Nightwish - Yesterwynde
"Yesterwynde" o cómo el ego y la soberbia de un megalómano teclista se cargaron a la mejor banda de metal sinfónico del mundo.
Tracklist
1. "Yesterwynde" - 2:43
2. "An Ocean of Strange Islands" - 9:26
3. "The Antikythera Mechanism" - 5:55
4. "The Day of..." - 4:34
5. "Perfume of the Timeless" - 8:11
6. "Sway" - 4:23
7. "The Children of 'Ata" - 5:37
8. "Something Whispered Follow Me" -6:39
9. "Spider Silk" - 6:26
10. "Hiraeth" - 6:14
11. "The Weave" - 4:53
12. "Lanternlight" - 6:06
No tienen idea de cuánto esperaba éste momento. Cuatro años, desde "Human:Nature", el último lanzamiento de mi banda preferida, los finlandeses Nightwish. Les advierto a los lectores, que voy a ponerle humor a la reseña, para no llorar de tristeza e indignación al ver a la que antaño era la mejor banda de metal sinfónico del mundo convertida en una caricatura de sí misma. Así que arrancamos...
Parte 1: Carta a Tuomas Holopainen o la breve historia de la decadencia de Nightwish, mi banda preferida.
Ay Tuomas, Tuomas. Todavía me acuerdo cuando conocí tu música, allá por el 2012. ¡Cómo me encantaban tus canciones repletas de letras de fantasía, romanticismo gótico y hasta casi erótico en algunas de las estrofas! Tu elegancia, tu maestría para componer música que combinaba la agresividad y fiereza del heavy metal con elementos de la música clásica, como la voz de soprano lírica de tu antaño vocalista, Tarja Turunen y las bellísimas melodías que escribías e interpretabas en tu teclado, sumándole a las orquestaciones de la Filarmónica de Londres que incorporaste en todos tus discos desde aquel mítico "Once" del 2004. Hasta me parecías lindo -así decimos en Argentina- guapo, atractivo, Tuomas, con tus ojos azules de lobo escandinavo, tu cabello largo teñido de negro, como el del capitán Jack Sparrow que admirás tanto y ese aire de compositor torturado y romántico, oscuro.
Eras bello, Holopainen. Pero no solamente una cara bonita, sino que tenías talento, eras sensible, casi un poeta. No en vano habías estudiado once años de teoría musical en tu Finlandia natal, uno de los países con mayor nivel educativo del mundo -y el que más bandas de heavy metal tiene per cápita a nivel internacional-.
No sólo eras talentoso, guapo e inteligente, sino que también sabías sacarle provecho a tus compañeros de banda y esa fue una de las claves por las cuáles llegaste a la cima, a dónde nunca te hubieras imaginado cuando eras un niño y soñabas con ser una estrella del rock, de heavy metal. Tenías en tu grupo a la mejor soprano lírica de metal sinfónico del mundo -graduada de la Academia Sibelius, la más prestigiosa de Finlandia- y lo sabías. Tarja Turunen, a los 18 años, ya era un diamante en bruto. También te acompañaban unos guitarristas y bateristas de lo más competentes (el pequeño Emppu Vuorinen y Jukka Nevalainen, una auténtica bestia a los parches), que aportaban la base metalera que hacían que Nightwish, tu criatura, a pesar de los elementos orquestales o sinfónicos, fuera una banda de metal.
Eras un prodigio, un afortunado de la vida y con tu extraordinario talento, grabaste tus obras maestras: "Oceanborn" (1998), "Wishmaster" (2000), "Century Child" (2002) y "Once" (2004), que son hitos de la historia del power sinfónico europeo, discos que influenciaron e inspiraron a miles de bandas jóvenes a lo largo del mundo. Todo lo que tocabas, lo convertías en oro.
Tras el escándalo que fue la expulsión de tu primera cantante -tan relevante que hasta el presidente de Finlandia salió a opinar, preocupado por la proyección internacional que el grupo le daba al país escandinavo- contrataste a la sueca Anette Olzon, una mujer dulce, casi sin experiencia en bandas grandes, con un timbre suave, popero, que en directo no cumplía las expectativas porque no podía con las canciones de la era Tarja pero que en estudio, era magnífica y que su material, lo defendía bien, con creces. Así fue cómo compusiste un álbum más que notable, Dark Passion Play (2007), que si bien no es una obra maestra como Once (2004), es un disco más que formidable.
Pero para aquella época, el 2012 -aunque a mí me parece que fue antes, cuando echaste a Tarja- se te habían empezado a subir los humos a la cabeza, comenzaste a tener más ego, porque el dinero -los millones, las mansiones, la aclamación unánime de los críticos musicales, de la prensa-, la fama, el éxito, te cambiaron y perdiste la perspectiva y los buenos modos. Al punto, de que cuando tu nueva cantante, Anette Olzon, no pudo dar un concierto en Denver, Colorado, en la gira americana del Imaginaerum, porque estaba enferma y embarazada, internada en un hospital, no cancelaste el show -como lo hubiera hecho un buen jefe y compañero- sino que la reemplazaste por las coristas de la banda soporte, Kamelot, y luego, le enviaste la carta de despedida, expulsándola en mitad de la gira. "Nightwish es una máquina que no debe parar nunca", le declaraste a la prensa, poco tiempo después, respecto a esto.
Ahí, empezaste a caerme mal, Tuomas. Se me cayó un ídolo y vi que no eras tan bueno, tan sensible, tan atormentado como yo pensaba. Que la diva, no era Tarja, como nos habías hecho creer. Los fans comenzamos a percibir, que había un problema en Nightwish, pero no nos importaba, porque los discos eran de una calidad indiscutible.
Ser la cantante y la cara visible de Nightwish, era el sueño de cualquier vocalista que tuviera experiencia en la industria musical, en el selecto mundillo del metal sinfónico. Floor -como dijo Anette Olzon, sin resentimientos- necesitaba el dinero y el empleo y aceptó tu propuesta de aprenderse el setlist de los conciertos en 48 horas, Tuomas. Terminó la gira norteamericana del Imaginaerum, grabó el magnífico DVD "Showtime, Storytime" en el festival alemán Wacken Open Air -la meca del heavy metal, el más importante del mundo- junto a tu banda en el 2013, aquella noche inolvidable en la que tu criatura, Nightwish, tocó para más de 80.000 personas, y todos los fans pensábamos que se venían cosas grandes, que la banda continuaría componiendo discos fantásticos como los que estábamos acostumbrados a escuchar.
Floor Jansen era el ideal para reemplazar a Tarja, eso lo sabías, una vocalista versátil, con formación clásica pero también en estilos más modernos y populares, como el pop, con un carisma escénico indiscutible y una técnica excepcional. No era una novata, tenía experiencia -no en vano estuvo al frente de After Forever casi diez años, como cantante, letrista y compositora, y luego de ReVamp-. Así que Tuomas, todos los fans de Nightwish, de la banda, pensábamos que los próximos discos del grupo, iban a ser memorables, geniales, tan épicos y brillantes como los de la era Tarja. Pero te declaraste un ferviente fan de la naturaleza, de la biología, dejaste de lado la fantasía y compusiste aquel anodino y mediocre, pero a fin de cuentas, aceptable y correcto "Endless Forms Most Beautiful" (2015), en el que habíamos notado, que hiciste cantar a la holandesa como a Anette Olzon, sin aprovechar todo su potencial, pero bueno, en la próxima será, creímos. Se están conociendo, en el siguiente disco le escribirá líneas vocales a Floor que nos recuerden a las épocas gloriosas de antaño. Qué ilusos. Qué inocentes fuimos tus admiradores.
A pesar de la pequeña decepción que representó el poco memorable disco basado en Charles Darwin y la biología, te tuve fe en el siguiente: "Human:Nature", que lanzaste a la venta, estimado señor Holopainen, en el 2020. Era un disco doble, en el primero, apenas dejabas lucirse a tus compañeros de banda (al pobre Marco, ni lo dejaste cantar, y por eso se fue del grupo) y en el segundo, nos vendiste un álbum instrumental soporífero e infumable, nos hiciste echarnos a dormir una siesta, de lo tedioso que era.
Pero vos pensabas que era un bonito homenaje a tu ídolo, Hans Zimmer y que te iba a dar el target, el talento, el genio, para emularlo. No te alcanzaba con escribir preciosidades de 10 minutos (Ghost Love Score, The Poet and the Pendulum) y conformarte, no, querías más. Entonces, escribiste tu bonita y ambiciosa banda sonora y nos lo vendiste -en lugar de lanzarlo como proyecto solista- con el nombre de Nightwish. Porque de tonto, no tenés nada, por algo lograste el éxito mundial, reventaste las listas de charts europeos en poco menos de dos años y tocaste en Wembley, Londres, como Queen y como tantos otros grandes de la historia de la música popular.
Hay Tuomas... tras los fiascos que representaron los dos discos grabados con Floor Jansen, dejaste de gustarme. Por más ojos azules de lobo escandinavo que tengas -así te definiste una vez, en la canción "Beauty of the Beast", como un lobo- , por más lindo que seas, demostraste poseer en demasía el peor defecto que yo puedo encontrar en un artista, ya sea músico o escritor (o en un hombre, si nos vamos a planos personales): el ego, la soberbia, el narcisismo, que te hicieron perder la perspectiva de la calidad de la música que componés en la actualidad y que por ese motivo, llevaste a la mejor banda de metal sinfónico del mundo a su declive, a su ocaso creativo, a la decadencia absoluta.
El creerte superior a los demás músicos, al afirmar en una entrevista, hace poco, bien sobrado y creído, que "no escuchás música nueva hace una década" y que en "en la música de Nightwish no hay influencias modernas". Mentime, que me gusta, Tuomas. A que esos "The Day of..." o "The Children of Ata" de éste "Yesterwynde" no suenan como los últimos discos de Amberian Dawn, Xandria, Sirenia o Delain, eso no se lo cree nadie. El narcisismo ególatra que tenés, Tuomas Holopainen, hace que vengas grabando tres discos que no están a la altura de tu legado, pero que todavía afirmás, con descaro, que son "obras maestras", lo mejor de tu carrera, cuando los fans, sabemos muy bien que no es así.
Parte 2: "Yesterwynde" o cómo el flautista se apoderó de la banda
Lo nuevo de Nightwish tiene 70 minutos de duración, una extensión ambiciosa y arriesgada, en mi opinión, fallida. Lo primero que oímos es una introducción orquestal, con coros, bonita, bien épica, pero inferior a las de Epica ("Hunab Ku", eso es una introducción instrumental magnífica, por ejemplo. Sos grande, Mark Jansen). Pero ya al comienzo de todo, podemos escuchar el violín y la flauta de Troy Donockley, lo cual, es un mal indicio, créanme. Me acuerdo del "Human:Nature" y tiemblo. En "Yesterwynde" le dan apenas un poquito de tiempo a Floor para que cante, con su timbre de voz dulce y tierna, pero no se ilusionen, no durará demasiado.
Pasamos al single "An Ocean of Strange Islands", una de las pocas canciones rescatables de éste disco. Contiene todo lo que un buen tema de metal sinfónico debe poseer: power, garra, teclados saltarines y de milagro, podemos escuchar la guitarra de Emppu Vuorinen, casi desterrada de la banda tras la incorporación del flautista Donockley. Pero tenemos un problema, que va a aparecer durante el resto de los 70 minutos de "Yesterwynde" y es grave: la voz de la cantante, Floor Jansen, en la mezcla de las pistas se escucha mucho más baja que las de la orquesta y de los demás instrumentos. No fue un error, esto fue hecho a propósito: el ingeniero de sonido, Mikko Karmila, por orden de Tuomas Holopainen, elevó el volumen de la música en detrimento de las vocales de la holandesa.
Nunca había sucedido esto en los discos anteriores de Nightwish, y sabemos que no es culpa de Karmila, quien es un profesional con experiencia que sabe muy bien lo que hace y viene mezclando los álbumes de la banda desde el Oceanborn. Sino que es un mensaje indirecto para la vocalista (y para los fans) de parte de su jefe: "yo soy el que manda acá, sí, serás la cara de Nightwish en las sesiones de fotos y en los conciertos en directo, pero me importa más mi música que tu aporte, el que tiene que brillar soy yo y si te quejás, te echo y te reemplazo en un santiamén, cuando se me dé la gana, porque en mi banda, sos una empleada, sos prescindible, como Tarja y como Anette".
Pero volviendo a la canción, si bien es entretenida y aceptable, no es de lo más contundente y destacable que compuso Nightwish. Porque más allá de alguna nota elevada o belting que le permiten cantar a Jansen, sus líneas vocales son muy poco variadas, casi lineales, muy parecidas a las de Anette Olzon, cuando todos sabemos que ella puede dar mucho más de sí que eso. "An Ocean..." no es una mala canción, pero no es deslumbrante. Para los que conocimos singles como Dark Chest of Wonders, Storytime o The Poet and the Pendulum, esto nos sabe a poco. Los dos minutos del final, en el que se escuchan flautas y la rudimentaria voz de Troy Donockley, son innecesarios. Tuomas quiere convertir a Nightwish en una banda de folk, como su proyecto Auri y le está errando de manera descomunal.
Voy a hablar de una canción que todos conocemos, porque fue un single, "The Day of...", la más espantosa y horrible de toda la carrera de Nightwish. Un esperpento electrometal, simplón, con unos coros saltarines metidos con calzador que no encajan para nada y los teclados, emulando el sonido de sintetizadores ochenteros de Amberian Dawn y Sirenia. Ni siquiera el violín del final salva a ésta canción. ¡Cómo se nota que no te quemaste las pestañas componiendo, Tuomas! Total, sabés que el disco se va a vender bien, porque el nombre de Nightwish atrae y convence al consumidor. A ésta altura es una empresa, una marca registrada.
¿Por qué les exijo tanto a los fineses? Porque han hecho cosas grandes, muy grandes antes. A ellos no los voy a juzgar como a otras bandas. Les voy a pedir la excelencia, les voy a pedir lo mejor y si no lo logran, aunque sea quiero que graben un disco decente, que se esfuercen, que lo intenten, que den lo máximo de sí mismos, ya que a éste álbum nos lo están cobrando, no nos lo están regalando. La banda gana dinero hasta con las reproducciones en YouTube y Spotify. El que consume, el que paga, tiene derecho a opinar.
Llegamos a la segunda parte del disco, y cómo dijo mi colega, la mexicana Selena González, con la que estoy de acuerdo en ésta ocasión, "Yesterwynde" comienza a decaer. Por ejemplo, la balada acústica "Sway" , cantada a dueto por Troy y Floor, que no dice mucho, es anodina y no transmite nada. La voz de ella continúa contenida y para colmo, le dan más protagonismo al flautista que a la propia Jansen. A pesar de los violines y la orquestación, no logra ser épica ni emotiva, porque le falta corazón, le falta alma.
Pasamos a "Something Whispered Followed Me" , en el que al fin podemos oír un par de punteos en la guitarra del pobre Emppu Vuorinen, al que apenas dejan lucirse en las canciones, porque las gaitas y las flautas de Troy son más importantes, que todos los demás instrumentos. Nightwish ya no es más una banda de power metal sinfónico, sino un intento fallido de folk metal (para esto, prefiero escuchar a los suizos Eluveitie, que lo hacen mucho mejor). Ésta canción es floja, repetitiva, casi popera, de lo más aburrida y desganada. Yo me pregunto, ¿A dónde quedó el metal, Tuomas?
Ya por su parte, "Spider Silk" da vergüenza ajena, un tema simplón y sin gancho, evidentemente, no te esforzaste demasiado componiendo el estribillo y la letra, señor Holopainen. Estamos hablando de un músico profesional con más de treinta años de carrera, no de un novato. Nightwish fue la banda de metal sinfónico más grande del mundo, los fans, debemos exigirle más que esto. Cuatro años tuviste para escribir el álbum, Tuomas. Encima, nos avisaste que no vas a salir de gira por dos años, que no vas a promocionar el álbum en directo, así que tiempo para ponerte creativo y no ofrecernos sólo migajas, tenías de sobra. Sos rico, sos multimillonario, nadie te apura. No necesitás grabar un disco a toda velocidad, porque la discográfica te presiona y salir de gira para ganarte el jornal, como las bandas más jóvenes.
Lo menos que tenías que hacer, en agradecimiento al público que te acompañó siempre y te apoyó, al que le debés todo tu éxito, tu carrera, tus millones, tu mansión enorme que te construiste en Kitee (tu pueblito natal), es tratar de hacer bien tu trabajo. Sino podías solo, le hubieras pedido ayuda a Emppu, el guitarrista, al bajista nuevo, a algún otro productor experimentado. Pero no, sos soberbio, sos egocéntrico, te pensás que vos solito podés hacerlo todo perfecto y encima, afirmás que hace tres discos que venís grabando obras maestras, cuando lo que nos estás vendiendo, son las sobras de lo que alguna vez fue tu magnífico y extraordinario talento.
Llegando al final, aparece "Hiraeth", otra baladita insulsa con una guitarra acústica como excusa para que Troy Donockley continúe siendo el protagonista de éste disco. El sonido, es minimalista y poco trabajado. Estoy segura de que los que me leen recuerdan bien baladones como Meadows of Heaven, Sleeping Sun, Swanheart o Ever Dream, y comprenderán, porqué "Hiraeth" me sabe a poco. Inundar la canción de flautas, tampoco ayuda.
¿Qué nos queda entonces, del esperado "Yesterwynde"? Poco que valga la pena, es decir, nada. Tenemos al medio tiempo "The Weave", en el que Floor realiza una de las mejores interpretaciones a pesar de lo poco que la dejan explayarse, lástima que el tema no ayuda, se le da demasiada importancia al coro, lo cual no aporta nada relevante. Yo preferiría oír a la holandesa en todo su esplendor, que le saquen el provecho máximo a su potencial, como pasaba con Tarja, con Anette.
Por último, se encuentra la balada "Lanternlight" , la balada final, a la que varios reseñistas reconocidos criticaron, porque pretende ser conmovedora, épica, llegarte al corazón, pero se queda a mitad de camino. ¿Seis minutos para ésto? ¿Era necesario? Créanme que hasta Visions of Atlantis, que son una banda mediana, compone mejores temas que éste. Pero no es lo peor, sino que cuando esperamos que la holandesa saque a relucir su poderoso arsenal lírico... ¡Otra vez aparece Troy para opacarla! Ni que fuera Marco Hietala, por el amor de Dios... Al bajista con aspecto de vikingo Tuomas lo dejó cantar una sola canción en el "Human:Nature" y ahora pone a cantar al flautista durante todo el disco.... Por algo, Hietala renunció y se fue del grupo. Qué decepción. Cuando antes Holopainen cerraba discos con baladas como "Kuolema Tekee Taiteilijan", "Meadows of Heaven" o "The Beauty of the Beast".
Mi conclusión sobre "Yesterwynde": mejor retirarse con dignidad, Tuomas.
Aquí tienen a "Yesterwynde", un disco de 70 minutos que no vale absolutamente nada. Podemos rescatar dos o tres canciones, como "An Ocean of Strange Islands", "Perfume of the Timeless" o "The Antikythera Mechanism" , que ni siquiera son perfectas o notables, que es lo que esperaríamos de un disco de Nightwish, pero el resto, es prescindible. Baladas insulsas, carentes de fuerza y de emoción, demasiada preponderancia de las flautas y las gaitas en detrimento de la orquesta o de la guitarra y la batería, temas extensos, aburridos, inundados de música folk, que no aportan nada significativo al conjunto. Me da igual el apartado lírico y el concepto del disco, cuando la música no es buena, no vale la pena ahondar por ese lado.
Aunque en la primera parte, encontramos dos o tres canciones de calidad media, a la mitad comienza a decaer, no ayudan esos experimentos espantosos con la electrónica, esos sintetizadores ochenteros a lo Amberian Dawn o Sirenia, ése no es tu estilo, Tuomas, no te sienta nada bien. Puede que a los fans más nuevos de la banda, "Yesterwynde" los convenza, pero yo, que ya soy una admiradora veterana de ésta banda, sé que lo que nos están ofreciendo es poco, muy poco, de lo que realmente pueden dar. Y la culpa, la tiene el teclista, por supuesto, que es el único autor de la música y letra de éste disco, que ha convertido a Nightwish en una pequeña dictadura, y que todo aquel que lo cuestione, no lo obedezca, o le diga algo que no le gusta, termina expulsado del grupo -como Tarja y Anette- o lo abandona por voluntad propia, como Marco Hietala, cansado de que no lo dejen cantar ni participar en nada, de ser solamente un músico de sesión.
Por último, si a los que me leen, les gustó "Yesterwynde", me parece bien, cada oyente tiene una perspectiva distinta, diferente, yo no tengo la verdad absoluta, ni mucho menos. Ésta reseña es una simple opinión subjetiva y personal, nada más. Si algún fanboy, como les sucedió a Federico Solari en El Cuartel del Metal, a Selena González en Mundo Female Fronted o al mexicano Manuel Amusia en su reconocido canal, se enoja conmigo por criticar a su banda favorita, me dice que no tengo la más remota idea de música y me manda a escuchar a Piñón Fijo (nos pasó a Selena y a mí, sí, hay gente así) sepan que no me importa.
Hace más de diez años que escucho metal sinfónico, conozco muy bien la discografía de todas las bandas importantes del género, también de algunas más nuevas, como las que traigo acá y creo que tengo autoridad suficiente para hablar del tema. Me atajo, no por ser hostil o prepotente con los lectores, sino porque sé que Nightwish es una banda que provoca mucha polarización y más de una vez, un lector se enfureció conmigo por criticarlos. Pero, a pesar de las bromas en la reseña respecto a Tuomas, no es personal contra él. Si grabara discos de verdadera calidad, me daría igual si fuera un egocéntrico, un divo o un pequeño dictador en su grupo. Se lo perdonaría. Sé separar al artista de su obra. Pero no es el caso.
En mi opinión, un músico profesional veterano debe ser honesto consigo mismo, escuchar a los fans, no a los aduladores ni a los fanboys, sino a los que de verdad quieren que a la banda le vaya bien, que grabe música digna de su enorme legado, que no manche y ensucie el nombre del grupo en el fango, y que si ya se le acabó la inspiración y la creatividad y compone un disco con auténtica desgana, porque ya no le gusta el metal sinfónico y prefiere el folk, es preferible que se retire con dignidad.
¡Qué tristeza siento al ver la decadencia, la ruina absoluta, de la que fue la mejor banda de metal sinfónico del mundo! ¿Quieren oír un disco de éste género que valga la pena, que haya salido a la venta éste año? Vayan a por el "Pirates: Armada" de Visions of Atlantis, el "A Fortress Called Home" de Seven Spires o "Odyssey in Grey" de Lost in Grey. Olvídense de "Yesterwynde".
Puntuación: 3,5/10.
Para Nacho, por supuesto. Porque sin él y sin leer su excelente trabajo, jamás hubiera escrito una sola reseña en la vida. Uno le debe mucho a sus maestros y en cuanto a las críticas de música, vos fuiste el mío.
Muchas gracias por el apoyo y el aliento que me diste siempre, sobre todo, cuando pocos lo hacían. Espero haberle hecho justicia al apodo que me pusiste. Intenté ser todo lo Cersei Lannister posible. 😅 Sé que vas a ser más benevolente que yo con el disco, pero es sólo mi opinión subjetiva. Lo hice lo mejor que pude.
Un abrazo grande hasta la bella España,
tu discípula de las reseñas sinfónicas.
Músicos:
Floor Jansen - Voz
Tuomas Holopainen - teclados, mezcla de las pistas
Emppu Vuorinen - guitarras
Jukka Koskinen - Bajo
Troy Donockley - Gaitas Uilleann, Whistles, Guitarras acústicas y eléctricas, Bouzouki, Bodhrán, Aerófono, Voces
Kai Hahto - Batería y percusión
Sepian orquesta - Orquesta
Tero Kinnunen -mezcla, producción, ingeniero
Mikko Karmila -ingeniero de sonido y mezcla
Hola, ¿cómo estás?
ResponderEliminarBueno, tengo dudas sobre si mis impresiones son realmente bienvenidas, pero —como lo prometido es deuda—, aquí van:
Un álbum largo. De mi parte: expectativas bajas y pocas ganas de escucharlo. Por lo que me he tomado mi tiempo, jeje. Recién estos últimos días le pegué unas 3 o 4 escuchadas, como para tener una idea más clara de las cosas y no ser impulsivo (para bien o para mal).
Me causó mucha gracia leerte decir lo de los coros metidos con calzador en «The Day Of...», porque —en la reseña que yo escribí— usé exactamente la misma expresión para referirme a ellos. Jajaja. Es que fueron muy cualquiera; no hay con que darle. XD
En líneas generales, en el track by track, coincido bastante con tus apreciaciones. Tal vez vos lo vivís/expresás con más enojo o frustración, jajaja. A mí como que simplemente Nightwish ya me da tedio y desinterés. No me parece una mierda el disco, pero se me hace muy cuesta arriba escucharlo entero. En realidad, con canciones individuales también me pasa lo mismo: son largas y sin gancho ni gracia. Sin duda, un disco soso y olvidable, que no volvería a escuchar.
Bajo mis criterios de calificación numérica, yo le daría un 5,5/10.
¿Los mejores temas? «The Antikythera Mechanism» y «The Weave»; pero sólo los encuentro apenas una pizca por encima de varios de los otros. La realidad es que, a mi modo de ver, ningún tema vale realmente la pena. ¿Lo peor? «The Children Of 'Ata» se lleva el premio por escándalo…
En fin, ¿me da pena que mi vieja mula ya no es lo que era? ¡Por supuesto! Pero, a pesar de que lo nuevo de Nightwish sea olvidable, uno siempre puede disfrutar de las glorias del pasado. Eso es lo lindo de la buena música: ¡no tiene fecha de caducidad!
Por cierto, alta introducción te mandaste antes de arrancar con la reseña propiamente dicha; jajaja. Con respecto a cuestiones que allí mencionas, te hago una pregunta (porque creo que ya te lo leí decir en otra oportunidad, y a otra gente en otros lares también): ¿Cuál es la fuente fiable para asegurar que Tuomas estaba enamorado de Tarja? No digo que no pueda ser, eh; pero nunca nadie de ellos o del entorno lo confirmó, ¿verdad? ¿O me perdí de algo?
En cuanto a tus recomendaciones finales de “discos que valgan la pena de este año”, la verdad que no he escuchado ninguno. Estoy muy retrasado —en general— con la escucha de material más reciente. Pero el VoA de Clémentine nunca me despertó mucho entusiasmo; y es algo que me llama la atención, porque desde su ingreso como que despegó la popularidad de la banda (y yo los sigo desde sus inicios con Nicole Bogner). Lo poco que escuché de Seven Spires tampoco me copó. Si mal no recuerdo, ¿no mete mucho gutural Adrienne Cowan? No suele gustarme (y mucho menos cuando lo hace una mina, ya que lo siento muy débil y forzado). Y a Lost In Grey no los juno; así que los agrego a mi lista de pendientes de escucha…
¡SALUDOS!