terrible. Nos habían quitado un país en el que habíamos nacido y el derecho a tener una vida normal. Nos habían quitado un idioma. Habíamos experimentado la humillación, el miedo y la impotencia. (...) Ahora, todos de algún modo éramos convalecientes.
En medio de esa locura tenía que encontrar un territorio que nos perteneciera a todos por igual y que fuera el menos doloroso. Y eso, sólo podía ser, en mi opinión, nuestro pasado común. Porque a todos nos habían despojado del derecho a la memoria. Con la desaparición del país, también la vida en él tenía que borrarse. A los nuevos gobernantes no les bastaba sólo el poder: en los nuevos estados tenían que vivir zombis, gente sin recuerdos. El pasado yugoslavo tenía que ser expuesto al escarnio público, se invitaba a la gente a renegar de su vida anterior y a olvidarla." (2006. Págs. 40 y 41)
Durante el primer semestre de clases, la profesora Lucić tiene el propósito de recuperar y compartir los objetos artísticos de la antigua Yugoslavia con sus alumnos porque consideraba que los nuevos regímenes los habían despojado de su derecho a la memoria. Por este motivo, a lo largo de la novela aparece la intertextualidad* en diferentes lenguajes artísticos que cumplen la función de recuperación de la memoria cultural yugoslava desde el exilio. Durante este período, ella y sus estudiantes vieron películas clásicas del cine yugoslavo, escucharon canciones populares como las del grupo de rock Bijelo Dugme, elaboraron gastronomía bosnia y compraron la “bolsa de compras a rayas roja, blanca y azul” que representaba la bandera de su antiguo país.
La autora utiliza el recurso literario de la polifonía en las reproducciones de los breves ensayos de sus alumnos en los que rememoran su infancia en la Yugoslavia comunista. Ugrešić logra recrear con maestría las voces de los estudiantes, los dialectos de cada uno y la jerga juvenil repleta de anglicanismos de algunos de ellos, quienes no se sentían cómodos hablando su lengua madre. La polifonía se utiliza en el ensayo de Igor, un estudiante, titulado “Horror y horticultura”, en el que analiza e interpreta un ejemplar de la Nueva antología de la poesía yugoslava (Zagreb; 1966). El alumno descubre, irónico y horrorizado, que los temas de la mayoría de las poesías eran la patria o la madre, y califica al resto de “poemas de terror dignos de película de serie B o de una novela de Stephen King” y a los poetas, unos "necrófilos que le escriben poemas de amor a las mujeres sólo cuando están muertas". El joven llega a ésta opinión debido a los tópicos en de las poesías de la antología, repletos de tumbas, cementerios y exacerbación del nacionalismo étnico, que fueron el germen de las futuras guerras fratricidas que asolaron Yugoslavia.
Otros ensayos que reflejan aquel pasado yugoslavo y que me causaron muchísima ternura y desolación cuando los leí son los de Nevena, -una chica bosnia- que contaba una escena de su infancia cuando cocinaba con su madre, el de Boban - que provenía de Serbia- que relataba una de sus primeras lecturas, un libro de su abuelo (un antiguo partisano comunista) llamado "Vida y Obras de V.I.Lenin", que él pensaba que era un cómic. También nos encontramos con el ensayo de Meliha, que es la receta de la "olla bosníaca", el de Ante, un joven croata, que relata los primeros bailes de la adolescencia, que se hacían en la escuela -todavía no había discotecas- , donde sacaban a bailar a las chicas ,(o viceversa) las compañeras de clase, en el "baile agarrado", como le llamaban. Él recuerda la piel, el aliento y el nombre de la chica que le gustaba en aquella época. A su vez, Johanneke rememora que en su infancia sus padres los llevaban de vacaciones a ella y a sus numerosos hermanos a Yugoslavia porque era barato. Veraneaban en la costa adriática en una tienda de campaña de familia. El heladero albanés que les venía los llamaba "bolas de vainilla" porque los veía demasiado pálidos.
Polifonía*: refiere a la pluralidad de voces presentes en un texto que surgen de cualquier ámbito de la comunicación. La consideración de los géneros literarios dentro de la categoría más amplia de géneros discursivos permite observar los aspectos polifónicos: la literatura toma, incorpora u transforma otros géneros, que deben comprenderse en el marco del nuevo contexto discursivo. Las relaciones que establece Bajtín (1979) entre géneros primarios y secundarios permiten abordar otras cuestiones vinculadas con la polifonía.
Las diversas ramas de la sociolingüística aportan elementos para observar lo que hay de social en cualquier forma de uso individual de la lengua: las mezclas de las lenguas, las variantes dialectales, de registro, de franja etaria socioculturales, ideológicas, marcan la presencia de diversas voces sociales dentro del texto; hacen ver que a través del autor se hacen presentes diversas voces que muestran la variación de la lengua dentro de la comunidad.
Bajtín, M. (1982[1979]) Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI
Intertextualidad: relaciones de referencia entre textos literarios, el modo en que un texto literario retoma otro u otros. Gérard Genette afirma que puede haber una cita directa de otro texto o una apropiación de recursos de estilo; pueden tomarse aspectos de estructura, puede haber referencias temáticas a otro texto literario, desde elementos sueltos a una trama argumental completa.
-ALERTA: SPOILERS-
Mi casa ya no era "mi casa": Tanja de vacaciones en Zagreb
y la prohibición de la "yugonostalgia"
Durante las vacaciones de invierno, la protagonista viaja a Zagreb para visitar a su madre anciana -que vivía sola y había enviudado hace años- y a sus ex suegros, los padres de Goran. Cuando camina por las calles de la ciudad (a las que le habían cambiado todos los nombres) se pierde y comienza a experimentar una sensación de extrañamiento. Tanja se da cuenta de que Zagreb, la ciudad que antaño era su hogar, ya no lo es. Solo quedaba su madre allí. Sus amigos, su ex pareja, se habían ido y dispersado por el mundo. El tiempo y el espacio se habían dividido entre el de antes y el después. En el exilio, todos - ella y sus alumnos- se habían quedado sin testigos, sin padres, sin familia, sin amigos, conocidos ni allegados con los que repetir el material de sus vidas.
Cuando regresa a Ámsterdam para el segundo semestre de clases, se entera de que uno de sus alumnos, Uros, se suicidó. Sus compañeros le cuentan que lo hizo por vergüenza, porque su padre, un serbobosnio, iba a ser enjuiciado en La Haya por cometer crímenes de guerra en Bosnia contra civiles musulmanes. Igor, el alumno con que Tanja tenía mayor cercanía, la invita a La Haya a presenciar el juicio, el departamento de Eslavas regalaba pases para los estudiantes de la universidad.
La narradora, la profesora Lucić, al presenciar el juicio del padre de Uros se da cuenta de que ninguno de los imputados se sentía culpable.... También se preguntaba lo que había pasado con los cientos de miles de personas anónimas "sin cuyo fogoso apoyo la guerra no había estallado". ¿Se sentían culpables?. Tanja cuestiona el accionar de los políticos, diplomáticos, funcionarios de estos servicios y militares extranjeros que estuvieron en el país durante la guerra: "Estaban extraordinariamente bien pagados; además del dinero, ganaban un aura de salvadores, y luego ascendían en el escalafón de la ONU o de cualquier institución internacional" ¿Se sentían ellos culpables? Sólo hacían su trabajo. (Ugrešić, 2006.Pág. 97) Así también cuestiona a los francotiradores, los chetniks, que asesinaban a civiles en Sarajevo, a los reporteros gráficos extranjeros que fotografiaban a los muertos en las calles, antes de llamar a una ambulancia y luego ganaban premios por sus fotografías.
Por lo tanto, el exilio se vuelve a hacer presente como tema literario, porque, al no poder recrear la “yugonostalgia”, la docente decide “armarles el equipaje de exiliado a sus alumnos”, dándole a conocer sus familias literarias, sus antepasados. Aquí es donde salen a relucir los conocimientos académicos de Ugrešić: los estudiantes de Tanja comienzan a leer a Pushkin, Lérmontov, Turguénev, Griboyédov, Goncharov, Chéjov, Olesha y autores yugoslavos, el más célebre de ellos es el croata Miroslav Krleža. El feminismo de la autora también es notable cuando la profesora Lucić menciona que les enseña la “rama literaria masculina” de la literatura eslava porque para las mujeres solo había tres lugares: la abandonada por el protagonista, la femme fatale o la mártir.
Igor, el alumno rebelde, lúcido e inconformista -y enamorado-
A lo largo de la novela, el lector percibe que la protagonista no puede volver a su país, pero tampoco se adapta a su nueva vida en Holanda. También se plantea un dilema moral, porque la asignatura que debe impartir ya no existe.
El empecinamiento de la profesora Lucić por recordar el pasado yugoslavo será resistido por algunos alumnos, el único que se atreverá a enfrentarla es Igor, un alumno croata al que desaprobó injustamente en un examen final. El joven le reprocha que ella los obligó a recordar cuando anhelaban olvidarlo todo, que tiene un recuerdo idealizado de Yugoslavia, aquella de la “Unidad y la Fraternidad” y que no ve las crudas realidades que provocó la guerra. También considera que daba clases de una cultura que se había comprometido por sí sola, de una asignatura que ya no tenía sentido estudiar, no desde su pasado nostálgico e idealista.
“Cuando habló de Ivo Andrić evitó decir que los carniceros culturales locales lo habían cortado en tres pedazos: uno croata, otro bosniaco y otro serbio. Cuando habló de la historia de la literatura, desaprovechó la oportunidad para decir que toda esa historia de la literatura suya se había convertido en una tonelada de carbón, real y simbólica, en el preciso instante en que la Biblioteca Nacional de Sarajevo ardió en llamas y los libros fueron arrojados a contenedores de basura. ¡Los libros ardieron, compañera! Esto también es la historia cultural real de los pueblos yugoslavos.” (Ugrešić,2006. Pág.126)
La principal diferencia entre la profesora Lucić y sus alumnos, tal como le espeta Igor en la novela, es que ellos lograron adaptarse a Holanda, porque aprendieron el idioma y lograron amar ese país, porque para ellos los Países Bajos es la tierra del olvido, una tierra sin dolor, que absorbe los recuerdos dolorosos que ocasionaron la guerra y la desintegración de Yugoslavia. Igor es el que denuncia la violencia que implica obligar a alguien a recordar, el que manifiesta la tortura que era para ellos, los alumnos, idealizar un país que había estallado en pedazos y los había dejado sin nada. A diferencia de Tanja, su principal recuerdo es que en Croacia "los motherfuckers locales quisieron ponerle un uniforme militar y enviarlo a la guerra", a defender “su patria”, cuando para él, toda Yugoslavia era su patria. Igor, como miles de jóvenes ex yugoslavos, eligió el exilio antes que la posibilidad de morir en una guerra fratricida en la que no creía.
Tanja e Igor, entre la atracción, el deseo y la tensión
Por otra parte, la metaliteratura vuelve a aparecer en El Ministerio del Dolor, cuando Igor elige el cuento de hadas “De cómo Potjeh buscó la verdad” de la escritora croata Ivana Brlić-Mažuranić para realizar un análisis y exposición de la metáfora del retorno del exilio en un examen final. Su interpretación e hipótesis del relato es que vivir en el exilio es una derrota, porque Potjeh pasa los días en el bosque sumido en un sopor amnésico total, entregado al olvido. El regreso a casa es el regreso a la memoria, pero también a la muerte. Al acordarse de todo, Potjeh vuela a casa, pero se cae al pozo. El estudiante llega a la conclusión de que el único triunfo de la libertad humana está contenido en ese segundo de la partida en una u otra dirección. Igor opina que, considerando esta verdad interior, Brlić-Mažuranić ignora el género y escribe un mal cuento.
Por lo tanto, la inclusión de este relato es otro recurso literario de la autora para abordar los matices y sentimientos de su protagonista, quien se sintió interpelada por el análisis del cuento, revelándose una verdad que prefería ignorar. Otra frase de su alumno es la que le causa una gran incomodidad, porque toda la novela es un intento de contestar a la siguiente pregunta: “Los hombres son los que siempre viajan en la literatura. Se van, regresan y derraman sus lágrimas por todos los períodos literarios. ¿Y qué pasa con las mujeres?” (Ugrešić,2006. Pág.126).
No quiero dar demasiados spoilers, pero a lo largo de la novela se produce un acercamiento entre Tanja e Igor, quienes se atraen muchísimo y al final de la novela, terminan siendo pareja y viviendo en un piso a las fueras de Ámsterdam que Ana, una de las estudiantes, les prestó, cuando regresó a su Belgrado natal con su marido holandés. A ella no le renuevan el contrato en la universidad y comienza a trabajar como niñera y él, como albañil con inmigrantes irlandeses. La escena final en la que Tanja camina por la playa y maldice en todos los dialectos de la ex yugoslavia es tremenda, es muy contundente.
Metaliteratura: Literatura cuyo objeto es la propia literatura. Es una autorreflexión literaria en la que la narración gira en torno a la creación, el poder y la influencia de la literatura. (RAE)
El Ministerio del Dolor es una novela desgarradora, emotiva y cruda, donde abundan las experiencias autobiográficas y se expone el drama que implica convertirse en el extranjero, el refugiado, el otro. Es la más humana que escribió Dubravka, tal vez por eso es mi favorita de toda su bibliografía.
Nota al pie: no suelo incluir conceptos de la teoría o crítica literaria en mis reseñas de libros. Tuve que hacerlo porque algunos fragmentos fueron extraídos de un trabajo que escribí sobre ésta novela. Me vi "obligada" a utilizar términos como polifonía, metaliteratura o intertextualidad por mi profesor de Literatura Contemporánea, que no quería que haga un análisis histórico, sino literario. Así que tuve que dejar de renegar de la academia y ser "una buena chica, buena estudiante de Letras". 😑 Aclaro esto porque el uso de ese tipo de análisis no fue una intención de alarde o pedantería, sino un requisito que me impusieron en su momento para poder hablar de la obra de Dubravka Ugrešić.
Sobre la autora:
Fuí, vi y escribí: Ellos recordaron por nosotros- Hinde Pomeraniec (Infobae Argentina)
Recuerdo de Dubravka Ugresic (Letras Libres, España)
Entrevista con Dubravka Ugresic - Editorial Impedimenta. España
Dubravka Ugresic, Nacionalidad Inexistente (Zenda Libros) España
Babá Yaga puso un huevo- Reseña, Mariana Enríquez (Página 12, Argentina)
Dubravka y el zorro - Juan Forn (Página 12, Argentina)
Forn, Juan. (2020, 7 de agosto). Dubravka y el zorro. Página 12 https://www.pagina12.com.ar/283475-dubravka-y-el-zorro
Martínez Gómez, Roberto. (2016). “La pérdida de la identidad en la literatura post-yugoslava: el exilio y desarraigo en El Ministerio del Dolor (2004) de Dubravka Ugrešić y Viaje a mi país ya inexistente (2013) de Tamara Djermanovic.” En Revista Espéculo n°56. Universidad Complutense de Madrid.
Nuñez, Isabel. (2008) Capítulo 14: Barcelona-Berlín, las fronteras y los apátridas. Dubravka Ugrešić (pp.189-198) En Si un árbol cae. Conversaciones en torno a la guerra de los Balcanes. Editorial Alba. Barcelona.
Romero, Eladio e Iván. (2016) Breve historia de la Guerra de los Balcanes. Editorial Nowtilus. Madrid.
Ugrešić, Dubravka (2006) El Ministerio del Dolor. Editorial Anagrama. Barcelona.
---------------------- (2021, 25 de marzo) “La gente disfruta de su condición de analfabeta”. En El Cultural. https://www.elespanol.com/el-cultural/20210325/dubravka-ugresic-gente-disfruta-condicion-analfabeta/568695268_0.html
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