¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? - Lorrie Moore

 

Hospital de ranas: un retrato de la adolescencia y la amistad en los '70 





Editorial: Eterna Cadencia

Año de publicación: 2019

Año de publicación original: 1994



«¿Estábamos simplemente esperando para dejar Horsehearts, nuestros amigos, nuestros enemigos, nuestra sofocante vida familiar? Con frecuencia pienso que en el centro de mí misma hay una voz que finalmente logró dividirse, una casa en mi corazón tan invadida por otra gente y sus maneras de hablar, por amigos a los que creí que era leal, por personas cuyas vidas solo puedo adivinar ahora, que me da la impresión de que soy solo una recopilación de ellos, que todos existieron por sí mismos, pero me formaron sin querer, y desaparecieron. ¿O acaso la expectativa era que yo me creara de la nada, que saliera de la nada y sola?»


Una novela que leí hace poco, por recomendación, fue "¿Quién se hará cargo del Hospital de Ranas?" de Lorrie Moore, una autora estadounidense que no conocía. La narradora, Marie-Benoît Carr, es una mujer de cuarenta y tantos años que está de viaje en París con Daniel, su marido, para acompañarlo a un congreso  sobre genética, ya que él es investigador médico. Su matrimonio está en crisis y ella, como el Marcel de Por el camino de Swann de Proust, a raíz de comer sesos en un restaurante comienza a recordar su adolescencia en Horsehearts, Estados Unidos, el pequeño pueblo en el que se crió, cerca de la frontera canadiense. 

El núcleo esencial del libro son sus memorias de la infancia y la adolescencia junto a su admirada amiga y compañera de escuela, SilsLa novela relata la época del verano de 1972, cuando las chicas tenían 15 años, vivían en el pequeño pueblo y trabajaban en un parque de diversiones, Storyland. Vamos leyendo sus inquietudes y momentos de rebeldía: las escapadas a fumar cigarrillo junto al cementerio, las salidas clandestinas a los bailes en los bares (con carnet de identidades falsos, porque todavía eran menores de edad), los días en los que Berie se escapaba de su casa (repleta de extraños, con sus padres que la ignoraban) para dormir en la de su amiga, donde encontraba un hogar más libre que el propio. 


«Estaba invadida por Sils, que ahora vive en mi infancia desaparecida, un lugar al que vuelvo de noche, en un sueño profundo, donde está ella, parada con sus brazos largos haciendo equilibrio en las piedras del arroyo del pantano, en las piedras del cementerio, en las piedras del camino de ripio de vuelta a casa». 


La familia de Sils, con sus hermanos músicos y su madre que trabajaba para mantener a la familia (el padre los había abandonado) representaba una compañía para la protagonista. El libro está ambientado en los años '70, en una época en la que no había Internet, redes sociales ni tecnología avanzada, en la que asomaban los últimos coletazos del movimiento hippie, el consumo de LSD... Por ejemplo, los hermanos de Sils se escapaban temporariamente a Canadá para evitar el reclutamiento militar, porque no querían ir a la Guerra de Vietnam. 

Berie admiraba a Sils porque tenía actitudes y cualidades de las que ella misma carecía: era atrevida, seductora, desenfadada, los hombres la miraban en los bailes, se había desarrollado físicamente antes que ella, tenía 15 años pero parecía una mujer de 20... Sentía que su amiga era bellísima y ella, el patito feo. La admiraba con auténtica devoción y sentía una lealtad tan grande hacia ella que la llevó a cometer acciones imprudentes con tal de ayudarla en situaciones difíciles. Acciones que le cambiaron la vida para siempre y ayudaron a sellar su destino. 




---ALERTA: SPOILERS---


Las cosas empiezan a cambiar entre las amigas cuando Sils se pone de novia con Mike, un joven un par de años mayor que ellas. Sin embargo, esto no hace más que afianzar la camaradería entre ambas, a pesar de los celos de él, que hasta le llega a espetar a Berie que estaba enamorada de su novia. La protagonista termina juntando el dinero (de manera ilegal) para pagarle un aborto en una clínica a Sils cuando queda embarazada, hasta paga al taxista que las lleva y las espera fuera de la clínica de Vermont. Si eso no es lealtad por una amiga, yo no sé que es. Las chicas no le habían dicho nada a sus padres ni a Mike. Sils no tenía ninguna intención de casarse y ser madre a los quince años, como les había ocurrido a otras jóvenes del pueblo, compañeras de colegio. 

Lo que me causó nostalgia de este libro es leer el crecimiento de las protagonistas y cómo la vida las separa. Marie va a estudiar a la universidad, termina siendo curadora de arte, porque sus padres pudieron pagarlo y se va a vivir a la ciudad. En cambio, su amiga se queda en el pueblo y trabaja como oficinista en el Correo. Cuando se reencuentran, a los treinta y tantos (cuando Berie se comprometió con Daniel, su futuro marido, un médico) ya no eran las mismas personas. 

Uno de los mayores logros de la autora es reflejar cómo salir del pueblo le cambió la vida a Berie, cuando sus padres la envían a un colegio internado en otra ciudad para alejarla de la "mala influencia" de Sils, ella logra despegarse del brillo de su amiga y comienza a vivir experiencias propias. Conoce otros amigos, tiene su primera relación sexual con un compañero, se pone de novia, luego se separa... El cuerpo le cambia y crece, lo que tanto anhelaba, al fin sucedió... 

Aun así, es triste saber el "presente" de ella, con un marido que la engaña con otras mujeres, que le quebró la cadera tirándola de la escalera en una pelea... Un matrimonio destruido que no daba para más y que ambos sostenían por costumbre. Como si un viaje a París pudiera arreglar lo que estaba roto hace tiempo...


---FIN DE LOS SPOILERS---


¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? es una novela que me conmovió porque me recordó a mi propia adolescencia, - lo que debe ocurrirle a varios lectores, me imagino- al grupo de amigas que tenía a los 15 años, con las que viví los primeros bailes, los primeros chicos de los que nos enamoramos, la primera vez que bebí alcohol, nuestros primeros vestidos en las fiestas de 15, las bandas de rock, las "pijamadas" en las que mirábamos películas de terror, los primeros libros compartidos y debates sobre las sagas de moda...¿Qué era mejor, Harry Potter o Crepúsculo? ¿Quién era el galán que estaba más bueno del cine? ¿Daniel Radcliffe o Robert Pattinson?¿Cuál era nuestra banda favorita? Cada cual tenía una a la que prefería. Esa intimidad que teníamos, esa sensación de que ellas eran tus hermanas del alma con las que compartías todo, era típico de aquella etapa. Sentías que esa amistad no iba a terminar nunca y que íbamos a crecer juntas, pero como les pasó a los personajes de este libro, no sucedió. Algunas (muy pocas) pudimos estudiar en la universidad, nos fuimos a vivir a ciudades grandes y otras se quedaron para siempre en el pueblo. 

Y cuando te reencontrás de vuelta -años después- ves que la vida de ellas sigue igual, parecida (como le pasó a Sils) a como era antes, pero la tuya cambió. Y eso te provoca nostalgia y tristeza porque ese tiempo en el que éramos jóvenes e inocentes no volverá jamás. Ahí radica la maestría de la narrativa de Lorrie Moore: contándote una historia sencilla, simple, abarca temas esenciales en la vida del ser humano como la amistad, la lealtad, el crecimiento personal, los padres ausentes, la soledad y vulnerabilidad de la adolescencia, el despertar sexual, la diferencia de clases sociales (el no tener dinero para pagar la universidad es el factor que hace que Sils se quede allí y su amiga no) y la garantía de que un matrimonio próspero a nivel económico no es garantía de felicidad... como le ocurre a la Berie adulta. 

La crisis que le sucede con su marido, Daniel, le hace añorar cuando era joven, aventurera y despreocupada, cuando Sils era su hermana del alma y podían ser libres, divertirse porque pensaban que tenían todo el futuro por delante. Luego crecieron y la vida les dio los primeros zarpazos y desencantos, las primeras cicatrices, de ahí que ante su triste presente la protagonista rememore los momentos más felices de su vida. 



Es una novela que se lee rápido, de estilo literario fácil y directo, con descripciones justas, el desarrollo de la psicología de los personajes es más que correcto, Lorrie Moore retrata de manera fiel cómo era ser adolescente en los '70, la ambientación del pueblo, los lugares, la cultura popular de la época, la música, logran recrear ese ambiente y llevarnos a aquella época remota, al menos para los que no la vivimos. Los saltos en el tiempo (que van desde los años '70 hasta los '90) están escritos de una manera impecable, es una autora que me gustó muchísimo y no tengo la menor duda de que voy a ir por el resto de su bibliografía. Además, es un libro corto, no más de 170 páginas, lo cual lo hace más ameno y entretenido. Le doy las gracias a las dos mujeres que me lo recomendaron, que supieron sacarle provecho, leyéndolo a los veintitantos y a los cincuenta. Aun cuando no llegaste a los cuarenta, como la narradora, es genial poder leer cómo se rememora una vida en retrospectiva, cómo las personas cambian con el paso de los años, de las décadas... y cuáles son aquellos recuerdos - felices o agridulces- que decidimos guardar en nuestra memoria. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Listado de Reseñas

Los 10 mejores discos del metal sinfónico

El italiano - Arturo Pérez-Reverte