The Loudest Silence - Aesthetic Ilussion

"Sarajevo, mi amor"


Symphonic Metal desde los montañosos y nevados Balcanes







Tracklist


1.Illusion Aeternus - 02:36 (instrumental)

2.Redemption - 05:16

3.Two-Faced Ghost - 07:36

4.Wood Nymph - 04:22

5.Acheron - 06:44

6.The Loudest Silence - 02:58

7.Soul Reflection - 05:18

8.Theatre of the Absurd - 06:33

9.Wake Up in My Dream - 05:22

10.Gallery of Wonders (Ft. Mark Jansen) - 11:55

11.The Loudest Silence (Through the Glowing Door) - 02:58




Año: 2018

Metal Sinfónico atmosférico

Sello: Independiente


Sarajevo, Bosnia Herzegovina… ciudad que en mi mente visité en múltiples oportunidades, a veces leyendo novelas de escritores balcánicos, italianos, españoles y argentinos. También la he visto en varias películas, bélicas, sobre todo. No pierdo la esperanza de algún día poder conocer ésta ciudad tristemente célebre por haber soportado el asedio de guerra más largo del siglo XX. Durante cuatro largos años sus habitantes fueron sitiados y bombardeados sin compasión alguna y tuvieron que sobrevivir sin luz, agua, gas, servicios públicos de transporte; padeciendo hambre, frío y terror, asediados día y noche por los despiadados francotiradores que estaban ocultos por toda la ciudad.

La cuestión es que los Balcanes y su complicada y trágica historia, me despiertan fascinación y por eso he devorado muchas obras artísticas que salieron de allí, especialmente su riquísima y excelente literatura. Quedé subyugada por las novelas históricas del único Premio Nobel de Literatura yugoslavo, Ivo Andrić, de origen croata, que escribía sobre Bosnia y luego auto declarado ciudadano serbio. ¿Complejo el asunto? Ni de lejos.

Podría nombrar una decena de autores croatas, bosnios y serbios a los que he leído con devoción, pero no viene al caso, aquí estoy para escribir sobre música, no de literatura. Por eso me llevé una gratísima sorpresa cuando encontré a una de las únicas dos bandas de metal sinfónico que existen en la joven Bosnia, que existe como país autónomo desde 1991 y logró su tan anhelada independencia en 1995, luego de cuatro años de martirio, sangre y dolor.

Por eso fue muy curioso y gratificante encontrar, como una aguja en un pajar, dos bandas de symphonic metal, una es The Loudest Silence y la otra, Starbridge. Esto es lo que me llevó a la siguiente reflexión: el metal (en todos sus subgéneros y variantes) siempre fue una vía de escape y distensión para los jóvenes, ya sean músicos o fans, una manera de canalizar emociones y sentimientos, alegría, dolor, frustración, rabia, tristeza…

Un país con una historia reciente trágica y dolorosa como la de los que integraban la ex Yugoslavia, es caldo de cultivo para nuestro adorado metal, en forma de heavy, thrash, black, death, sinfónico, progresivo… lo que une a los músicos es el mismo sentimiento de expresar sus emociones y pensamientos. Cito a Andrić: "El puente permaneció como si estuviera condenado a muerte, pero, no obstante, entero e intacto, entre los dos lados en guerra" , metáfora que podría aplicarse a la situación en esos países. Hay vida y memoria: después de la guerra, quedan cicatrices muy difíciles de curar o como diría la escritora española Clara Usón en su magnífica novela “La Hija del Este”: “el pasado siempre está presente en los Balcanes, los tiempos se confunden y el olvido no existe".

Por eso me salió una sonrisa al ver a Mark Jansen, el fundador y líder de Epica, apoyando a ésta banda y colaborando con sus guturales en una de las canciones. El holandés demuestra lo excelente persona que es, aportando su granito de arena para que un grupo independiente alejado del epicentro de la industria musical metalera adquiera un poco de notoriedad. Así fue como los conocí, gracias a la colaboración de Mark, uno de los genios compositores del metal sinfónico y principales representantes.

Oriundos de la cosmopolita y mítica Sarajevo, The Loudest Silence se formaron en el 2010 y tardaron ocho años en sacar su disco debut “Aesthetic Illusion”, un trabajo de metal sinfónico con influencia gótica y una personalidad muy marcada. Lejos del estilo “happy power” de las bandas escandinavas o alemanas, lo que nos presentan los bosnios aquí es un LP impregnado de tristeza, oscuridad y melancolía.

El primer tema es “Ilussion Adertus”, una introducción instrumental a base de violines, piano, y viola, bellísima y de ambiente misterioso, da lugar a “Redemption”, que incluye una melodía oriental en los teclados. Lo primero que se me vino a la cabeza al oírlo son los After Forever con Mark Jansen y Epica. Pero lo más sorprendente es la voz de Taida, la cantante, que no es una imitadora de Tarja ni Simone, tiene un estilo propio, combinando el canto lírico y el registro más natural, lo que me parece fantástico.

La música está influenciada por el power, el gótico y el sinfónico clásico de las bandas de Europa Oriental. El único aspecto negativo es la producción poco nítida del disco, comprensible en un grupo independiente que saca su primer disco debut a pulmón y que no andan sobrados de presupuesto.

Otro tema destacado es “Too Faced Ghost”, donde resalta el canto operístico y los riffs afilados de guitarra, un trabajo excelente en los teclados, aportándole oscuridad y pinceladas góticas Adaptaron las bases del género a su propio territorio y eso es lo que los hace fascinantes, a pesar de su simplicidad y de que recién arrancan. Taida se luce y su bellísima interpretación te transporta a otro mundo, a las orillas del río Miljacka tal vez o bajo la sombra del monte Igman.

“Wood Nymph” es de mis favoritas, por la inclusión de flautas, lo que le otorga una belleza única que la distingue de las demás canciones. Taida llega a conmover al oyente en tracks como “Acheron”, con su timbre tan dulce y expresivo, además de tener una técnica buena que puede ir puliendo con los años.

Lo único que no se escucha del todo nítido son las pistas de guitarra, este disco hubiera ganado con una mezcla y una producción más profesional, la cosa seria diferente con un Sascha Paeth o Joost van der Broek a cargo. Pero el talento y las ganas de triunfar están, se notan a nivel instrumental en los cambios de ritmo, el trabajo en los teclados y el baterista que aporrea su instrumento como si le fuera la vida en ello. Podrían acortar un poco la duración de las canciones, aunque valoro el hecho de que sepan combinar la melodía y la agresividad.

La única canción alegre del álbum es el medio tiempo “Wake Up in My Dream”, de ambiente luminoso y pesada, con unos excelentes solos de guitarra y mucha garra de parte de los músicos. Muy curioso que en el edificio donde grabaron el videoclip, los vidrios de las ventanas están resquebrajados y llenos de orificios causados por balazos… secuelas físicas de la terrible guerra que soportaron, que todavía son visibles en varias construcciones antiguas de la ciudad y las ruinas a las afueras.

Una sensación parecida tengo al ver el videoclip de la balada al piano “The Loudest Silence”, con bastante influencia gothic/doom. Es desoladora, agreste, triste y eso le da una personalidad propia. Cuando veo a Taida corriendo por las colinas que circundan Sarajevo, con su inocente vestido blanco, no puedo evitar pensar que allí era donde estaba el ejército de Mladić instalado, ametrallando y bombardeando la ciudad durante cuatro años seguidos, mientras los ciudadanos de Sarajevo y los periodistas que fueron a cubrir el sitio desde el Holiday Inn vivían en una interminable pesadilla. ¿Y después se sorprenden que Bosnia esté repleto de bandas de Black Metal? Esa gente ha estado en el infierno de verdad y afortunados son los que vivieron para contarlo.

Por otro lado, “Theatre of the Absurd” es de los temas más cautivantes, porque a pesar de las evidentes influencias de las bandas características del género, le encuentro cierto aporte de la música folclórica bosnia, sobre todo en la importancia de la vocalización y la sección instrumental.

La última canción destacable es “Gallery of Wonders” y la más compleja del conjunto: una combinación de power metal, gothic, y sinfónico, donde colabora el señor Mark Jansen con sus guturales, que ha mejorado mucho, hay que admitirlo. La batería suena atronadora y después aparecen la flauta, los teclados y los instrumentos clásicos de cuerda, lo que le otorga una belleza descomunal. La mejor canción de todo el disco, sin discusión. Aunque podría competir con la última, la balada "The Loudest Silence (Through the Glowing Door)", en la que se destaca la sección orquestal, demás está decir que Taida se roba el protagonismo.

Este disco me despertó muchas sensaciones… es un viaje al interior de los sentimientos de los habitantes de ese lejano país que Andrić solía retratar a la perfección en sus magníficas novelas, como “Un puente sobre el Drina” o “Crónica de Travnik”. Es como un viaje al Sarajevo invernal, a las orillas heladas del Miljacka, observando todos esos cerros nevados que rodean a la ciudad, porque todo el disco desprende melancolía, tristeza, oscuridad… pero luz también, en algunas ocasiones, provocando un contraste interesante y fructífero, algo muy diferente a lo que estoy acostumbrada a escuchar en otros grupos. No suenan a copia de nadie, a pesar de que beben de los clásicos del género, supieron darle una vuelta de tuerca y obtener un sonido propio.

Por supuesto que les hace falta evolucionar y mejorar, como a todos los grupos que recién comienzan, pero son una banda prometedora y la vocalista lo hace bastante bien, es competente. Sumaría puntos conseguir mayor financiamiento y una producción superior, pero es comprensible teniendo en cuenta el contexto y las circunstancias. The Loudest Silence es una banda valiente que se dedica a un subgénero marginal y con escasa popularidad. Admiración total siento por esta gente y espero que vengan muchos discos más. Recordando el videoclip de Taida corriendo por las colinas que rodean Sarajevo, se me vino a la mente una frase del escritor y poeta más célebre de su tierra:


“Uno no debería tener miedo de los humanos. Bueno, no le tengo miedo a los humanos, sino a lo que hay de inhumano en ellos".


Ivo Andrić



Puntuación: 7,5/10











Músicos


Taida Nazraić - Voz

Denijal Ćatović - Teclados

Džemal Bijedić - Bajo

Mirza Ćorić - Guitarras

Damir Sinanović Bumbar - Batería


Músicos Invitados


Mark Jansen – Voz Gutural (track 10)

Tatjana Romanić - Violín, Viola (tracks 5, 10)

Ajla Subašić - Flauta (tracks 4, 10)

Muris Varajić - Guitarras (solo) (track 10)

Gordan Dizdarević Grk - Guitarras (acústica) (track 10)





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