Fangirl - Rainbow Rowell

Fangirl, o la escritura como catarsis 




Sinopsis

Cath y Wren son gemelas idénticas, y hasta hace poco lo hacían absolutamente todo juntas. Ahora están en la universidad. Wren le ha dejado claro que no piensa compartir habitación con ella. Para Wren es una oportunidad única de empezar de cero y conocer gente. Para Cath no es tan fácil. Es terriblemente tímida. Su único mundo es ser fan de Simon Snow, donde ella se siente a gusto, donde siempre sabe exactamente qué decir y donde puede escribir un romance mucho más intenso que cualquier cosa que haya experimentado en la vida real. Sin Wren, Cath se siente completamente sola, fuera de su zona de confort. Tiene una compañera de cuarto antipática, siempre acompañada de su atractivo novio, un profesor de escritura que piensa que el fan fiction es el fin del mundo civilizado, un guapo compañero de clase, que sólo quiere hablar de palabras... 

Editorial: Alfaguara juvenil 
Páginas: 512
Año de publicación en español: 2014





Cuando alzó la vista, vio que Reagan la observaba frunciendo el entrecejo.
- Haces que te compadezca otra vez. -le soltó.
Cath señaló a su compañera con el tenedor.
-No me compadezcas. No quiero que me compadezcas. 
-No puedo evitarlo - replicó Reagan -. Eres patética. 
-No lo soy.
-Lo eres. No tienes amigos, tu hermana te deja y eres maniática con la comida... Y estás obsesionada con Simon Snow. 

(Rowell, 2017, pág. 55) 




Si hay algo que admiro es la maestría de algunos escritores estadounidenses para escribir novela juvenil. A veces pienso que un factor determinante es que en Estados Unidos se dicta la carrera de Escritura Creativa, a diferencia de las universidades latinoamericanas. En autores como Rainbow Rowell, John Green, Rick Riordan, Suzanne Collins o Cassandra Clare no se nota que sus personajes fueron creados por adultos. Tal vez por ese motivo sus libros tuvieron un éxito rotundo entre los más chicos. Cuando van a comprar a la librería, no quieren elegir el que les mandó el profe para leer en la escuela, sino aquellos de portadas bonitas, escritos por anglosajones. O sino, se amontonan delante de una tienda de cómics de manga japoneses. Los he visto en la Feria del Libro, luchando para poder comprar un par de ejemplares de CardCaptor Sakura de CLAMP, mi manga favorito. 

Comencé a leer a Rainbow Rowell debido a las buenas críticas de su novela Eleanor y Park, hace varios años atrás. Era la historia de amor de dos adolescentes marginales en los años '80. La autora rompía con el estereotipo de la rubia porrista americana (o la morena inocentona y buena, a lo Gabriela Montez) y del futbolista o  basquetbolista que vemos en las las comedias adolescentes de USA (High School Musical, Ni idea, etc...) Si bien me gustó el libro, no me apasionó tanto como Fangirl. Porque Fangirl aborda la temática de la escritura de fan-fiction. Es un coming of an age, una historia de cómo una jovencita pasa de ser una adolescente a convertirse en una adulta. Un ejemplar de Fangirl fue mi regalo de cumpleaños número 21 y vaya que no me arrepiento, porque, varios años después, soportó una relectura de manera formidable. 

 ----------------------------------  ALERTA: SPOILERS -----------------------------


La historia comienza cuando las hermanas gemelas Cath y Wren se mudan al campus de la Universidad de Omaha, en Lincoln, Nebraska, para comenzar sus estudios universitarios. A lo largo del libro, vamos descubriendo que tenían una situación familiar compleja: su madre las había abandonado cuando eran pequeñas, había dejado a su padre y no tenían contacto con ella. Las chicas vivían con su padre, un publicista a lo Mad Men que sufría de episodios depresivos, por ese motivo sentían culpa al dejarlo solo en la casa. Ellas debían cuidar de él. 

En medio de todo este caos, la saga de libros y películas de Simon Snow fue un refugio para ambas, un mundo seguro donde podían perderse en medio de la catástrofe. Sin embargo, cuando comienzan los estudios, Wren suelta a Simon Snow, decide no compartir dormitorio con Cath y comienza a tener nuevas amistades. A irse de fiesta, beber alcohol, salir con chicos, en fin, la rebeldía adolescente en su máximo esplendor.

En cambio, su hermana Cath se la pasa encerrada escribiendo el fan-fiction del último libro de Simon Snow, su propia versión de la obra de Gemma. T. Leslie (un alter ego de J.K.Rowling). Su única comunicación con el mundo exterior son los usuarios de la comunidad de Fanfixx, la web donde publica sus escritos (Como la plataforma Wattpad, por ejemplo). Hasta que conoce a su compañera de cuarto, Reagan, una chica con más experiencia que ella, ruda, algo antipática al principio, pero muy lúcida, quien la ayuda a sociabilizar con otras personas, la acompaña a la cafetería del campus, la invita a restaurantes y bares y sobre todo, le presenta a Levi. Levi, amigo de Reagan de toda la vida, (y su ex novio) es el galán de la novela, por así decirlo. Rubio, delgado, alto, con entradas en el cabello, camisas de franela y su sonrisa eterna, estudia Gestión de Ranchos en otro campus de la universidad, en Agronomía. Cath, en cambio, cursa Literatura Inglesa, como era de esperarse.


Desde que Abel había cortado con ella... Desde que Nick había empezado a sentarse a su lado.. Cath había empezado a notar cosas. 

Chicos.
Hombres.
Por todas partes. 

Enserio, por todas partes. En las clases. En el centro de estudiantes. En las residencias, en los pisos superiores, en los inferiores. Y no se parecían en nada a los del colegio, eso seguro. ¿Cómo era posible que un solo año supusiese tanta diferencia? Cath se sorprendía a si misma mirándoles el cuello y las manos. Advertía la rotundidad de sus mandíbulas, las protuberancias del pecho, el pelo...

El rastro de las cejas de Nick la arrastraba al nacimiento de su cuello, las patillas se le adivinaban en las mejillas, veía los músculos de su hombro izquierdo moverse por debajo de su camiseta.
Incluso Levi representaba una distracción. Una distracción casi constante. Con aquel cuello tan largo y bronceado. Y la nuez que subía y bajaba, y los tendones del cuello que se tensaban cuando reía. Cath se sentía distinta, sintonizada. Loca por los chicos (aunque ya no fueran chicos ni mucho menos).        (Rowell, 2017, pág. 102 y 103) 


Lo que más me gusta de este libro es que la relación entre Cath y Levi está muy bien desarrollada, no es un "amor a primera vista" como en otros libros del género y los dos personajes son bastante realistas. Se escapan del cliché de las típicas novelas para adolescentes, ni ella es una diosa de la belleza ni él un Troy Bolton, tampoco él es un muchacho celoso, posesivo y agresivo, como están de moda ahora en las novelas llamadas young adult (como las aberraciones de After de Anna Todd, Maravilloso desastre de Jamie McGuire o A tres metros sobre el cielo, de Federico Moccia.) Red flags por todas partes con estos tóxicos literarios

Parece que un protagonista de una novela adolescente tiene que ser "un chico malo" para ser atractivo, sexy y encantador y que para enamorar a la chica, debe tener actitudes horribles de macho alfa cavernícola con la protagonista. Luego el supuesto galán termina redimiéndose gracias a la angelical muchacha que lo convierte en "un chico bueno", y todos felices y comieron perdices. Versiones de Christian Grey y Edward Cullen para adolescentes. Por suerte, Rainbow Rowell le escapa a ese tipo de personajes tan tóxicos e irreales, y  escribe un libro coherente, entretenido y verosímil, dentro de la ficción.





 "Procuró no mirarlo a los ojos, porque cada vez que lo miraba, se lo imaginaba besando a alguien, bien a ella, bien a aquella otra chica y ambos recuerdos le resultaban igual de dolorosos. Sabía como funcionaba eso. Levi tenía los ojos azules y amables. Te hacían sentir que te prefería al resto del mundo." (Rowell, pág.. 263) 







Lo que más me gusta de Fangirl  es que no se queda sólo en la historia de amor y el despertar sexual de Cath, sino que lo que un tema que es relevante es la importancia de la escritura en la vida de una persona. Una de las mejores escenas del libro es cuando la profesora de Escritura Creativa les pide a sus alumnos que lleven algo y a la protagonista, no se le ocurre mejor idea que entregarle una historia sobre Simon Snow. La docente la desaprueba y le dice que lo que la joven escribió es un plagio. Aquel mundo mágico y sus personajes no le pertenecen a ella, sino a Gemma. T. Leslie. 

Cath va a entrar en crisis por este motivo, aquí es donde se da cuenta que para encontrar su propia voz como autora, debe dejar partir a Simon y a Baz y crear su mundo propio, sus propias historias, para no convertirse en una farsante, una imitadora, como se sintió cuando la increpó su profesora. Más allá de esto, también la miseria humana se hace presente en el libro, en el personaje de Nick, el compañero sinvergüenza de ella que finge ser su amigo, se aprovecha de su talento literario, le roba su historia y para colmo, casi consigue una beca tras plagiarla descaradamente. 








"Era agradable perderse en el mundo de los hechiceros y quedarse allí tanto como quisiera. No oír ninguna otra voz que la de Simon y Baz en su cabeza. Ni siquiera la suya propia. Por eso Cath escribía fic. Por esas horas en las que el mundo de Simon y Baz la arrancaba de la realidad. Por ese tiempo que pasaba cabalgando los sentimientos de sus personajes como una ola, como si corriera colina abajo."  (Rowell, 2017. Pág. 114) 










Otra de mis partes favoritas es la escena en la que Levi debe rendir un examen de literatura y como le costaba concentrarse, Cath lo ayuda a estudiar, le lee el libro en voz alta y él logra aprobar. En el fondo, Levi es un chico listo. Sabe que una de las pocas maneras de conquistarla es preguntarle por Simon Snow, entonces le pide que le lea todas las historias de fan-fiction que va escribiendo a lo largo del semestre. 

No pude evitar unas cuantas carcajadas leyendo los consejos de Reagan a Cath sobre cómo vestirse para una cita con un chico y cómo comportarse con él... Es muy gracioso el contraste entre ambas, por un lado, la experiencia y la mundanidad de su compañera y por el otro, la inocencia y el desconcierto de Cath, a la que le cuesta abrirse con Levi a pesar de que no es su primer novio, ya que su primer amor (más un amigo que una  pareja), -un vecino mexicano con el que compartieron toda la infancia y adolescencia-, la dejó por otra chica.  



A pesar de que es una novela contemporánea, Levi es el tipo de novio que toda chica desearía tener. No sólo es amable, educado, simpático, sino que siempre está cuando Cath lo necesita, la lleva en su camioneta en el momento en que surge alguna emergencia con sus familiares, la acompaña a la salida de la biblioteca por las noches, la cuida y protege como lo haría un caballero. Aun así, es un personaje que por supuesto que comete errores y se equivoca, sino, sería poco verosímil. Es la prueba de que puede construirse un personaje que no sea un bruto canchero y desalmado para que funcione en una novela juvenil.  Tal vez este fue uno de los factores por los que esta novela hizo furor entre los jóvenes y hasta se publicó un manga sobre esta historia. En Pinterest está lleno de imágenes digitales creadas por los fans y los lectores de esta novela, hasta hay recreaciones de personas disfrazadas como los protagonistas. 

Abordar la cultura de los fanáticos de las sagas de fantasía juveniles y el mundo del fanfiction es un acierto de parte de la autora. Las comunidades de fans de sagas online como Harry Latino, por ejemplo, fueron muy influyentes para el éxito masivo de los escritores de este género. Fueron los fans los que se agruparon, difundieron y promocionaron los libros, por ejemplo, realizando traducciones ad honorem antes de que los últimos tomos de Harry Potter fueran publicados en español por Editorial Salamandra. Elaboraron un diccionario con todos los personajes y las criaturas que aparecían en la saga, como El Diccionario.org, al que yo ingresaba embelesada cuando era una niña que recién conocía el universo mágico de J.K.Rowling.

El furor y la importancia cultural de Simon Snow en Fangirl está basado en hechos reales. Rowell nos demuestra el poder de la literatura y cómo cobra vida en sus jóvenes lectores. Cómo les cambia la vida y los ayuda a transitar por momentos difíciles de la vida. Cath podría ser, tranquilamente, cualquier fan de Harry Potter que se aferró a esa saga como si se le fuera la vida en ello y que, debido a las durezas de la vida y las circunstancias, logró soltarla,  crecer y dejarla como una compañía, pero comprendiendo que sí quería ser una escritora de verdad, debía encontrar su propia voz. 



Fangirl es una de las novelas juveniles más interesantes que leí en los últimos años, Rainbow Rowell es una buena escritora que sabe ponerse en la piel de unos personajes que están dejando la adolescencia y comenzando a ser adultos, pero sin que se note que está escrito por alguien mayor. Cath, Levi, Nick, Wren, Reagan, parecen jóvenes de los 2000, no de los años noventa ni de los ochenta en los que la autora vivió sus años universitarios. Ahí está la proeza de esta escritora, que logró contar una historia realista que no está repleta de modismos ni de un vocabulario artificial como hicieron otros autores. Y por eso me gusta tanto, porque en medio de tantas novedades repletas de clichés, de historias de amor entre la chica buena y delicada y el joven guapo basquetbolista o futbolista (High School Musical, Sierra Burguess is a loser... El Stand de los Besos, etc...) nos encontramos con personajes más reales, sencillos, que tranquilamente podríamos encontrar en la vida real. 

Además, no solamente se queda en la historia de amor, sino que aborda otras temáticas hasta más relevantes e importantes, como la importancia de la escritura como catarsis, el crecimiento que implica irte de tu hogar y alejarte de tus familiares, aprender a convivir con personas desconocidas y no es para menos, aprender a ser una estudiante universitaria, tarea nada fácil para una chica de 18 años como Cath. 

Fangirl es una de esas novelas que soportó una relectura tras varios años abandonada en uno de los estantes de mi biblioteca y salió airosa. Es más, con la edad que tengo ahora le saqué muchísimo más provecho que cuando la leí por primera vez. Será que en aquel entonces, como Cath, yo también comenzaba la universidad y se me abría un mundo entero por delante...


Los meses transcurren a un ritmo distinto en la universidad -afirmó Levi- Sobre todo el primer año. Suceden muchísimas cosas. Un mes de novato equivale a seis meses normales; son como meses de perro. (Rowell, pág. 207) 


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